Akira un día despertó en el cuerpo de Mei, una princesa ignorada por su esposo el segundo príncipe, ahora Mei dejará de lado a ese esposo suyo y buscará liberarse de ese matrimonio y unirse al ejército de su padre.
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capítulo 20- agradecimiento
El antídoto estaba siendo administrado, aunque al médico le esta costando que Sumi se lo beba, por otro lado, Keiko y su doncella ya fueron encerradas y enviaron a los sirvientes para que trajeran a las autoridades, quienes se encargaran de hacer valer el juicio que se le hará a las culpables. Mei espera en la sala de la residencia de Sumi, no se piensa ir de ahí hasta saber que la chica se esta recuperando, Jiro también esta ahí y a momentos observa a Mei, no esperaba que ella se preocupara tanto por Sumi, pues en una ocasión, si le reclamó el que él pasara tiempo con Sumi y no con ella, pero esa Mei que tiene frente a él, es totalmente diferente.
- agradezco tu ayuda, si no hubieras capturado a esa sirvienta, Keiko se habría salido con la suya.
- lo hago por Sumi, ella es una importante amiga para mi.
- aun así, planeaban inculparte, por eso y lo habrían logrado, de no ser porque la descubriste.
- en eso tiene razón alteza. Pero usted le estaba creyendo a Keiko, si no hubiera visto a esa sirvienta entrar a esta casa, de igual manera estaría siendo culpada.
Jiro se mantiene callado, pues Mei tiene razón, estaba apuntó de creer en las palabras de Mei y de ser así, hubiera condenado a una inocente y hubiera perdido a Sumi. El médico sale, para decirles que Sumi esta respondiendo bien al antídoto, pero que por esta noche es probable que continúe con fiebre y que por ello, es recomendable que dejen a una doncella de confianza que cuide de ella, sin duda, Mei ofrece a Yama, pues es una mujer ya mayor y sabe cuidar de alguien enfermo, Yama no muy convencida acepta, pues es una petición de la princesa, además sabe que ella valora mucho a Sumi; Jiro también acepta ese ofrecimiento y pasa rápidamente a la alcoba para ver a Sumi, Mei también había pasado, viendo como Jiro sujeta la mano de Sumi mientras le habla, diciendo cuanto la ama y lo feliz que esta de saber que se ha curado, dicho esto se pone de pié y al darse la vuelta, puede ver a Mei, quien lo observa con cierta tristeza, en ese momento supone que es por lo que ha visto y a escuchado, ya que Mei muchas veces dijo cuanto lo amaba.
- y-yo...lo siento...Mei...pero yo la am...
Mei pasa de largo y se sienta en la orilla de la cama, Jiro no pudo terminar de hablar, pero mejor se retira, lo siente por Mei, pero no puede obligarse a quererla, aun cuando ayudo a Sumi, fingir amor hacia ella por gratitud, no sería bueno. Como ya había salido Jiro, Mei deja salir un suspiro.
- Sumi, debes ser fuerte, lo siento por el príncipe, pero prometo que te ayudare a salir de aquí. Recuperate.
Yama se queda en la habitación para mantener vigilada a Sumi y limpiarla del sudor ocasionado por la fiebre, por otra parte, el príncipe se ha quedado a dormir en la sala, mientras que Mei, decidió regresar al salón de loto, confía en Yama que hará un gran trabajo.
Al día siguiente, en el patio, los oficiales han llegado, el príncipe es quien les informa lo sucedido, mientras que Keiko y su doncella están de rodillas y atadas, ambas lloran, sobre todo Keiko porque sigue sintiendo el dolor de su mano, el príncipe le explica que la herida fue hecha por la princesa para que confesará donde estaba el antídoto, que hayan atrapado a la sirvienta con el veneno y que Keiko tuviese el antídoto, era suficiente para ser condenadas, los oficiales las llevaran al palacio, para darles la sentencia y por supuesto, en caso de Keiko, su familia será informada de los sucedido.
- esperemos reciban la pena de muerte.
Mei piensa que es lo justo, pues Sumi pudo haber muerto y no puede perdonar que casi la culpan a ella.
- estoy seguro que serán ejecutadas. Se lo merecen por dañar a mi Sumi.
En las otras residencias, ya las concubinas se han enterado de lo que sucedió y en como gracias a la princesa Sumi pudo salvarse.
- no se supone que sería conveniente para la princesa si Sumi moría.
- no, porque Keiko-san la quería inculpar.
- pobre Keiko-san ¿como se le pudo ocurrir esa horrible idea?
Hablo Nomi, pues era ella quien mencionó aquel plan, aunque nunca creyó que Keiko fuese tan torpe. Mieko, lo sabe, pero ella prefiere callar, no le interesa estar señalando a nadie. Las otras concubinas continúan hablando del teme y que sería mejor hacerse amigas de la princesa, así llevarían la fiesta en paz, tal como sucede con Sumi.
- nunca han ido a saludarla, que se presenten de la nada, hará que la princesa sospeche de sus intenciones.
- Mieko-san, nuestras intenciones son buenas. El príncipe nos da la atención necesaria, no necesitamos competir.
- cierto, mientras el príncipe aun nos visite y nos de los que nos corresponde, estamos bien.
La única ambiciosa entre las concubinas fue Keiko, pues era muy orgullosa debido al alto estatus de su familia, aunque ahora, con su delito, seguramente la familia perderá mucho.