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Tentaciones Del Sultán

Tentaciones Del Sultán

Status: Terminada
Genre:Completas / Dominación / Brujas / Amantes del rey
Popularitas:11.3k
Nilai: 5
nombre de autor: Amilkar

El poderoso sultán Selin, conocido por su destreza en el campo de batalla y su irresistible encanto con las mujeres, ha vivido rodeado de lujo y tentaciones. Pero cuando su hermana, Derya, emperatriz de Escocia, lo convoca a su reino, su vida da un giro inesperado. Allí, Selin se reencuentra con su sobrina Safiye, una joven inocente e inexperta en los asuntos del corazón, quien le pide consejo sobre un pretendiente.

Lo que comienza como una inocente solicitud de ayuda, pronto se convierte en una peligrosa atracción. Mientras Selin lucha por contener sus propios deseos, Safiye se siente cada vez más intrigada por su tío, ignorando las emociones que está despertando en él. A medida que los dos se ven envueltos en un juego de miradas y silencios, el sultán descubrirá que las tentaciones más difíciles de resistir no siempre vienen de fuera, sino del propio corazón.

¿Podrá Selin proteger a Safiye de sus propios sentimientos?

NovelToon tiene autorización de Amilkar para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Un viaje a Escocia

Estaba frente a la mesa de mapas, el sonido del viento azotaba las ventanas del palacio mientras daba las últimas órdenes antes de partir. Mi amigo más cercano y ahora kaphi aga, Killa, estaba a mi lado, atento a cada instrucción.

—Asegúrate de que las tropas estén listas para cualquier eventualidad. No quiero ningún error mientras esté fuera —le dije con una voz firme, casi fría. No había espacio para dudas en el palacio, ni siquiera entre amigos.

—Lo haré, Selin. No te preocupes. Tú concéntrate en tu viaje —respondió Killa, inclinando ligeramente la cabeza en señal de respeto, aunque nuestra amistad permitía una confianza que pocos entendían.

—Y recuerda, si algo sale mal, me informas de inmediato. No quiero sorpresas al regresar —añadí, ya preparándome para marcharme. La idea de regresar a Escocia, a ver a Derya después de tanto tiempo, me resultaba… incómoda. Había mucho que no habíamos hablado, demasiados silencios entre nosotros que no sabía cómo llenar.

—Tendrás todo bajo control aquí. Puedes confiar en mí, hermano —Killa me dio una palmada en el hombro antes de darme una leve sonrisa. Esa era su manera de asegurarme que todo estaría bien.

Suspiré, asintiendo antes de darle la espalda y dirigirme al embarcadero. El mar estaba agitado, pero yo lo estaba aún más por dentro.

Ya a bordo del barco, me encontré a solas en la cubierta, dejando que el viento frío golpeara mi rostro. Mientras el barco cortaba las olas, mi mente, como era costumbre, comenzó a divagar. Había pasado mucho tiempo desde que fui a Escocia, y aunque me lo negaba, la verdad era que me afectaba volver a ver a Derya.

No podía evitarlo. La relación entre nosotros había cambiado con el tiempo. Habíamos sido cercanos cuando éramos niños, pero luego, ella me dejó con un imperio a cuestas mientras se marchaba a formar una nueva vida. Me dolía más de lo que admitía, pero aún así, le era leal. Lo único que no podía perdonarle del todo era su ausencia en los momentos más oscuros de mi vida.

Intenté distraerme con los pensamientos más triviales, pero siempre volvía a lo mismo. Durante años, había recurrido a las mujeres para liberar la tensión constante que sentía. El peso de la corona, la responsabilidad de dirigir un imperio sin poderes sobrenaturales como los de Derya, había hecho de mi vida algo insoportable. Y las mujeres… eran una vía de escape. Un suspiro en medio de tanta presión. Pero, ¿eso era todo lo que me quedaba? ¿Una vida de placeres efímeros?

—No pienses en ello ahora —me murmuré a mí mismo, apoyándome en la baranda del barco, observando el horizonte que se extendía frente a mí. Escocia no estaba tan lejos ya.

 

Cuando el barco atracó en Escocia, el sol ya había comenzado a descender en el cielo, tiñendo el paisaje de tonos anaranjados y dorados. Allí estaba Derya, esperándome en el muelle. La vi de pie, majestuosa como siempre, con una sonrisa en el rostro. Pero algo en sus ojos no dejaba de parecerme distante, como si una parte de ella estuviera siempre en otro lugar, en otro tiempo.

—Hermano —dijo cuando estuve lo suficientemente cerca para escucharla, extendiendo los brazos para abrazarme.

La abracé brevemente, sintiendo el frío en su piel y el calor en sus palabras.

—Derya —respondí con un asentimiento. El aire entre nosotros estaba lleno de recuerdos no dichos y de silencios que nunca habíamos roto.

Subimos al carruaje que nos llevaría al palacio. Durante el trayecto, ella habló con entusiasmo sobre la unión de Escocia e Inglaterra, sobre los progresos que había hecho y cómo el reino había florecido bajo su mando. Yo la escuchaba en silencio, observando cómo el paisaje cambiaba a medida que avanzábamos. La tierra escocesa tenía un encanto particular, una mezcla de belleza salvaje y misterio que siempre me había intrigado.

—Angela también está aquí —dijo de repente, rompiendo el hilo de sus explicaciones políticas. Me giré hacia ella, algo sorprendido.

—¿Angela? —pregunté, recordando a la joven con la que había cruzado caminos en el pasado. Sabía que vivía en Astaroth, pero no esperaba encontrarla en Escocia.

—Sí, está de paso. Se va mañana, pero quiso visitarnos antes —explicó Derya con una sonrisa suave. Yo asentí, sin darle demasiada importancia al asunto en ese momento.

Al llegar al palacio, que ahora era una mezcla perfecta de la grandeza escocesa e inglesa, Angela apareció para saludarnos. Su cabello pelirrojo caía en suaves ondas sobre sus hombros, y aunque su sonrisa era cálida, sus ojos mostraban el peso de alguien que ya tiene algunos años de más encima, además de una familia a su cargo.

—Selin —dijo mientras se acercaba, inclinando levemente la cabeza.

—Angela —respondí, devolviendo el gesto.

Tuvimos una conversación ligera, hablando sobre la situación en Astaroth, los ataques de las bestias que habían disminuido y los problemas políticos que siempre nos rodeaban. Era una charla superficial, una que se hacía por cortesía, aunque podía sentir que ambos teníamos mucho más en nuestras mentes.

En medio de la conversación, no pude evitar preguntar por Safiye.

—¿Dónde está la pequeña? —pregunté con un tono despreocupado, aunque la verdad es que tenía curiosidad por saber cómo estaba.

Derya sonrió, una sonrisa que parecía ocultar algo.

—Safiye ya no es tan pequeña, Selin. Está en el campo de entrenamiento, probablemente en medio de uno de sus ejercicios. Siempre entrenando, esa niña… —dijo con una mezcla de orgullo y melancolía.

Me despedí de ambas y me dirigí hacia el campo de entrenamiento, siguiendo el sonido de las espadas y los gritos de los guerreros.

Cuando llegué, la escena que se desplegó ante mí me dejó sin aliento.

Safiye, con su cabello mitad blanco, mitad negro, danzaba entre los guerreros como una sombra letal. Sus movimientos eran precisos, elegantes, casi como si la batalla fuera una coreografía que solo ella conocía. Llevaba unos pantalones de cuero ajustados que no dejaban espacio a la imaginación, y una camisa blanca que ondeaba ligeramente con cada giro que daba. Pero no era su ropa lo que me impactaba, sino la seguridad en su mirada. Sus ojos, tan llenos de determinación, de poder, me recordaban a alguien que había dejado de ser una niña hacía mucho tiempo.

Todo se ralentizó para mí. La forma en que movía su espada, el brillo de la hoja reflejando los últimos rayos del sol, los cuerpos de los guerreros cayendo a su alrededor mientras ella los superaba uno por uno… Era una visión hipnótica. No pude evitar quedarme allí, observando. No era la pequeña Safiye que recordaba. Era una mujer ahora. Fuerte. Poderosa.

El último guerrero cayó, y ella quedó de pie, victoriosa. Por un momento, simplemente la miré, sin decir nada, admirando lo que había logrado. Y entonces, sus ojos me encontraron. Una sonrisa se extendió por su rostro, y corrió hacia mí, con esa misma energía juvenil que solía tener cuando era pequeña.

—¡Tío Selin! —gritó, lanzándose a mis brazos con una risa.

No pude evitar sonreír también mientras la abrazaba. A pesar de todo, seguía siendo mi sobrina.

—Safiye, has crecido… —dije, intentando sonar neutral, aunque el impacto de verla tan cambiada todavía resonaba en mi mente.

—Lo sé. ¿Sorprendido? —preguntó con una sonrisa traviesa mientras se separaba un poco de mí, aún con esa energía vibrante en sus ojos.

—Mucho. Te has convertido en toda una guerrera —respondí, observándola de arriba abajo. Era increíble lo mucho que había cambiado.

—He tenido buenos maestros —dijo, levantando la barbilla con orgullo.

La observé un momento más, preguntándome en qué momento había dejado de ser la niña que recordaba.

(Safiye)

1
Solianny G. Larez
excelente historia 😍
fiel lectora
la volvieron multicolor😂
Aracelis León García
el cazador casado la carajita es más hábil que el esperimentado
Graciela Mauchiere
dice ser sobrina y en algunas partes q no comparten consaguinidad como 3s eso si es hija de la hermana alguien aclarar
Mikaela: Está explicado en el libro de eclipse. está es la continuación o bueno la historia de Selin y Safiye. pero la razón de por qué no es su hermano está explicado, para esto solo lo sabe la familia. nadie más
total 1 replies
Martha Espinosa
Excelente
Marta Perez
muy bueeeeéeeeena
Virginia Irene Sanchez Rebolledo
Su cabello no era mitad negro y blanco?
Mikaela: Aveces se mete el delulo y les cambio los rasgos, debo solucionar eso. perdón 🙏
total 1 replies
Lissy Ramos Sarria
es obvio que ella a estado enamorada de selin 🤭
Edna Miranda
buena historia 😊
Edna Miranda
una sombra de DERYA ella que siempre los mantiene vigilados
Edna Miranda
pobre selin sin saber que todo es una trampa 🤭🤭🤭
Alana
Selin todo nerviosos y eso que es el maestro
Alana
Lo dije, ahora encendieron algo difícil de apagar
Alana
Están jugando con fuego
Alana
Selin es un buen hombre, a pesar de todo lo que pasó cuando chico
Alana
Hay Safiye
Alana
Selin es hermoso, seguiré leyendo. está interesante
Alana
Bonita safiye
Alana
Pobre Selin, Pero en l antigüedad la vida era muy dura
Alana
Me gusta como inicia
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