Mario Martínez, un estudiante de secundaria, fan de la historia de la antigua Roma, que adquiere la habilidad de invocar legionarios romanos cuando reencarna en otro mundo.
Ahora como Marius Martinus, junto con su emperatriz yandere convocada, junto con sus legiones, conquistará este mundo de fantasía.
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Capítulo 7 - Ojos
Mario se convirtió en su escolta después de rescatar a los hoplitas de la horda de orcos y se dirigió a la ciudad más cercana, que estaba a unos 20 kilómetros de distancia, pero cuando el sol comenzó a ponerse, se vieron obligados a acampar.
-Gracias de nuevo por la ayuda.
El grupo de Emerton casi fue aniquilado, habían perdido más de la mitad de sus caballos contra los orcos. Sus carros habían sido utilizados como barricadas durante la lucha y en el proceso habían perdido gran parte de sus alimentos y suministros.
Emerton no pudo recuperar lo que quedó después de la batalla, lo que obstaculizo su progreso. Al no poder llegar a la capital en este estado, y mucho menos a la ciudad más cercana, se vieron obligados a acampar al anochecer.
-No se preocupe por eso, siempre es bueno ayudar.
-Gracias.
En un intento por aceptar el herido orgullo de Emerton, Mario cambia de tema.
-Ahora que lo noto, ¿por qué están aquí? ¿Y quién está en ese carruaje de allí?
Mirando hacia el único carruaje que quedaba, Mario expresó su curiosidad.
-... no podemos decirte mucho al respecto, solo estamos aquí en una misión. En cuanto a quien está en ese carruaje, solo puedo decir que hay un noble de nuestro reino.
-Hmm, supongo que está bien... parece que tienes mucho con lo que lidiar.
Parece que debido a sus circunstancias eran bastante complicadas, Mario decidió dejar de buscar más información.
-De todos modos, ¿por qué estaban aquí? En el lugar del que vinieron ustedes, el Bosque Demoníaco, no debería haber nadie allí además de monstruos y orcos.
-Es un poco difícil de explicar, digamos que pasaron muchas cosas.
-¿Hm?
-Todavía no puedo decirles que funde una ciudad allí.
-Ah, me parece que ya es tarde, deberíamos descansar.
Mientras buscaban información el uno al otro, Mario decide terminar la conversación afirmando que era hora de descansar, sin querer revelar más secretos, lo que lleva a una situación incómoda.
-... cierto. Deberíamos descansar.
Al comprender las intenciones de Mario, Emerton y Maxtn dicen algunas palabras antes de despedirse.
-Vamos a acostarnos.
-Bien.
Después de que Emerton y Maxtn se fueron, Mario y Julia se fueron a la cama.
* * *
-... nnngh... no puedo dormir.
Habiéndose acostado en la cama para dormir, Mario no pudo mantener los ojos cerrados y decidió salir de la tienda y buscar algo de beber.
-Oh, parece que hay un poco de frío afuera... ¿Eh?
Después de salir de su tienda, Mario mira casualmente el carruaje, la puerta se abrió un poco y una sombra salió de repente.
-¿Quién será...?
Aprensivo hacia la sombra, Mario desenfundo su pugo (puñal) antes de perseguir a la sombra.
-El sonido del crujido de la hierba está cerca... es por allá.
Mientras camina silenciosamente entre la maleza, ve a la sombra, a varios metros de él, Mario decide enfrentarse a la sombra llamándola.
-Hey, ¿no sabes que es peligroso estar afuera solo por la noche? Deberías estar con tus guardias.
-¡¿Eh?!
Curioso por la persona que se había bajado del carruaje, delante de él estaba una joven de vestido blanco en posición de cuclillas.
Pero en el momento en que Mario se acercó no podría haber sido peor.
*SONIDO DE ORINAR*
-¡¡N-no me mires!!
-¡¡Ah, lo siento!!
-Waa... no puedo parar...
Habiendo soportado estar encerrada dentro del carruaje, el sonido de cierta acción se volvió audible y no se detuvo por un tiempo.
-... Mierda, ¿ahora que hago?
Mario tenía ganas de abandonar el lugar, pero a pesar de que había patrullas nocturnas de hoplitas cerca, no podía dejar sola a la joven. Decidiéndose, Mario espero cerca a que ella terminara mientras estaba de espaldas.
Se sentía como si el tiempo se hubiera vuelto mucho más lento a medida que el sonido disminuía antes de desaparecer.
-Wa... esto es... no puedo...
Sacando un pañuelo, Mario se lo entregó a la joven, sin dejar de mirarla.
-...
El rostro de la chica se calentó mientras tomaba el pañuelo de Mario, quien permaneció en silencio, haciendo un ligero ruido mientras se limpiaba.
-... P-puedes darte la vuelta ahora.
Girándose lentamente ante el sonido de su voz, Mario se encontró con la hermosa joven con el rostro carmesí hasta las orejas.
-Ah, lo siento mucho, no pensé que saliste a orinar.
-No, es mi culpa. Me equivoqué al bajar del carruaje sin decírselo a nadie...
La chica cuyo rostro todavía estaba sonrojado habló nerviosa mientras miraba a Mario con sus ojos violetas.
-Me alivia escuchar eso.
Un rato después de ese intercambio ambos guardaron silencio por bastante tiempo.
-Eh, ¿qué digo ahora?
Mario quedó desconcertado a medida que crecía el silencio a su alrededor.
Pero sería la joven la que abriría primero la boca, incapaz de soportar el silencio.
-Um, tú... ¿Podría ser...? ¿No me tienes miedo?
-Eh, ¿por qué crees eso?
-... porque estoy maldita.
-... no entiendo, ¿me lo podrías explicar?
Mirando a la joven que hablaba con una expresión desgarradora, Mario no podía dejarla sola y decide escucharla.
-Bueno, la cosa es...
-...
En este mundo, las mujeres que tienen ojos violetas son miradas con desdén y consideradas como portadoras de malos augurios, por el simple hecho de ser muy raras. Y debido a ese estereotipo, son despreciadas y tratadas con aversión.
-... ¿Eso es así?
-Ese es el caso.
-Supongo que es normal pensar así en una civilización que no sabe lo que es la genética y sus anomalías.
-Pero aun así, tratar con desdén a aquellos con un color de ojos diferente al tuyo, lo considero mal... no veo porque desprecian a una joven hermosa como tú...
-... eres la única persona que realmente dice eso.
-Es la primera vez que alguien me llamó hermosa en mi vida.
Las palabras de Mario fueron como un soplo de aire fresco, la joven no pudo evitar sonrojarse con una sonrisa.
-Ah, no me dijiste tu nombre.
-Oh cierto, me había olvidado. Mi nombre es Marius Martinus. Soy un representante diplomático de la ciudad de Roma.
-Marius... Martinus, es un nombre bastante poco común.
-Bueno, creo que estuvimos fuera del campamento por un buen tiempo, ¿no deberías regresar al carruaje? Se armará una conmoción si los hoplitas descubren que la sirvienta del noble desapareció.
Habiendo escuchado que había un noble viajando en el carruaje por su conversación con Emerton, Mario creyó que la chica frente a él era solo la sirvienta del noble, que acababa de bajarse del carruaje para hacer sus necesidades.
-¿Qué? ¿Sirvienta del noble? Te refieres a...
De repente, la chica cierra la boca.
-¿Eh? ¿Dije algo malo?
-N-no, no es nada. Um, el noble del carruaje debería estar bien. Está profundamente dormido, por lo que no notará mi ausencia. Entonces, ¿por qué no nos quedamos aquí un poco más?
-Supongo que está bien.
-..., ya que es la sirvienta de un noble dentro de ese carruaje, debe haber estado allí por mucho tiempo, podría ser un buen cambio de ritmo para ella disfrutar de un buen tiempo afuera.
Con eso en mente, Mario decidió seguir los caprichos de la joven.
Cambiando de ubicación, Mario y la joven fueron a un pequeño lago cerca del campamento.
La luna llena se reflejó majestuosamente en la superficie del lago cuando el cielo nocturno se abrió.
-... que bonita...
Una gran escena reflejada en los ojos, como algo sacado directamente de un cuadro.
Al encontrarse con un tocón lo suficientemente grande cerca del lago, los dos decidieron sentarse.
-... ahora que lo pienso, no me dijiste tu nombre.
-Um, mi nombre es... Conilde.
-Encantado de conocerte, Conilde.
Cuando Mario respondió casualmente con el nombre de Conilde, ella sonrió con alegría.
Después de contemplar un rato el cielo nocturno, Mario rompe con el silencio.
-... creo que deberíamos regresar.
-Hmm, ¿no podemos quedarnos aquí un poco más?
-No. Está haciendo mucho frío. Te vas a resfriar si pasas mucho tiempo afuera.
-... si ese es el caso... así debería estar bien.
Conilde se apoya acurrucándose del costado de Mario mientras lo agarra del brazo.
Mario se puso rígido al sentir los pechos de Conilde en su brazo.
-Mierda, ya se me puso dura.
-Je, je, je... hace calor...
Presionando sus mejillas contra el pecho de Mario, Conilde murmura de felicidad.
Y así, el tiempo pasó lentamente, antes de...
*ESTORNUDO*
-... deberíamos regresar al campamento.
-... bueno.
Después de escuchar el estornudo de Conilde, Mario sintió que era hora de regresar al campamento.
por lo menos dos diarios 😃😃😃😃😃😃/Pray//Pray//Pray//Pray//Pray//Pray//Pray//Pray/