Beatriz Salinas, conocida como Bea, asume con entusiasmo la vida; sin embargo, pronto su vida cambiará de un momento a otro y una vorágine de emociones, sentimientos y acontecimientos la podrían llevar a conocer al verdadero amor.
Bea desconoce que tras ella existe una persona obsesionada con acabar con su existencia; y que la vida perfecta que creía tener se puede desmoronar en cualquier momento.
¿Podrá Bea liberarse de quien quiere lastimarla?
¿Podrá Bea reconocer el amor de su vida en medio del caos que se avecina?
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12. Con lo mío nadie se mete
Yolanda tuvo que pedirle perdón a Bea, por las cosas que le había dicho. Adrián la obligó a hacerlo, después de ver la reacción de Kevin, era la primera vez que su sobrino defendía a alguien, y empezó a replantearse la posibilidad de que la inocencia de Bea fuera algo fingido.
Aclarado el asunto y superado el impase, todos volvieron a sus lugares; sobre Yolanda pendía una advertencia del dueño del bufete, quien le señaló que si cometía un error más, se despidiera del trabajo.
Edward iba a retirarse a almorzar cuando le señalaron que había llegado el paciente que no había llegado a su hora, lo hizo pasar para atenderlo.
- "Buenas tardes, disculpe por no llegar a tiempo, sucedió algo inesperado. Gracias por atenderme", dijo William Salinas, quien se había quedado con Liliana hasta que no tuviera problemas para que atendieran a su sobrino.
- "Buenas tardes, dígame ¿qué es lo que está sintiendo?", preguntó Edward.
- "Últimamente, siento cambios de visión, aunque el oftalmólogo no ha encontrado nada, hay días que amanezco confundido, no hay día que no tenga dolores de cabeza que empeoran por la mañana", respondió William.
Edward le hizo un examen neurológico completo y le pidió que se hiciera una prueba por imágenes, dándole las indicaciones, apenas tuviera los resultados debería volver a consulta.
Cuando William terminó la consulta, fue a ver a Liliana y su sobrino, quien estaba con una sonrisa en el rostro.
- "Dylan, él es mi amigo William", expresó Liliana.
- "Hola", dijo Dylan tímidamente, mirando con ojitos brillantes a William.
- "Hola campeón, vas a estar bien", manifestó William.
Luego, William y Liliana fueron a un costado mientras que Dylan jugaba con un pequeño carrito.
- "Voy a devolver lo que gastaste te lo aseguro, solo dame un poco de tiempo", manifestó Liliana, preocupada de cómo va a pagar lo que debía, pero sabía que tenía que hacerlo, de pronto su número de celular sonó insistentemente. "Lo siento, señor García, mi sobrino tuvo un accidente y no pude ir a la oficina, pero me voy a poner al día pronto... (se escuchan gritos que William no puede entender, pero que el rostro de Lorena le indican una mala noticia) Por favor, deme una oportunidad más, señor García no me despida... Entiendo, si revisaré, igual, gracias", Liliana colgó la mañana.
- "No te pueden despedir si tienes una emergencia familiar, tu contrato debe tener una cláusula por despido arbitrario", comentó William.
- "Es un trabajo por horas y metas, y no las cumplí... siento que hayas escuchado eso... Volveré a conseguir otro trabajo... Igual conseguiré el dinero para devolverte", manifestó Liliana.
- "No te preocupes, ahora solo concéntrate en Dylan...", expresó William con una cálida sonrisa.
William le pidió su número y la llamó, le requirió que lo guardara y cualquier cosa que lo llamara, Liliana solo sonrió, tenía muchas preocupaciones, el pequeño Dylan recién iría a un colegio el próximo año y las guarderías a las que podía llevarlo, no tenían mucho cuidado, tanto que hoy terminó en un hospital, por eso no había conseguido un trabajo permanente.
Por otro lado, Edward sube a su vehículo, saca unos papeles de la cajuela; entre ellos un mapa, lo revisa con detenimiento; cuando lo vuelve a guardar, revisa la pistola semiautomática que también guarda en el mismo lugar, parece que todo está en orden sigue en las misma condiciones y procede a guardarla, cierra la cajuela y arranca su vehículo.
Sin embargo, tiene que detenerse porque su móvil suena, no creyó escuchar la voz de la otra persona en la llamada, sonríe y sabe que tiene que cambiar sus planes, para dirigirse al aeropuerto.
Desde los grandes ventanales del hospital, Ada mira partir el vehículo de Edward Safra, sus colegas le han informado que muchas suspiran por él, y que solo se ha involucrado con Linda Fernández desde que llegó al hospital, pero que al parecer recién han terminado su relación. Teniendo en cuenta lo que le contó su amiga Bea, pudo atar cabos y descubrir que la tal Linda era con quien estaba involucrado Bruno esa noche mientras engañaban a ambos.
Ara volteó cuando escuchó el escándalo que se había formado, la enfermera principal de aquel piso estaba en el suelo y sobre ella tenía a Linda Fernández golpeándola sin cesar, el cabello de la enfermera era un desastre, tenía los brazos todos arañados, mientras cubría su cara para que Linda no se la arruine.
- "Me dijeron que andas de coqueta con mi novio, te voy a enseñar que con lo mío nadie se mete, perr@ maldit@", gritó Linda.
Linda necesitaba justificar ante su padre las razones por las cuales su relación con Edward había terminado y no iba a ser por su desliz con Bruno, una vez más usaría las circunstancias a su favor; y desesperada golpeaba a la enfermera ante la mirada absorta de todos los presentes, incapaces de separarlas.