La joven, cuyo corazón había sido destrozado por la crueldad de aquellos que una vez habían sido sus seres queridos, ahora caminaba por un sendero de venganza. Había perdido todo: su hogar, su familia, su inocencia. La amargura y el dolor habían dado paso a una sed de justicia, que la impulsaba a buscar a aquellos que le habían arrebatado todo. Sin embargo, el destino, que parecía tener un plan propio para ella, nuevamente la pondría a prueba. La joven se encontraría cara a cara con su pasado, y debería enfrentar las sombras que la habían perseguido durante tanto tiempo. ¿Podría encontrar la fuerza para perdonar y seguir adelante, o la venganza la consumiría por completo? Eso solo el tiempo lo diría.
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capítulo 8
Elizabeth entró por la puerta que daba a la bodega, se dirigió directamente a su habitación y se recostó en la cama, sintiendo un profundo alivio y felicidad. Después de todo, por fin su corazón latía de emoción y desde mañana sería feliz por el resto de su vida. Pensando en Henry y en su futuro juntos, se quedó dormida mientras abrazaba la almohada, sonriendo en sueños.
Mientras tanto, Emir corría por el camino que daba a las afueras de la mansión, determinado a encontrar a Henry. "Tiene que estar por aquí, no se pudo haber ido tan rápido", se dijo a sí mismo. Siguió por el camino hasta que llegó al gran mercado, un lugar bullicioso y lleno de vida, donde se juntaba mucha gente tanto del pueblo como extranjeros a vender todo tipos de cosas.
Emir se abrió paso entre la multitud, buscando a Henry con la mirada. Y entonces, lo vio. Henry estaba parado frente a un puesto donde venden joyas, examinando un hermoso anillo. Emir se acercó sigilosamente, intentando no llamar la atención. "Eres mío, oficial", se dijo a sí mismo, sonriendo con malicia.
Narón entró en la cantina con el batallón, después de una larga y sangrienta batalla con las tropas del norte. La victoria era suya, y los soldados estaban celebrando con vino y mujeres. Narón se quedó a un costado, intentando pasar desapercibido, pero no resultó. Una mujer de piel morena con un cuerpo escultural y una jarra de vino se acercó a él, su nariz casi chocando con su ombligo.
"Hola, cariño. ¿Quieres un poco de diversión?", preguntó la mujer, sonriendo seductoramente. Narón hizo un chasquido y respondió amablemente. "Prefiero el vino, si no es molestia".
La mujer curvó las cejas y colocó fuertemente el vaso en la mesa. En ese momento, la puerta de la cantina se abrió de repente y el general gritó desesperado. "¡Narón! ¿Dónde está Narón?".
Todos en la cantina se volvieron hacia Narón, y él supo que no se trataban de buenas noticias. Salió de la cantina con el general y se encontró con los soldados formados en filas. El general les informó que los caballeros rojos estaban marchando hacia el palacio.
El rostro de Narón se endureció. Los caballeros rojos solo iban al palacio en ocasiones especiales, como una rebelión, la muerte y la coronación de nuevos monarcas. El general sabía que Narón estaba preparado para lo que sea, solo que no para esto.
"Soldados, escuchen", dijo el general. "Han llegado terribles noticias de la capital...". Hizo un silencio y prosiguió. "Asesinaron al rey... saben lo que significa".
Todos se volvieron hacia Narón, quien por linaje era heredero de la corona y debía volver lo antes posible. "Deben custodiar a su majestad hasta el palacio", dijo el general.
Narón sintió que todo su mundo se desmoronaba. "¿Aarón, por qué?", preguntó, apretando sus puños. Su mandíbula se endureció y una angustia abundó en su corazón. Su corazón pega un vuelco, nuevamente no puede evitar volver al palacio y esta vez quizás sea definitivo.
El reencuentro con su amado está muy próximo