Mackenzie Bailey joven hermosa descendiente de una aristocrata familia, es maltrada y humillada por sus hermanos y cuñada, hasta casi llevarla a la muerte, despreciada por su fisico, tratada como el petito feo, la han quebrado de mil y una formas hasta dejarla rota, lograra unir sus pedazos y obtener venganza.
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Cap 15: Amor propio
Mackenzie leyó el informe enviado por su padrino Luigi y mientras lo hacía algunas lágrimas caían de sus ojos.
En este informe estaban fotos tomadas por la mujer que la encontró en el baño público de una estación gasolinera, se podía ver el maltrato sufrido.
También el informe detallado de la psicóloga que la trato por las constantes pesadillas de niña en el orfanato, debido a los abusos de sus progenitores, porque esos monstruos no se pueden llamar padres.
La investigación de Luigi era tan completa, que hasta narraba el lugar donde los padres biológicos de Brenda estaban enterrados.
Lo que fue de su vida hasta ese punto, un completo descontrol entre drogas, alcohol y sexo.
Las cosas que le hicieron en el orfanato donde las maestras sabían de su inocencia, pero no la querían enviar con nadie, porque era buena estudiante y eso les generaba mucho dinero, ya que los niños con buenas notas eran patrocinados para la obtención de becas que ellas administraban ya saben como.
El mal comportamiento era simplemente una escusa.
Lamentablemente, la niña de 8 años se reveló y fue a la sala donde estaba los tres niños de las edades que la pareja quería, su belleza atraparte cautivo a la mujer y a pesar de que las maestras le dijeron del mal comportamiento eso nos los hizo cambiar de decisión.
Y menos al oír que la pequeña desmintió todo.
Se marchó con esperanza de un futuro mejor, y lo tuvo por más de un año, vivió un sueño, pero pronto despertó nuevamente a su triste realidad.
Toda esa información le dio a Mackenzie otra perspectiva, si bien la vida de Brenda fue un infierno en la tierra, pues ningún niño debe pasar por nada de lo que a Brenda le toco vivir, ella no tenía la culpa y no debió volcar su ira, su impotencia o frustración en alguien totalmente ajeno a su fatídica vida.
Las heridas dejadas por sus progenitores la reflejo en sí misma y se convirtió en una versión de ellos, lastimando a quien era inocente tal cual ellos lo hicieron.
Los daños en Mackenzie no eran inventos, seguía sin poder caminar con normalidad, sin contar los daños psicológicos producto de las humillaciones vividas.
Todo por las inseguridades, la maldad y la falta de amor propio de otro, Brenda por poco la mata y casi arruina su familia.
Una ofensa tan grande no podría dejarla pasar así como así, Adolfo acepto la condición de su hija, a final de cuentas fue la más afectada.
Mackenzie termino de leer la información y se concentró en sus terapias se esforzaría aun más por rápidamente volver a caminar como antes.
Practicaba en la piscina el doble de tiempo y en las mañanas iba al gimnasio a entrenar.
Su cuerpo cada vez se tonificaba y definía hermosamente.
Sus piernas se notaban esbeltas y fuertes, pero seguía cansándose rápidamente y perdiendo el equilibrio.
La grasa corporal disminuía dando paso a una piel tersa y firme.
Sus grandes curvas se acentuaban y su cintura cada vez se hacía más pequeña y su vientre más plano.
Sus pechos redondos y hermosos parecían operados, pero todo en ella era natural, como su carisma y sencillez.
A pesar de estar en silla de ruedas, muchos hombres la miraban con lujuria y se mostraban coquetos, pero eso no le importaba en lo más mínimo.
En la mente y corazón de Mackenzie solo existía un hombre desde hace 3 años.
Giovanni Grimaldi, el único hombre que la ha cautivado completamente, la última vez que lo vio fue en su fiesta de quince años se miraba hermoso y sexi en ese esmoquin negro, con 5 años mayor que ella ya estaba culminando la universidad y trabajaba junto a su padre.
El sueño ideal de toda mujer, la insoportable de su novia no lo soltó ni un solo momento impidiendo que en aquel entonces ella se acercara, recordar ese momento le dio tan nostalgia y suspiro pesadamente.
Era invisible en ese entonces y ahora que estaba confinada a una silla de ruedas seguro lo sería aún más, se miró al espejo con tristeza y lloro amargamente por largo rato.
Se limpió las lágrimas con frustración y rabia, se levantó con esfuerzo y dijo.
Eres hermosa Mackenzie, eres fuerte, valiente, inteligente y tienes la capacidad de salir adelante por ti, vales mucho y nadie debe opacar tu luz nunca más, con esas palabras de amor propio, dejo el bastón y camino hasta el otro extremo de la habitación y de vuelta nuevamente sin tambalearse.
Se duchó y se puso hermosa para ir a la universidad.
Ese día camino por más tiempo y se rehusó a usar el bastón.
Sus guardaespaldas estaban alertas por si necesitaba ayuda, pero para sorpresa de todos ella se negó rotundamente, cuando se cansaba, paraba se apoyaba a la pared y luego de un rato retomaba su marcha.
Demoro en llegar al aula, pero cuando lo hizo su rostro denotaba una felicidad y un orgullo inmenso, cansada se dejó caer en su asiento y la profesora la miró, áunque llego tarde no le dijo nada y prosiguió la clase.
Brenda se aplacó por un tiempo y aúnque tenía sus escapadas se concentró en sus estudios.
Mariano continuo ayudando a su padre en el buffed y ganaba más confianza, más conocimientos y se hacía de un nombre propio como abogado.
Le faltaba muy poco para graduarse al igual que Brenda, quien le insistía con que la ayudara a entrar al buffed familiar.
La respuesta siempre era la misma, no es posible papa no te quiere en la empresa.
Cristal por su parte había avanzado mucho con la ayuda de Susana, sus episodios de ansiedad habían casi desaparecido, era casi una paciente de alta de su rehabilitación.
Se había concentrado en sus estudios y tenía las mejores calificaciones sin contar su habilidad en el tenis.
El entrenador la motivaba y quería llevarla a competir, él explotaba al máximo esa habilidad innata de Cristal.
Adolfo estuvo de acuerdo, pero siempre era escoltada por la seguridad femenina.
Cristal por fin luego de muchos meses de encierro veía más que solo paredes y no iba a cometer ninguna estupidez que la vuelvan a dejar igual o peor que antes, así que se dedicaba a entrenar.
Por este medio deportivo liberaba la tensión y su mente se mantenía ocupada, olvidando su necesidad de placer.