Lyra, una joven de origen humilde, jamás imaginó que su vida daría un vuelco tan radical. A bordo del lujoso crucero llamado Temple, un mundo de opulencia y glamour se abrió ante ella. Entre camarotes dorados y fiestas deslumbrantes, Lyra se encontró trabajando como camarera, lejos de su sencilla existencia. Allí, cruzó su mirada con la del enigmático capitán, Kael. Un hombre de belleza imponente y carácter indómito, cuya mirada helaba hasta los huesos de los más osados. Sin embargo, Lyra, con su inocencia y espíritu indomable, logró derretir poco a poco el frío hielo que rodeaba a Kael, descubriendo un alma atormentada bajo esa fachada de dureza.
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El Eco de la Tempestad
Lyra y Kael se encontraban en la cubierta del barco de rescate, el "Aurora Boreal". El mar se extendía a su alrededor, calmo y tranquilo, como si la feroz tormenta que los había azotado solo hubiese sido un mal sueño. Sin embargo, el eco de la tempestad seguía resonando en sus corazones.
El barco de rescate se dirigía hacia el puerto de Papeete, la capital de la Polinesia Francesa. Lyra contemplaba el horizonte, sintiendo una mezcla de alivio y tristeza. Atrás quedaba el "Ethan Storm", el barco que había sido su hogar durante meses, el barco que había presenciado el inicio de su amor.
Kael se acercó a ella, tomándola de la mano. "No te preocupes, Lyra," dijo con una voz suave. "Vamos a estar bien. Siempre vamos a estar juntos."
Lyra asintió, sintiendo una ola de calor recorrer su cuerpo. Su amor era su única certeza en un mundo lleno de incertidumbre.
En Papeete, los esperaba un mundo totalmente diferente. La ciudad, situada en una bahía de aguas cristalinas, estaba lleno de colores, de aromas exóticos, y de un ritmo de vida más tranquilo que el frenético de los puertos europeos.
Lyra se encontró en un lugar donde el tiempo parecía fluir más lentamente, donde la naturaleza dominaba el paisaje, y donde la gente vivía en armonía con el mar.
Kael, en cambio, se sentía desubicado. La Polinesia Francesa le recordaba los años que había pasado navegando por los mares del Pacífico Sur junto a su padre, antes de que la familia se trasladara a Hamburgo. Pero la Polinesia también le recordaba a Estefanía, su esposa, a quien había perdido en una tormenta en estas mismas aguas.
Los días se convirtieron en una mezcla de descanso y de reflexión. Lyra se dedicó a explorar la isla, sus playas de arena blanca, sus lagunas de aguas turquesas, y sus bosques tropicales llenos de flores exóticas. Kael, en cambio, se refugió en la soledad de la bahía, contemplando el horizonte, sintiendo un vacío en su corazón que ningún paisaje podía llenar.
Lyra se propuso acompañar a Kael en su proceso de duelo, dándole el espacio que necesitaba y ofreciéndole su apoyo incondicional. Una tarde, mientras paseaban por la playa, Lyra se atrevió a preguntarle: "Kael, ¿cómo te sientes? ¿Qué piensas sobre todo esto?" Kael se quedó en silencio por un momento, contemplando el mar. El sol se reflejaba en las olas, creando un camino brillante que se extendía hasta el horizonte. "Es difícil, Lyra," respondió Kael con la voz un poco ronca. "Perder a mi padre es como perder un pedazo de mí mismo. Él era mi guía, mi mentor, mi amigo. Siempre estuvimos unidos, incluso cuando él se fue a Hamburgo y yo me quedé en el mar. Siempre sentí su presencia a mi lado." Lyra tomó su mano, sintiendo la frágil fuerza de sus dedos. "Lo sé, Kael. Yo también he perdido a mis padres. Sé lo que es sentir esa ausencia." "Pero tu pérdida fue diferente," dijo Kael con una voz baja. "Tu padre murió en un accidente, de repente. Mi padre sufrió una larga enfermedad. Lo vi decaer, día a día. Y aún así, no me preparé para su partida. " Lyra se quedó conmovida por las palabras de Kael. "Lo siento mucho, Kael. No sé qué decir." "No hay nada que decir," dijo Kael con una sonrisa triste. "Lo único que puedo hacer es recordarlo con amor y honrar su memoria. Y esa es una de las razones por las que quiero terminar la construcción del "Ethan Storm". Es un sueño que compartíamos, un sueño que me recuerda a mi padre y a lo que él siempre representó." Lyra asintió, sintiendo un calor en el pecho. "Estoy segura de que él estaría muy orgulloso de ti, Kael. Y yo te ayudaré a construir ese barco. Lo construiremos juntos, como un homenaje a tu padre." La idea de volver a construir un barco, un barco que llevara el nombre de su padre, era una forma de reconciliarse con el pasado y de mirar hacia el futuro con esperanza. Un par de semanas después, Kael y Lyra se encontraban en Hamburgo, en el astillero donde había comenzado la construcción del "Ethan Storm". El astillero era un lugar de trabajo duro, de ruidos fuertes, y de un olor a madera recién cortada que llenaba el aire. Lyra se quedó impresionada con la magnitud del proyecto. El "Ethan Storm" estaba prácticamente terminado. Su forma imponente se alzaba en el centro del astillero, un testimonio de la pasión y la determinación de Kael.
"Es increíble," dijo Lyra, con la voz llena de admiración. "No puedo creer que hayamos llegado tan lejos." Kael sonrió, sintiendo un nudo en la garganta. "Lo hemos hecho juntos, Lyra. Tú has sido parte de este sueño desde el principio." Lyra sintió un calor recorrer su cuerpo. Las palabras de Kael eran una confirmación de su amor y de su importancia en su vida. Los trabajadores del astillero se reunieron alrededor del barco, celebrando el final de la construcción. Kael, con la mirada llena de orgullo, tomó el micrófono y comenzó a hablar. "Este barco es un homenaje a mi padre, Ethan Storm," dijo Kael, con la voz un poco ronca por la emoción. "Fue él quien me enseñó el valor de los sueños, de la perseverancia, y de la búsqueda de la excelencia. Este barco lleva su nombre y su legado." Lyra observó a Kael, sintiendo una profunda admiración por él. Era un hombre que había superado la pérdida de su padre y que había encontrado la fuerza para seguir adelante, creando un futuro lleno de esperanza. La fiesta se prolongó hasta la madrugada, con música viva, bebidas, y risas. Lyra y Kael bailaron, charlaron con los trabajadores del astillero, y disfrutaron de la noche. En un momento de intimidad, Kael la llevó al jardín de la casa de su familia. La luna brillaba en el cielo, iluminando el jardín con una luz plateada. "Gracias por estar aquí, Lyra," dijo Kael, con un tono suave. "Tú has sido mi apoyo en los momentos más difíciles. Te quiero más que a nada en el mundo." Lyra se quedó en silencio, conmovida por sus palabras. "Yo también te quiero, Kael. Tú has cambiado mi vida para siempre." Se besaron, con una pasión que no había conocido límites. En ese momento, Lyra se dio cuenta de que había encontrado su lugar en el mundo. No en un pequeño pueblo de pescadores, ni en la cubierta de un crucero de lujo. Su lugar estaba junto a Kael, en el "Ethan Storm", surcando los mares de la vida, tejiendo sueños y construyendo un futuro lleno de amor y de esperanza. Un par de días después, Lyra y Kael se embarcaron en el "Ethan Storm". El barco, un testigo de un amor inquebrantable y un homenaje a un sueño realizado, comenzó su travesía hacia el horizonte.