LOS WARWICKS

"Este es mi hermano, Gabriel", le presentó Samael a su hermano a Rosario.

Rosario sonrió y saludó a su hermano. Gabriel lo miró con un destello de picardía en sus ojos. Le miró en secreto. "Los dejaré a los dos", se excusó Samael después de presentarse a los dos.

Fue a su habitación con una botella de vino. No se sentía bien por ser egoísta y mantener a Rosario a su lado cuando ya sabía dónde traerla de vuelta. Tiene una familia esperándola y aquí estaba él, tratando de aferrarse a ella todo lo que pudo.

Pensar en dejarla ir le dolía, pero sabía en su corazón que eso era lo correcto, no sólo para él, sino más para Rosario. Después de contemplar durante algún tiempo, oyó un golpe en la puerta. Fue Gabriel. "¿Cómo está ella?" Le preguntó a su hermano.

"Ella está bien. No hay nada malo en su cerebro si de eso se trata tu preocupación. La amnesia es temporal, su memoria volverá pronto. Será mejor que la devuelvas a donde pertenece".

"¿De qué estás hablando?"

Hablé con Carlos antes de venir aquí. Ya sabes su verdadera identidad, sabes dónde devolverla. Enamorarse no es bueno para nosotros, lo sabes ".

¿Cuándo te preocupaste por mí? La traeré a casa pronto. No te preocupes", le aseguró a su hermano.

Si ya la amas, lo cual dudo, porque apenas se conocían, es mejor hacerlo bien. No la dejes aquí, te estás aprovechando".

"¿Qué pasa contigo?" No estaba acostumbrado a que Gabriel le aconsejara sobre su vida personal.

"Simplemente no quiero que ninguno de nosotros retire nuestros poderes protegiendo el libro", dijo. "Hay una amenaza de que las brujas quieran el Libro del Poder para sí mismas".

"¿Brujas? Pensé que ya eran impotentes. Quiero decir, todavía tienen su poder, pero no pueden coincidir con nosotros".

Eso es lo que yo también pensé. No sé por qué papá está preocupado ".

"¿Está preocupado?" Esa fue una noticia mayor. Su padre nunca se preocupó por sus rivales. Siempre estuvo seguro de que eran más poderosos que todos y que podían proteger el libro pase lo que pase.

Eso es lo que sentí cuando hablamos de ello. Nuestros hermanos no lo saben. Papá habló de ello de forma informal, tal vez porque todavía no estaba seguro de la situación. Pero llamarme en medio de la noche para hablar de eso significa algo, ¿verdad?"

Por supuesto, su padre no era alguien que charlara por el simple hecho de hacerlo. Estaba realmente preocupado si llamaba a Gabriel. Gabriel siempre fue el primero en saberlo. Siendo el mayor, su padre era el que más confiaba en él. Y para ser honesto, era el más responsable de todos.

"¿Cuál podría ser el problema?"

"No estoy seguro, pero te actualizaré si vuelvo a saber de papá. De todos modos, iré y espero que tomes la decisión correcta para la señora de abajo ".

Samael acompañó a Gabriel hasta el helipuerto donde el piloto le esperaba. El piloto también era un brujo como ellos. "Te debo esta vez, hermano", le dijo a Gabriel antes de subir al helicóptero.

"De nada", dijo Gabriel con sarcasmo.

Samael regresó a su casa y fue directo a la cocina donde estaba Rosario. Estaba cocinando cuando Gabriel se fue. "No te pareces a Gabriel, pero él es igualmente guapo", dijo Rosario mientras volteaba su panqueque. No sabía por qué quería comer panqueques durante la hora del almuerzo, pero simplemente la dejó.

Samael negó con la cabeza y se burló. "Gabriel dijo que estás bien y que no necesitas tratamiento médico inmediato. La amnesia es temporal".

Me pregunto cómo supo todo eso sin el aparato. Quiero decir, vi en el drama que los médicos usaban algún aparato para revisar a los pacientes. Gabriel sólo tenía un estetoscopio y una pequeña linterna para revisarme y sentí que estaba seguro de su análisis de mi condición.

Me tocó la cabeza y me miró durante unos minutos. ¿Tiene una máquina de rayos X incorporada en los ojos? " Rosario estaba bromeando, pero no sabía que estaba casi en lo cierto. Gabriel no necesitaba ningún aparato para comprobar el estado de nadie.

"Todo lo que tenemos que hacer ahora es esperar a que Carlos rastree a tu familia", dijo Samael para cambiar de tema.

Rosario lo miró fijamente y estaba seguro de que veía tristeza en sus ojos porque ella sonrió rápidamente. Puso platos en la encimera. "Comamos aquí", dijo. A continuación, se dio la vuelta para sacar el jarabe de la nevera.

"¿Y si tienes un novio esperándote en alguna parte?" preguntó Samael a Rosario mientras comían. Rápidamente se arrepintió de haberle preguntado.

Rosario abrió la boca pero las palabras no salieron. Tal vez no estaba segura de cómo responder. "¿Por qué preguntas de repente?" preguntó en su lugar.

Simplemente me vino a la mente. De todos modos, no me hagas caso ".

Ambos permanecieron callados todo el tiempo que comieron e incluso después. Decidieron ver una película después de comer, pero él podía sentir que ambas mentes volaban a alguna parte.

Poco después, Rosario puso su cabeza sobre su hombro.

Samael sonrió y la abrazó. "Perdón por la pregunta que hice hace un tiempo".

Rosario suspiró. "Está bien. Puede que tengas razón, ¿quién sabe? Pero no quiero pensar en eso ".

Samael le besó el pelo. "Yo tampoco quiero pensar en eso".

Rosario levantó la vista para encontrarse con sus ojos. Sé que es demasiado pronto para sentirme así, mi apego a ti se ha hecho más profundo. No sé qué hacer sin ti ".

Le dolía verla tan triste. Puedes quedarte aquí todo el tiempo que quieras. Mientras tu memoria regrese. Después de que recuperes la memoria, te dejaré elegir si te quedarás aquí o te irás a casa".

Eso no formaba parte de su plan. Pero al diablo con sus planes. Quería estar con ella.

***

REESE no podía apartar los ojos de Samael mientras este último estaba ocupado trabajando frente a su computadora portátil. Estaban en la biblioteca. Ella estaba en el rincón y Samael estaba frente al escritorio.

Samael le dijo que lo esperara en la sala de estar y viera una película, pero ella no tenía ganas. Le preguntó si podía leer libros en la biblioteca mientras él trabajaba y él dijo que sí. Samael le dijo que tenía una gran

inversión en el mercado de valores, por eso puede permitirse vivir en medio del bosque sin ninguna preocupación en el mundo. Su dinero crecía sin que fuera a la oficina todos los días.

Tenía algunos negocios en la ciudad también y fueron atendidos por Carlos. Carlos le enviaba informes mensualmente.

Ahora, se preguntaba cuál era su trabajo. ¿Era tan estable como Samael? ¿O necesitaba trabajar ocho horas al día para ganarse la vida? Miró hacia otro lado y miró por la ventana. Su pérdida de memoria fue temporal y tenía miedo cuando todos los recuerdos volvieron a ella. Pero también tenía curiosidad por sí misma.

Quería saber si era digna de Samael. No quería ser alguien que estuviera sangrando de un hombre rico. Esperaba tener una carrera decente. Quería ser alguien con quien Samael estaría orgulloso de estar.

Su hermano era médico y su padre tiene muchos negocios, según Samael. ¿Y si su familia fuera tan pobre como una rata? ¿Cómo podría enfrentarse a su padre? "Deja de pensar en el futuro", le dijo su mente.

"Oye, ¿te preocupa algo?" La voz de Samael la devolvió a la realidad.

"Nada. ¿Has terminado? "

"Casi. ¿Qué quieres para cenar? "

Reese se encogió de hombros. "Lo que sea que cocines sabe bien de todos modos".

"Oh, sabes mejor", bromeó.

Reese se rió. "Al diablo con la cena entonces".

Samael se rió con ella. Al cabo de unos minutos, cerró su portátil y bajaron las escaleras tomados de la mano. Como de costumbre, ella sólo lo vigilará mientras cocina.

"He sido chef de mi propio restaurante antes", dijo mientras esperaba que su cerdo hirviera. Se sentó con ella en el mostrador de la cocina.

"Por eso tu comida es increíble", dijo emocionada. Ella llegó a conocerlo mejor cada día. Compartía historias sobre él cada vez que estaban en la cocina esperando que se cocinara la comida.

"Pero aún así, nada sabe mejor que tú", le susurró al oído. Tenía la piel de gallina por todo el cuerpo.

"Parece que alguien tendrá un aperitivo", también se burló de él.

La besó con hambre en un instante y ella respondió con igual pasión. Lo siguiente que supo fue que estaba sentada en la encimera y él entre sus piernas. Sus labios bajaron por su cuello, una mano en la parte posterior de su cabeza y la otra estaba dentro de su camisa, masajeando su pecho.

Ella se acostó en la encimera cuando él empezó a quitarse la ropa interior. Le abrió las piernas y lamió el centro de su feminidad. Cerró los ojos cuando una sensación placentera la atacó. Samael..."

Sus gemidos le hicieron querer darle más placer. La chupó y lamió más allí abajo hasta que casi perdió el conocimiento. El placer que le daba era abrumador. Ella llegó al orgasmo sin que él la penetrara. "Oh, Dios mío", dijo, su cuerpo todavía vibrando.

La comida se quemará. Me debes el postre", dijo Samael con una sonrisa juguetona en los labios.