el día en que sería feliz me encuentro con la sorpresa de que el hombre que sería mi esposo me traiciona con mi mejor amiga.desde ese momento mi mundo se nublo y decidí ser la viuda de blanco
NovelToon tiene autorización de viviana montes para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
capitulo 4
Al llegar a la mansión de Donatello, mi corazón inicia de nuevo a saltar con ansiedad. Es extraño, ya que desde hace mucho no sentía eso.
Fue entonces cuando lo vi, con su traje ceñido a su cuerpo, lo veo con esa sonrisa que deslumbra. Mi corazón late más rápido.
Pero cuando llegué a su lado, veo a una mujer que lo acompaña. Mi corazón se detiene. ¿Quién es ella?
Donatello se acerca a mí, sonriendo.
—Bella, gracias por venir —dice—. Te presento a mi hermana, Francesca.
Francesca sonríe y me saluda con un beso en la mejilla.
—Encantada de conocerte, Bella —dice.
Me siento aliviada. Su hermana. No una novia o una amante.
Donatello me ofrece su brazo y me lleva al salón, donde los demás invitados están esperando.
—Esta noche será inolvidable —dice, mirándome con intensidad.
Mi corazón vuelve a saltar. ¿Qué tiene planeado Donatello?
Me siento confundida por su mirada intensa. ¿Qué quiere decir con eso?
La cena es elegante y sofisticada, y Donatello es el anfitrión perfecto. Pero no puedo evitar sentirme incómoda cerca de él.
Cuando la cena termina, Donatello se levanta y anuncia que hay una sorpresa para todos.
—Por favor, siganme —dice, sonriendo.
Me pregunto qué será la sorpresa. ¿Algo relacionado con la empresa?
Me levanto y sigo a Donatello, junto con los demás invitados.
Seguimos a Donatello a través de un pasillo elegante hasta llegar a un jardín interior impresionante. La iluminación es mágica, con luces que parecen estrellas en el cielo.
En el centro del jardín, hay una orquesta que comienza a tocar una melodía romántica.
—Una noche bajo las estrellas —dice Donatello, sonriendo—. Espero que disfruten.
Me siento abrumada por la belleza del lugar. No esperaba esto.
Donatello se acerca a mí y me ofrece su mano.
—¿Bailarías conmigo, Bella? —pregunta, mirándome con intensidad.
Me siento nerviosa. No sé qué hacer. Pero algo en su mirada me hace querer decir sí.
—Sí —digo finalmente, tomándole la mano.
La orquesta comienza a tocar un vals y Donatello me lleva al centro del jardín. Me siento como si estuviera flotando en sus brazos.
Todos los ejecutivos se quedan viendo la escena, boquiabiertos. Me siento incómoda con tanta atención.
Cuando los miro, reacciono y me separo de Donatello, dejándolo solo en la mitad del baile.
—Lo siento —digo, intentando sonar tranquila—. No quiero dar lugar a malas interpretaciones.
Donatello se acerca a mí, con una sonrisa en su rostro.
—Bella, no hay nada que disculpar —dice—. Solo quería...
—Por favor, no se tome atribuciones conmigo —lo interrumpo, intentando mantener la distancia—. Si yo llegué a esta reunión solo fue por cortesía.
Donatello se detiene, su sonrisa desaparece y su mirada se vuelve intensa.
—Entiendo —dice, con una voz baja y controlada—. Lo siento si te he hecho sentir incómoda.
Me siento un poco culpable por haber reaccionado de esa manera, pero no quiero que Donatello piense que estoy interesada en él.
—No hay nada que disculpar —digo, intentando sonar amable—. Solo quiero mantener las cosas claras.
Donatello asiente y se da la vuelta, regresando a su lugar como anfitrión.
Me siento aliviada, pero también un poco confundida. ¿Por qué reaccioné de esa manera?