Ellas eran muy buenas amigas, ambas se conocieron en un set, ellas querían llegar a ser actrices de telenovelas, y ¿por qué no?, actuar en alguna película.
Pero el destino les tenía preparada una jugarreta, que nadie se esperaba. Esta historia es completamente sacada de mi imaginación, de modo que todos los personajes, pasajes y nombres, son totalmente ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.
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El plantón.
Buenos días, señorita Kimberly, ¿cómo se siente hoy?, preguntó el director.
Ya me siento mejor, lista para empezar los ensayos.
Eso habla muy bien de usted, señorita.
Las tres chicas que van a participar en esta telenovela, por favor pasen el salón de junto, ahí las van a estar esperando el compañero.
Antes de salir, Kimberly le dijo a su amiga Elena:
Al rato vamos a comer a mi casa, ¿te parece?
Sí, me gustaría.
Bueno, en cuanto terminemos los ensayos, paso por ti, ¿ok?
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Buenos días, déjenme presentarme, yo soy Rómulo Garza, de hoy en adelante ustedes van a estar a mi mando y van a hacer todo lo que yo les diga, ensayaremos todos los papeles para la próxima telenovela y quiero que todo salga bien, vamos a poner todo de nuestra parte, ok.
Las tres chicas contestaron al unísono... Sí.
Les voy a presentar a una mujer que va a ser una parte importante en sus carreras, ella es la que presenta el clima, pero también va a ser de gran ayuda para que ustedes puedan salir adelante. Se pueden apoyar en ella en todo lo que necesiten, les aseguro que ella estará más que contenta de poder ayudarlas.
En ese instante entró la muchacha aludida.
Les presento a Itatí Sánchez, de repente ella participará en esquetches, y cosas por el estilo, pero es únicamente para ganar terreno en esto de la artistada.
Kimberly se sintió identificada con Itatí casi de inmediato, hubo mucha química entre las dos.
Hola, tu eres...
Kimberly, me da gusto conocerte, yo te he visto en la tele.
Sí, yo doy el clima en las mañanas. Pero también estoy tomando la clase de actuación, también me interesa ser actriz.
El resto de la mañana no pararon de ensayar.
Hasta que hubo un descanso, y entonces Itatí dijo:
Kimberly, te invito a comer, ¿quieres?, aquí cerca hay un restaurante donde la comida es muy rica.
Luego, dirigiéndose a las otras dos chicas, dijo: por hoy es todo, pueden irse a sus casas, mañana nos vemos aquí a la misma hora.
Tan entusiasmada estaba Kimberly con su nueva amiga, que se olvidó por completo que había quedado con Elena de ir a comer a su casa.
¿Tú eres de por aquí cerca?, le preguntó Itatí a Kimberly luego que estuvieron en el restaurante...
Sí, vivo por aquí cerca, me gustó mucho eso de las telenovelas y quise probar suerte.
Pues qué bien, se ve que tienes madera para eso, ojalá y tu telenovela sea de las más vistas y populares. Porque tú eres la protagonista, ¿verdad?
Sí, y gracias por tus buenos deseos...
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Elena se quedó esperando por espacio de una hora, hasta que por fin decidió ir al cuarto de junto.
El director Rómulo Garza le preguntó al verla entrar... ¿Por qué no se ha ido, señorita?, ¿qué desea?
Estoy buscando a Kimberly, quedamos de ir a comer a su casa y no la he visto.
¿Kimberly?, pero si ella se fue hace dos horas.
¡¿Cómo que se fue hace dos horas?!
Pues sí, es la verdad.
Elena salió totalmente decepcionada de ahí. "Seguro que estaba tan emocionada con su telenovela, que no se acordó de mí".
Ella llegó a su casa totalmente descorazonada, era la primera vez que su mejor amiga la dejaba plantada.
Vanessa, la madre de ella, al verla casi al borde del llanto, le preguntó:
Pero hijita, ¿qué te pasa? ¿Por qué vienes así?
Kimberly me dejó plantada, mamá... Elena ya no pudo aguantarse más, y soltó el llanto que salió a borbotones.
Elena, no te preocupes, son gajes del oficio, ten por seguro que no lo hizo intencionalmente.
Yo lo sé, mamá, en fin, voy a hacer de cuenta que no ha pasado nada. Y ahora, voy a mi cuarto, estoy muy cansada.
Está bien hijita, en cuanto esté la cena te hablo.
No te preocuoes, mamá, no tengo hambre.
Elena se fue a su cuarto y se acostó en su cama, al poco rato se quedó profundamente dormida.
Vanessa la observó irse y movió la cabeza negativamente. Espero que solo sea un malentendido, se dijo.
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Kimberly reía de buena gana al lado de Itatí, en realidad era una buena anfitriona, podía llegar a ser una excelente amiga.
Ya verás que bajo mi dirección tú llegarás lejos.
Ese papel que te dieron ya lo quisiera hasta yo.
No digas eso, Itatí, tú tienes tu propio programa.
No es "mi programa", solo tengo un pequeño segmento ahí.
No importa, tu ya tienes "callo" en esto. Yo apenas empiezo.
Triunfarás, ya lo verás.
Un abrazo selló una amistad que apenas comenzaba.
Yo nunca he tenido una amiga, desde hoy tú serás mi mejor amiga.
¿De verdad?, pues gracias por tus palabras, seremos amigas hasta la muerte. Kimberly se lo dijo de corazón.
Vamos, te llevaré a tu casa.
De pronto, Kimberly recordó algo que había olvidado por completo.
"Elena", ¡Dios mío!, la olvidé por completo.
Le pidió a su nueva amiga que la llevara a la casa de Elena.
Está bien, tú me guías.
Más tarde llegaron a la casa de su amiga.
Gracias, de aquí me voy en taxi a mi casa.
¿Estás segura?, le preguntó Itatí...
Sí, no te preocuoes por mí.
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Vanessa fue a abrir la puerta... Hola Kimberly, ¿no se te hace que ya es muy noche para que vengas de visita?
Perdón, pero necesito hablar con Elena, dijo Kimberly un poco avergonzada.
Vanessa dudó un poco antes de ir a hablarle a Elena, al fin se decidió y subió las escaleras.
Tocó a la puerta, desde dentro se oyó la voz de su hija...
Pasa, mamá.
Una vez dentro, dime mamá, ¿qué sucede?
Kimberly está abajo, quiere hablar contigo...
Déjala que venga, gracias, mamá.
Elena, perdóname, no me di cuenta de nada, estaba tan ilusionada con la telenovela, que me olvidé por completo que tú y yo teníamos una cita para comer en mi casa.
Sí, ya sé que te fuiste a comer con la chica del clima... Dijo Elena convencida.
¿Cómo lo supiste? ¿Quién te lo dijo?
Eso ya no importa, de verdad que no pasa nada. Tú puedes tener tantas amigas como quieras.
¿No estás enojada conmigo? ¿Me perdonas?
Claro que no estoy enojada contigo, tú eres mi amiga y siempre lo seguirás siendo. Además, no tengo nada que perdonarte.
Gracias amiga, te prometo que no volverá a suceder.
ya ni ganas de seguir leyendo