Danara, una adolescente de 16 años, se siente atrapada entre sus inseguridades y la presión de encajar en la sociedad. Su vida da un giro cuando conoce a Luca, el nuevo vecino de 18 años, extrovertido y lleno de energía, pero con sus propias inseguridades sobre su futuro. A pesar de sus diferencias, entre ellos surge una conexión especial, pero Danara lucha con sus miedos y la diferencia de edad, mientras que Luca teme no ser suficiente para ella.
A lo largo del verano, ambos enfrentan sus temores, aprenden a confiar el uno en el otro y a comprender sus sentimientos. Sin embargo, con el fin de las vacaciones, deben hacer frente a nuevas responsabilidades: Luca se prepara para la universidad y Danara comienza la secundaria. A pesar de los desafíos del futuro, su relación se fortalece, y juntos prometen seguir adelante, enfrentando lo que venga con valentía y amor.
NovelToon tiene autorización de F10r para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
capitulo 22
Danara
Cuando volví a salir del baño, ya vestida y un poco más calmada, Luca seguía en mi habitación. Estaba sentado en mi cama, con una de mis almohadas en las manos, observando cada detalle de mi espacio como si fuera un museo.
—No sabía que te gustaban los peluches tanto como a mí —comentó, levantando un pequeño conejo de felpa que tenía desde que era niña.
Rodé los ojos, aunque no pude evitar sonreír.
—No son solo peluches, cada uno tiene un significado especial —le respondí, quitándole al conejo de las manos y colocándolo en su lugar.
Luca se rió, pero no de forma burlona,sino con esa calidez que siempre parecía desarmarme.
—Claro que sí, todo en tu habitación tiene una historia, ¿verdad? —preguntó, con una sonrisa que mostraba más ternura que burla.
Me crucé de brazos, tratando de no dejarme intimidar por su mirada intensa.
—¿Y qué si es así? —respondí, levantando la barbilla.
Él negó con la cabeza, todavía sonriendo.
—Nada, Danara. Me gusta. Me gusta que todo aquí sea tan tú. Es como entrar en tu mente, en tu mundo.
Sus palabras me dejaron sin aliento por un momento. Nadie nunca había hablado de mí de esa manera, con tanta sinceridad. Me senté en el borde de la cama, evitando su mirada mientras trataba de procesar todo lo que sentía.
—Es extraño que estés aquí... —murmuré, mirando mis manos—. No suelo dejar que nadie entre a mi habitación.
Luca se inclinó un poco hacia mí, con una expresión suave y comprensiva.
—Lo sé, y aprecio mucho que me dejes hacerlo. Quiero ser parte de tu mundo, Danara —dijo, su voz baja y sincera.
Sentí que mi corazón latía más rápido al escuchar esas palabras. No estaba acostumbrada a que alguien se expresara de esa manera tan abierta y directa conmigo. Había algo en Luca, algo que me hacía sentir vulnerable pero, al mismo tiempo, segura.
Miré a Luca, y por un momento nuestras miradas se encontraron, como si todo lo que no decíamos estuviera flotando entre los dos. No sabía cómo interpretar esos sentimientos, pero no podía negar que algo estaba cambiando en mí.
—Tú me haces sentir cosas... que no entiendo —admití, casi en un susurro.
Luca se acercó aún más, su sonrisa era cálida y llena de confianza.
—Y está bien no entenderlas. Lo importante es que las sientas, Danara. No todo tiene que tener una explicación inmediata. —Se acercó hasta estar a un par de centímetros de mí y, con suavidad, tomó mi mano—. Lo que importa es que estamos aquí, ahora. Juntos.
Mis pensamientos se agolpaban. Había tantas dudas, tantas inseguridades en mi mente. Yo solo tenía 16 años, y Luca ya había vivido tantas cosas, tantas experiencias. Él había tenido muchas otras chicas antes que yo, y yo no sabía ni por dónde empezar.
—Pero tú... —comencé, pero no pude terminar la frase.
Luca se inclinó hacia mí, con los ojos llenos de ternura y paciencia.
—Yo no quiero que te preocupes por eso, Danara. Lo único que quiero es estar contigo, aprender de ti, y que tú también aprendas de mí. No hay prisa.
Me sentí tan aliviada al escuchar esas palabras, como si una carga se hubiera levantado de mis hombros. No tenía que ser perfecta, ni entender todo de inmediato. Lo que importaba era que estaba con él.
Finalmente, sonreí, más tranquila que antes.
—Gracias, Luca. —Mis palabras salieron con una sinceridad que no había esperado.
Él me devolvió la sonrisa, acercándose más.
—No tienes que agradecerme. Solo quiero que estés feliz.
En ese momento, con sus palabras y su mirada, sentí algo muy profundo, algo que me hacía sentir que todo lo que había temido, todo lo que había estado evitando, no era tan aterrador como pensaba. Estaba empezando a entender, a comprender lo que significaba estar con alguien como Luca, sin miedos, sin dudas, solo el simple hecho de ser yo misma a su lado.
Me incliné un poco hacia él, y en ese instante, fue como si el mundo a nuestro alrededor desapareciera. No importaba lo que otros pudieran pensar o las inseguridades que aún rondaban en mi mente. Solo importaba él y yo. Y algo en mi interior me decía que no debía huir de eso.
Luca vio mi movimiento y, con una suavidad que me dejó sin aliento, tomó un mechón de mi cabello, apartándolo de mi rostro con una ternura que casi me hizo perder el equilibrio.
—Danara... —susurró, su voz llena de emoción contenida—. Lo que estamos construyendo, lo que sentimos... no tienes que entenderlo todo ya. Solo tienes que sentirlo, como yo lo estoy sintiendo.
Sentí mi corazón latir más fuerte, un ritmo desordenado, pero era una sensación buena. Una sensación que me hacía querer más.
Entonces, sin pensarlo mucho, y con la certeza de que no podía dejar que ese momento se escapara, me acerqué un poco más a él, cerrando la distancia entre nuestros labios. Fue un beso suave, tierno, como si ambos estuviéramos probando la realidad de lo que estaba ocurriendo entre nosotros.
Cuando nos separamos, nuestros rostros seguían cerca, nuestros alientos entrelazados. Luca sonrió, pero era una sonrisa diferente, una que reflejaba algo más profundo, más sincero.
—¿Sabes qué? —dijo, en voz baja, casi como si fuera un secreto—. Estar aquí contigo... siento que todo tiene sentido.
Me quedé en silencio, no encontrando las palabras para responder, pero entendiendo que ese beso había sido un punto de no retorno. Había algo nuevo, algo lleno de posibilidades, que estábamos dispuestos a explorar juntos.
Y en ese momento, me di cuenta de que, aunque aún no entendiera todo lo que sentía, estaba lista para seguir adelante. Con Luca. Con todo lo que él me ofrecía. Sin miedo, sin dudas.
—Yo también siento lo mismo, Luca —respondí finalmente, sonriendo con una tranquilidad que no había tenido antes.
Y en ese instante, supe que esto no era solo un capítulo de mi vida. Era el inicio de algo mucho más grande, algo que nos unía de una manera que ni yo misma había podido imaginar.