Eva Winchester a la edad de 7 años pierde a sus padres quedando al cuidado de sus tíos que la toman como hija adoptiva.
Eva se encierra en su mundo de soledad con el dolor en su corazón por la pérdida de sus padres, donde sus emociones son contradictorias, sobre todo al aislarse de las personas que la rodean.
Llega el momento que alcanza su adolescencia donde ella cree haber encontrado a la persona que le cambiaría la vida... sin embargo, al confiar en la persona menos indicada la llevará a hundirse más en la depresión y la ansiedad.
Su vida dará un giro de 180° donde se muda de país encontrando personas que la ayudarán a salir adelante...
Acompáñame en esta nueva historia donde nos hará erizarnos la piel en apoyo a Eva quien necesita ayuda de urgencia.
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Capitulo 2
Naima Winchester:
Eran las 7:00 pm, por fin escuché estacionarse el auto de mi hermana, Nelmi mi hermana, traía a Eva, mi adorable sobrina de 7 años, un encanto de niña, tan obediente, que siempre me encantaba estar en su cuidado, dejé todo lo que había preparado en la estufa, apagaba los calentadores queriendo ya recibirla.
Naima: Ya llegó amor… ya llegó.
Gian: ¿Cómo lo sabes?
Naima: Ashhh, nunca estás pendiente… ven vamos…
Limpié las manos dejando caer sobre la meseta del lavamanos la toalla, vi caer en el piso cosa que ni importancia la di, apresuré el paso, quería ver su rostro, ella siempre pedía venir a mi cuidado… abrí la puerta en compañía de mi esposo. Gian ya de cuclillas con los brazos abiertos queriendo ser el primero en recibir a Eva, su padre Matteo bajaba las maletas del auto, Nelmi abrió la puerta, ya veía a Eva desesperada en querer llegar a nosotros, esa hermosa sonrisa que no había momento que no deseaba verla, por fin era el día…
Nelmi: Eva… espera… espera… ya te bajo.
Vi sus piecitos que saltaban con emoción corriendo hacia la puerta de la entrada, aquí estaba por fin mi sobrinita, tan bella y juguetona.
Eva: Tía… Tía… tío.
Gian: Ven pequeña.
Rodé los ojos al ver que fue a Gian al primero que lo abrazó con todas su fuerzas, la veía como enredó sus piernitas en su cuerpo…
Gian: MMM, que hermosa damita acaba de llegar.
Eva: Por fin pasaré unos días para ver pelis, jugar en la bicicleta, todo tía, hasta mis juegos de mesa traje.
Naima: Para tía no hay abrazo.
Me miró asintiendo con la cabeza tan feliz, Matteo con muchas maletas en su mano y otras que apenas tomar entre las manos, Gian dejó a Eva en el piso, me agaché quedando a su altura, acariciaba su cabello suave por el shampoo tan liviano que se le ponía.
Naima: (susurrando) te tengo una gran sorpresa, mañana nos iremos de compras y por supuesto muchas golosinas. Pero no le digas a mamá.
Eva: Mamá tía me llevará de compras.
Nelmi: Naima, no la mal consientas, luego no quiere irse más que estar con ustedes.
Naima: Es mi única sobrina.
Matteo: No por mucho tiempo.
Entreabrí los labios asombrada a las palabras de mi cuñado, bajé la mirada hacia Eva, una gran sonrisa tan característica de ella, se le dejaba ver…
Eva: Mamá me va a regalar un hermanito.
Naima: ¿en verdad? Mi vida… Ven aquí.
Gian dejó las maletas en la entrada recibiendo los abrazos de felicitaciones por parte de ambos, una gran felicidad por saber que pronto la familia se hará mucho más grande.
Naima: ¿Cómo no me dijiste por teléfono?
Nelmi: Quería que sea una sorpresa.
Gian: En hora buena… Eva, tienes que querer mucho a tu nuevo hermanito.
Matteo: Ya quiere que salga de la pancita.
Reímos un poco, íbamos entrando dejando las maletas en la entrada, solo era una semana que mi hermana y su esposo tendrían que salir de viaje de negocios, los dos han sido una pareja perfecta en todos los sentidos, se han levantado creando un gran imperio en distribución de instrumentos quirúrgicos, les ha ido tan bien que ahora tenían una conferencia donde presentarían sus nuevos instrumentos revolucionando un poco la ciencia y claro la misma medicina.
Eva corrió hacia la cocina, no faltaba mucho para su cumpleaños número 8, apresuré el paso, no quería que descubriera todo lo que mi hermana me ha mandando para ir guardando y tenerle una gran fiesta de cumpleaños.
Eva: Esas galletitas…
Nelmi: Eva… no comas mucha azúcar.
Naima: déjala, sabe que en casa de tía Naima, puede conseguir muchas galletitas.
Eva: La ultima vez preparamos muchas.
Mi hermanas se sentó frente a la barra del desayunador, Gian y Matteo hablaban de negocios, ya que mi esposo era parte de su equipo de trabajo que en verdad eso nos mantenía tan unidos como familia.
Alcé a Eva sentando en una de las sillas, acerqué el plato de galletas, dejé un beso en su mejilla.
Eva: Adoro a mi tía.
Nelmi: ¿a mamá?
Eva: También.
Sonreí a sus palabras, dejé un vaso de leche con Eva, me senté frente a mi hermana. Ella sacó una tarjeta dejando sobre la barra.
Nelmi: Cubre los gastos de Eva con la tarjeta.
Naima: Como crees, ella no necesita de mamá ni papá cuando no están.
Miró a su madre asintiendo con la cabeza, metía una y otra sin detenerse, negué con la cabeza, las travesuras de una pequeña que nos robaba el corazón.
Nelmi: ¿Has vuelto ir al doctor?
Acaricié el cabello de Eva, le dio un sorbo a su vaso con leche prestando atención a las palabras de su madre, negué con la cabeza mirando hacia mi hermana.
Naima: No hay posibilidades, pero me basta con Eva y con mi nuevo sobrinito que viene en camino.
Nelmi: Cariño, sé que quieres mucho a Eva, es más… no pensaba en decirte de mi embarazo, sé lo mucho que anhelas un hijo.
Naima: He hecho hasta lo imposible, me quedaría en adoptar o un in vitro, hay buenos médicos en Italia, he buscado los mejores.
Nelmi: Si, sin duda sé de quienes hablas, papá y mamá darían su punto a favor, ella hubiera sido tan feliz que lograras tu sueño.
Eva: ¿No puedes darme primitos?
Tragué saliva, la miré con amor, sus palabras tan inocentes provocaban mucho en mi, no era fácil hablar con una pequeña de estos temas, pero muchas veces Eva estaba presente cuando mi menstruación llegaba mientras rogaba que no fuera.
Naima: tengo un problema para embarazarme, muchas mujeres lo pasamos, pero para eso están las sobrinas preciosas que nos dan esa felicidad que tanto queremos.
Mi hermana suspiró negando con la cabeza, me puse de pie dejando un beso en su cabecita. Ella me seguía con la mirada…
Eva: Eres mi segunda mamá… así que te amo igual que a mamá.
Mis ojos se humedecieron, muchas Eva decía cosas que me sacaban de mi estabilidad emocional, tanto que parecía que podía sentir lo que por dentro llevaba, no tan doloroso por que apenas tiene 7 años, pero me bastaba siempre su compañía para hacerme sentir mucho mejor.
Nelmi: solo es una semana, quizá pueda ser 15 días.
Naima: Tranquila, saben que su hija está en buenas manos.
Nelmi: Tengo la seguridad que con estos clientes de Italia nos va a resultar mucho mejor que con los de nuestro país.
Naima: ¿Si? ¿Eso por que?
Mi hermana sacó una carpeta llena de documentos, la dejó en la meseta, me hizo seña que los leyera, abrí la carpeta viendo que se trataba de un reconocido y muy cotizado hospital… “Vita Hope Nostra” leía cada articulo que mi hermana había sacado de ese hospital, asentía con la cabeza, todo lo que mi cuñado y hermana podían ofrecerles, ellos habían notificado que lo requerían.
Nelmi: No fue fácil contactar con ellos, pero la directora aceptó cuando le mandé la presentación.
Naima: Esta es una oportunidad para expandirse aun más.
Neilmi: Quiero un patrimonio para Eva y su hermanito.
Eva bajó de la silla, miraba de ambos lados tratando de buscar a su papá, en seguida Gian la llamó, le dio un chocolate…
Nelmi: Tanta azúcar y no los va a dejar dormir.
Naima: Es lo de menos, sabes que Gian ama a Eva.
Ahora mi hermana y yo estábamos completamente solas, miró por encima de sus hombros girando enfocándose a mí.
Nelmi: Naima, sabes que si algo nos llegara a pasar…
Naima: Ni lo digas, Eva es mi sobrina, pero ustedes son sus padres, ella siempre contará con sus padres.
Nelmi: Digo que si en algún momento de la vida, nos llegara a pasar algo, quiero que sepas que no hay personas más que tú y Gian que le confiaría la vida de mi hija. Todo está a nombre de ella, así que nunca le faltará nada.
Naima: Nelmi, me lo dices cada que salen de viaje, pero para tu tranquilidad, sabes que Eva es la luz de mis ojos, la que no dejaría jamás sola por nada del mundo, estoy aquí, está Gian para ella. Eso es algo que no debe preocuparte.
Nelmi: Lo sé, solo que hay cosas que a veces se nos pueden salir de las manos.
Me acerqué a mi hermana pasando mi mano por encima de sus hombros, la abracé con tanta fuerza dejando un beso en su mejilla, ella rodeó con su mano mi cintura. Levantó la mirada…
Nelmi: Te quiero mucho hermana, no sé que haría si no contara con tu apoyo. Eva los quiero mucho y ni con sus abuelos quiso ir.
Naima: Eva, sabe con quien si…
Las dos reímos, pasamos un poco más de tiempo revisando todos los documentos que tenían que presentar, se los ordené viendo la hora. Ella se bajó de la silla.
Matteo: Es hora amor, sino el vuelo nos deja.
Nelmi: Naima, te he dejado el numero del hotel donde nos hospedaremos, cualquier cosa, no dudes en llamarme.
Naima: Vayan… vayan… se les hace tarde.
Gian: Los llevo.
Matteo: No, el aeropuerto nos deja en reserva nuestro lugar, tuve que pagar con 1 semana y otra en garantía en caso que no lleguemos en una semana.
Eva, se acercó a su padre, le dio un beso abrazando.
Eva: No se apuren, yo aquí con tía me la paso muy bien.
Gian: ¿con tío?
Eva: Si, también.
Su madre se puso a su altura tomando sus manitas, le dejó varios besos en su mejilla, la pequeña reía y reía…
Nelmi: No duermas tarde, te lavarás los dientes, te bañarás temprano y nada de comer tanto dulce.
Eva: Sí mamá.
Reí a la manera tan harta que la hacían sentir con eso del azúcar, es cierto, muchas veces terminamos con dolor de pancita por todo lo que comemos, aunque nuestra rutina era mucho más preparada esta vez, así no tendríamos tiempo de solo comer, sino de conocer muchos lugares e ir de compras que era lo que más le gustaba. Los acompañamos a la puerta, Eva dio varios pasos mientras sus padres levantaban las manos despidiéndose de ella. Daba saltos emocionados, se subieron a su camioneta, ella esperaba el momento que ya no los viera… encendieron la camioneta avanzando con un poco de apuro, miré la hora, estaban justo a tiempo para declarar sus maletas e irse tranquilamente.
Cerré la puerta, Eva me miró de reojo, corriendo hacia la habitación donde se quedaba conmigo mientras su estancia fuera…
Gian: No te vayas a caer.
Naima: Trae las palomitas.
Eva: quiero ver una terror.
Gian: No, luego una pequeña no puede dormir.
Seguía su paso, abrió la puerta, saltando hacia la cama, su pequeña carcajada con su cuerpo rebotando sobre la cama, parecía que esa edad no le dolería nada, se puso de pie saltando con tanta vida sobre ella.
Eva: Ven tía… ven…
Me acerqué recostándome en un lado… ella se lanzó cayendo sobre la cama, giró su cuerpecito llegando hacia a mi lado, tomó mi mano pasando por encima de su cuerpecito.
Eva: Abrázame tía…. Quiero que te imagines que siempre seré tu hija, si Diosito no te da uno, me tendrás a mí para siempre.
Dejé un beso en su cabecita asintiendo con la cabeza.
Naima: Serás siempre mi hija aunque sea en secreto…
Su manita pasó por mi vientre, reuntaba más su cuerpecito al mío, a Eva la consideraba como mi propia hija, verla desde recién nacida y conocer cada gusto que ella tenía, era un paso más para llegar siempre a ella.
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Eva Winchester