Las verdades de su primer amor distorcionaron su mente por un engañó y ella lo mató. Su hermano menor busca justicia sin saber que después de un tiempo empieza a enamorarse de la asesina de su hermano.
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Vida aburrida
Golpeó con toda su fuerza el volante de su auto, al recordar mi mirada apagada y con poco brillo, la tristeza en su pecho le recordaba el motivo por la cual su destino tenía que mezclarse con la mía. Cuando nos vimos ninguno de los dos sabíamos que el destino ya tenía con que divertirse.
Enzo luego de un día diferente a los otros, llegó a su casa muy confundido, se tomó un trago para relajarse, pero esto le puso peor, caminaba de un lado a otro, de su mente no podía borrar mi rostro angelical envestida de homicida.
—Enzo, ¿Qué te pasa hijo?— su madre le preguntó al verlo inquieto.
—Nada mamá, solo que estoy algo estresado— le respondió.
—¿Conociste a la asesina de tu hermano?
—Si, es alguien muy joven.
—Darío no quería que la conociéramos, seguro ese era motivo. Ojalá se pudra en la cárcel.
—De eso me encargaré yo mamá, no te preocupes.
—Preferiría que otro abogado se encargue de eso Enzo.
—Ya lo hablamos mamá, no te lo voy a volver a repetir.
—Vamos a cenar que la cena ya esta lista, invite a Serena, espero no te molestes.
—¡Mamá!..
Mis lágrimas tenían un nuevo hogar, y ese hogar se llamaba amor. Las mujeres por naturaleza somos astutas y veraces, fingimos ingenuidad aún sabiendo que saldremos heridas, porque nos justa los juegos peligrosos para no tener una vida aburrida.
Esa noche tras las rejas me puse a pensar en los momentos felices que viví con Darío, su misión conmigo había terminado, me hizo reír, me acompaño en días felices y difíciles, me hizo sentirme amada. Debía haberme retirado del juego y seguir con mi vida lejos de él, pero no, los gritos alocados de mis sentimientos negativos me obligaron a sacarlo del juego definitivamente, tomando su vida, rompiendo su futuro y volverlo en nada.
Al día siguiente Enzo volvió a verme, tenía ojeras en los ojos, tanto pensarme se le hizo difícil montar la manta de los sueños sobre sus ojos. Fuera de sus ojeras se veía más hermoso que el día anterior, su elegancia y su lenguaje profesional ponía límites sobre nuestra realidad.
—¿Darío era tu profesor en la universidad?— me preguntó, tomando su virome para tomar nota.
Antes de contestar me extravie en su dulce mirada, la profundidad de sus ojos me recordaban a Darío, sabía que podía estar alucinando porque aunque no pareciera lo extrañaba en silencio, y una parte de Enzo me recordaba a mi amor muerto.
—¿Porque estas aquí?, es para ayudarme o para hundirme más...— le pregunté.
Los nervios le explotaban por las manos, creía que su propósito habia sido descubierto. Respiró profundo ocultando sus verdaderas intenciones.
—Quiero entender que fue lo que te llevó a arruinar tu futuro. Eres una joven hermosa con un futuro ahí afuera— después de calmar sus nervios fue lo que argumentó.
—¿Tienes novia?—le pregunté.
—No. Pero no estoy aquí para hablar de mi situación sentimental, sino para hacer tu condena menor.
—Si no tienes novia, no vas a entender mi situación. Mi futuro estaba a lado de Darío, pero ahora le hace compañía a los muertos por haberme sido infiel en mi cama y con mi mejor amiga.
—¿Estás diciendo que Dario te engaño?
—Si, me engaño, ese señor no era del todo santo, no fui la única estudiante a quien toco, son más. Aún principio lo tolere y le perdone, porque vivíamos juntos y me hizo muchas promesas.
—¿Por qué simplemente no terminaste con él y te fuiste?
—Porque el sabía como hacerme feliz, no me imaginaba estar sin él. Amaba con locura a ese hombre y lo único que el hizo fue herir mi corazón.
—¿No pensaste en el dolor que ocasionaste a sus familiares?
—No pensé en nadie, como nadie piensa ahora en mi.
—¿Crees que te mereces salir de aquí?
—Voy a salir, no se cuando pero saldré.
"Estas loca si piensas que voy a dejar que pongas un pie fuera de aquí", pensó Enzo mirándome con su ojos cálidos.
—¿Puedo hacerte una pregunta?— le interrogue para distraerlo un poco.
—Dime...
—¿Hay la posibilidad que un hombre llegue a amarme con mis antecedentes?
Enzo se puso a pensar un poco antes de contestar, su expresión mostraba espanto con la pregunta, era muy evidente que le provocó risa mi pregunta, simplemente lo ocultó porque no podía burlarse de su cliente.
No pude obtener ninguna respuesta, porque el detective necitaba hablar conmigo, y mi abogado debía dejarnos solos, nuestras miradas en secreto se dijeron adiós, mi intuición no me engañaba Enzo no solo era mi abogado, sino que venía en busca de algo más, aún no estaba segura de que, pero que más adelante lo descubriría.
—El arma homicida estaba llena de evidencias de tus huellas. La sangre rociada y salpicada en las paredes demuestran que no solo fue un homicida, sino dos, necesito que me digas donde ocultaste el otro cuerpo— argumentó el detective de unos 33 años más o menos, con su ropa desalineada y una mirada fría y absorbente.
Los policías solo habían encontrado el cuerpo de mi novio y no la de mi amiga. Mi mente eliminó esa escena, no recordaba con exactitud dónde se hallaba su cuerpo, mi cerebro se negaba a recordar.
Clave mi mirada fija a mi interrogante—¡no lo recuerdo!— dije suspirando.
—¡¿Mataste dos vidas y no sabes donde pusiste uno los cuerpos?!— golpeó la mesa el detective muy enojado.
No le estaba mintiendo, en realidad no recordaba nada.
—Cuando los policías fueron a tu casa tenías puesta un vestido blanco, estabas inmóvil y paralizada, ¿en qué momento te cambiaste?, porque el vestido no tenía ninguna mancha.
No entendía nada de lo que el detective me decía, preferí no decir ninguna palabra, sabía que en cualquier momento saldría la verdad para golpearme en el pecho. No sentía arrepentimiento de mis actos, porque aún sentía que todo esto era una pesadilla y que en cualquier momento despertaría y bajaría del avión en el que volvía a casa para encontrarme con Darío, el amor de mi vida.