La vida nunca es lo que parece, vivimos en un mundo de apariencias, donde lo único que importa es el que dirán, viví por mucho tiempo de las apariencias, hasta que tuve que enfrentarme a la cruda realidad, en ese momento entendí que una debe vivir para ser feliz y no para ser feliz a los demás y mucho menos a un hombre, esta es mi historia y espero que no me juzgues por lo que hice.
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Capitulo III La entrevista, parte II
Después de esperar por una dos horas, al fin llegó el turno de Catalina quien ya estaba harta de esperar y su paciencia no era la mejor.
— Señorita Hamburgo, ya puede pasar. — informo la secretaria Margarita Ruiz con una sonrisa de medio lado a Catalina.
— Gracias. — respondió Catalina poniéndose de pie y caminando segura de sí misma a aquella oficina.
Ella no sabía lo que le esperaba tras aquellas puertas, ver salir a tantas mujeres al borde del llanto de aquel lugar la hizo pensar que no sería nada fácil conseguir ese puesto, pero bueno ya estaba ahí y no podía hacer nada, pues tratar de entrar a la base de datos de la empresa y colocar su nombre no era una opción, entro con la frente en alto y al ver a los hombres frente a ella se sintió bastante ridícula, como podría temer a semejantes personajes.
— Buenos días, señores. — saludo Catalina con voz fría.
— Buenos días, señorita, por favor pase y siéntese. — respondió un hombre gordo y feo que a simple vista se veía que era un asqueroso.
— Gracias, señor. — respondió Catalina sin bajar la guardia.
— Por favor entregue su planilla. — ordeno el hombre gordo.
Catalina entregó su formulario sintiendo que alguien la miraba fijamente.
— Bien, veamos que dice aquí. — comento Gerardo el jefe de recursos humanos y el mismo asqueroso que le dio mala espina a Catalina.
— Catalina Hamburgo, de casualidad es familiar del grupo Hamburgo y asociados?. — pregunto el hombre con curiosidad.
— Claro, soy tan estúpida en venir a buscar trabajo en la empresa de la competencia. — respondió Catalina con sarcasmo.
En ese momento se escuchó una risa que provenía de uno de los hombres que se encontraba en la oficina, este sujeto era realmente guapo, sus ojos negros penetraban la piel de cualquiera, su piel blanca se veía realmente suave y esos labios carnosos hacían que cualquier mujer quisiera besarlo, además tenía un cuerpo bien trabajado, sus músculos se marcaban a través de su camisa blanca de diseñador y aunque esté hombre tentaba a cualquier mujer, para Catalina no era más que otro mxxxxxx imbécil capaz de destruir la vida a cualquier idiota que creyera en sus palabras.
— Señorita por favor cuide de su vocabulario!. — exigió Gerardo.
— Pensé que había llegado a una empresa seria, pero veo que solo perdí mi tiempo, ahora sí me disculpan me retiro. — Catalina se levantó para irse, pero el hombre que se rio al principio la detuvo.
— Disculpe señorita, no fue nuestra intención hacerla sentir mal, por favor sigamos con la entrevista. — intervino aquel guapo sujeto.
Catalina se volvió a sentar sintiendo que estaba por ganar aquella batalla, la mujer desde que vio a este hombre supo quién era, ella solo se hizo la ofendida para ver qué reacción tendría el sujeto y es que al ser tan observadora se dio cuenta de que de los tres hombres que estaban sentados esperándola en aquella oficina, ese sujeto era el único que usaba ropa de diseñador privado, además su reloj no era nada barato al contrario del tal Gerardo y del otro tipo sentado al lado del que Catalina suponía era el jefe, además la arrogancia que salía de ese hombre lo delataba, solo alguien sin miedo a perder podría ser tan arrogante.
La entrevista continuo sin más inconvenientes, Catalina defendió cada punto de su formulario, cuando llegó al inciso donde le preguntaban si tenía familia, ese punto Catalina lo dejo en blanco, ella solo tenía a su hija, pero no quería que nadie supiera de ella, su trabajo era muy peligroso y si alguno de sus enemigos se enteraban de que ella era Astra su vida y la de su hija correrían peligro, así que decidió ocultar a Isabel, solo por el bien de su hija.
— Aquí dice que no tiene familia, puede explicar?. — pregunto Gerardo.
— Fácil, mis padres murieron y no tengo hijos ni esposo, no hay mucho que decir. — respondió Catalina tajantemente.
— Ok, bueno nosotros la llamaremos. — comento el asqueroso dando por terminada la entrevista.
Catalina se levantó para salir de aquella oficina, pero el sujeto que se estaba riendo la detuvo en seco.
— Señorita, está contratada. — dijo Enzo March por impulso.
— Y usted es?. — pregunto Catalina mostrando cara de sorpresa.
— Un gusto conocerla Catalina, soy Enzo March, presidencia y sueño de esta gran empresa. — Enzo se presentó con aura arrogante.
— Ya veo, un gusto conocerlo señor Enzo y gracias por la oportunidad de trabajar con usted. — respondió Catalina sin darle importancia a la presencia de Enzo en aquella sala.
Por primera vez en su vida Enzo sintió que una mujer lo había ignorado y esa fue la razón por la cual decidió contratarla, pues ella le resultaba intrigante, quería saber por qué no se deslumbró con su sola presencia.
— Entonces empieza hoy mismo, vayamos a mi oficina, Gerardo prepara el contrato y lo envía a mi secretaria. — Enzo simplemente dio órdenes, dejando a Catalina sin poder negarse.
Cuando Enzo salió junto a Catalina de la entrevista las mujeres que aún faltaban por entrevistar vieron a aquel hombre y empezaron a suspirar, Catalina puso los ojos en blanco, pensando en lo estúpida que son algunas, si no negaba que el hombre era guapo, pero no era como para estar babeando por él, ignorando las miradas descaradas de aquellas chicas Enzo camino hasta el ascensor llevando con él a Catalina, logrando escuchar cuando Gerardo despedía a esas señoritas de manera educada.
Una vez en la oficina de Enzo, la cual es tan sombría como él, empezó un interrogatorio de parte del hombre a Catalina.
— Entonces le gusta el diseño?. — pregunto Enzo casualmente.
— Así es señor, mi sueño es poder llegar a diseñar mi propia línea de ropa. — respondió Catalina sonando entusiasmada.
— Y que le hizo optar por este puesto?. — pregunto Enzo directamente.
— Por algún lado tengo que empezar y es que en este mundo no es fácil escalar. — contesto Catalina sinceramente.
— Por qué piensa eso?. — volvió a preguntar Enzo.
— A nosotras las mujeres, ustedes siempre nos ven como mercancía, así que por lo general solo buscan un acostón y chao. — la sinceridad de Catalina dejaba sin palabras a Enzo.
— Veo que es una mujer que está clara en como son las cosas en este mundo. — respondió sin tapujos Enzo.
— Así es, pero también estoy clara en el hecho que jamás me acostaria con ningún hombre solo por obtener un mejor puesto, ni tampoco para obtener beneficios, me siento capaz de lograr mis objetivos trabajando.
Catalina le dejó claro a Enzo que ella no buscaba escalar usando su cuerpo como pago, ella era muy decidida y autosuficiente y no permitiría que nadie y mucho menos un hombre la degradara como mujer.