Luciana Alame Alcalá, Como era de esperarse después de conocer a sus padres, es una mujer fuerte, hermosa, inteligente, decidida, valiente y claro también obstinada. Ha trabajado muy duro por lo que quiere, saliendo victoriosa, pero ahora se enfrentará a un gran reto, por primera vez en la vida sentirá que no tiene el control, ¿cómo responderá a esto?, ¿Qué papel juega un importante hombre en todo esto?
Te invito a que lo averigüemos.
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Enemigos
Señor Soler, no cree que la silla de ruedas es un poco exagerada. – Sugiere Luciana, cuando lo ve llegar con una silla de ruedas para ella, pues le parece que es un poco desmedido.
- Para nada señorita, creo que es totalmente necesaria, a menos que prefiera que la lleve en brazos. Esa también me parece buena opción – Contesta tranquilamente, dejando a Luciana sin palabras ni argumentos para refutarlo y vaya que eso es raro. Así que al final decide aceptar tranquilamente.
- No, la silla está bien, gracias. – Sonríe Luciana y se sube a la silla sin decir más, dejándose llevar al carro, para por fin volver a su departamento y lo peor de todo es que sin haber podido comer su helado, pues en medio del incidente se cayó y ni siquiera lo probo, eso es lo que le causa más pesar.
Con un fuerte suspiro Luciana se prepara para descansar, pues después de lo sucedido se siente agotada, sin saber que más cerca de lo que cree, alguien está más que enojado pidiendo explicaciones.
- ¿Qué fue lo que hiciste?, Tu misión es vigilarla, ¿cómo es que casi la arrollas? – Cuestiona gritando el hombre más que furioso por lo sucedido.
- Señor, discúlpeme fueron ordenes de la señora. – Se disculpa uno de sus mejores empleados un tanto nervioso.
- Aunque sean ordenes de la señora, todo me lo debes informar, que no se te olvide quien manda aquí. – Dice con claro tono de amenaza, él estaba muy tranquilo en su casa cuando se enteró de semejante situación. Algo que no debió haber pasado.
- ¿Por qué estas gritando de esa manera? – Pregunta la mujer que va entrando, quien, aunque ya es algo mayor se mantiene muy hermosa y elegante. – Tu vete. – Le dice al empleado que rápidamente sale de allí, pues su jefe está hecho un demonio.
- Te parece poco, ¿sabes lo arriesgado que fue eso? demasiado precipitado. Dime, ¿Cuánto lleva ella aquí?, encenderemos sus alarmas y las de su familia, debemos ser precavidos. – Intenta hacerla razonar el hombre, sabe que eso fue completamente innecesario, parece que a ella se le olvida con quien están tratando, si no son lo suficientemente precavidos sus planes se pueden arruinar en cualquier momento con fatales consecuencias.
- Ya no exageres, solo era un pequeño susto, además quedo como un accidente, nada más que eso. – Le resta importancia la mujer haciendo que el sienta que se quiere tirar de un puente, pero en fin no puede hacer nada ella es así, además es la mujer más importante en su vida. Por ella está dispuesto a cualquier cosa, incluso destruir a Luciana Alame Alcalá
Luciana ya estaba lista para irse a la cama, pero antes de eso fue a tomar agua, llevándose la sorpresa de su vida al ver que ahora su refrigerador está lleno de helado de maracuyá, una hermosa sonrisa salió de sus labios y rápidamente se sirvió un poco, después de todo era justamente lo que estaba deseando. No sabe quién se apuntó tremendo punto, pero ya le agradecerá, cuando entren en la mañana.
Luciana aún no sabe si sus temores son ciertos, pero no quiere pensar en eso por ahora, pero si será más precavida, ella es terca pero no tonta y si su seguridad está en riesgo ella actuara con cautela.
- Señorita Bibiana, buenos días, no veo a la directora hoy y eso es muy raro. – Saluda Sergio con inquietud.
- Buenos días director Ruiz, bueno lo que pasa es que la directora está trabajando en unos diseños y preparativos para la inauguración y como aquí hay mucho ruido decidió trabajar desde su estudio por ahora. – Explica tranquilamente Bibiana
- Oh, ya veo, hare lo posible para terminar pronto. – Sonríe con gentileza Sergio.
- No hay problema, de hecho, todo va más rápido que lo esperado, así que se lo agradezco mucho.
- Es mi deber.
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- Es solo una niñita mimada, debería ser más inteligente para ser la super empresaria que se supone que es, claro seguramente todo eso no es más que una mentira, ventajas de ser una niña rica. – Afirma Laurent molesta por lo sucedido el día anterior, pues supo del gran regaño que tuvieron sus compañeros, todo por culpa de esa niña tonta para Laurent.
- Laurent no digas eso, te puede escuchar, además ella es muy buena y respetuosa con todos, así que deberías ser más profesional. – Le sugiere Olga. – y no puedes olvidar que ella es la jefa y nosotros solo debemos cumplir con nuestro trabajo. – Añade rápidamente, aun cuando Laurent es su superior debe decirle lo que piensa. Esta muy molesta estaba a punto de responder, cuando se vieron interrumpidas por la hermosa voz de Luciana.
- Buenos días.