Ivin quiere lo mejor para su familia y por eso esconde un secreto: por las noches es dama de compañía. Durante una noche de trabajo, se reencuentra con su crush de toda la vida. ¿Qué podría pasar cuando tu primer amor te confiesa estar enamorado de ti, pero tú estás en alquiler para otros hombres? ¿Por qué el amor es difícil a veces? ¿Por qué estamos aquí? ¿Por qué el amor no siempre nos salva?
NovelToon tiene autorización de Irwin Saudade para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
ATRAPADA
—¿Y entonces? —su pregunta me hizo volver a la tierra.
La noche se estaba pasando muy lenta.
—Sigo pensando. O sea, es que está carta está súper bien romántica y hasta te dice que eres su universo. Neta que esta chavita si te quería. Lo único que no sé, porque no se me ocurre, es en la posible responsable de estas frases cursis.
Eran las once y media de la noche mientras ambos tratábamos de descubrir un misterio inocente.
—Yo trato de hacer memoria, pero pues no doy.
—No recuerdo que alguna de nuestras compañeras tuviera esta letra. Quizá era de otro salón —le digo.
—¿Tú crees?
Asentí. La noche estaba fresca y agradecí haber traído un suéter conmigo.
—¿Y por qué te causa tanta intriga? O sea, ya pasaron los años como para que quieras ir a buscar a la chica que escribió esto. ¡Pura locura nomás! A lo mejor y hasta, esta chica ya se ha convertido en madre. Sabes que muchos de nuestra generación ya tienen hijos, ¿no?
Ligeramente sus labios se curvaron y me sonrieron.
Sus cejas se arquearon con curiosidad y la forma en que sus ojos me observaban... es que esto era algo diferente. ¿De qué se trataba todo esto? ¿Por qué estar hablando de romances del pasado a tan alta hora de la noche? Su tacto sobre el mío, todas esas veces que él me defendía y siempre terminaba consolándome. ¿Qué caso tenía seguir buscando en el pasado?
Ligeramente asintió. Se quedó callado, me saco de onda su reacción.
—Tienes razón. Quizá todo esto es una locura. La neta, solo me apresuré y te hice perder el tiempo. ¡Mejor regresemos a casa! Ya es muy noche.
¿De verdad estaba pasando esto? ¡Un berrinche! ¿O que cosa era este comportamiento extraño?
Y de forma rápida se incorporó, se puso de pie frente a mí. ¿Qué rayos estaba haciendo este chico? ¿A que estaba jugando? ¡Todo esto había sido una simple bobada!
—Bueno, ve con cuidado —le dije.
Extendió su mano hacia mí. ¡Manuel estaba actuando un poco extraño! ¿Qué podía hacer yo? El tiempo no se regresa.
—¡Ven conmigo!
Yo no me sentía con ganas de ir con él.
—Pero...
—Te llevaré a casa.
Sentada en la banca de metal, sosteniendo una carta de amor en la mano y mi crush frente a mí con una cara un poco extraña. ¿Qué significaba todo esto? ¿Fui una tonta al elegir perder mi tiempo tratando de descifrar una carta de mi crush?
—Pero, pensé que querías averiguar sobre...
—Perdón por hacerte venir, ahora me siento más tranquilo por todo lo que me dijiste.
¿Qué dije? ¡Ni siquiera dije nada!
—Aja, pero, ¿por qué te sientes tranquilo? No entiendo.
Su mano seguía esperando a que yo uniera mi tacto al suyo.
—Porqué sé que cuento contigo en cualquier momento y eso me hace sentir bien. ¡Gracias por venir!
En mi interior no sabía si debía reírme o sentirme conmovida por sus palabras tan cursis. ¡Es que neta que estaba pasando algo con él! ¿Que era?
—Bueno, llévame a casa —dije rechazando su mano—, es lo menos que puedes hacer por mí.
¿Acaso Manuel estaba jugando conmigo a algo que yo aún no era capaz de descifrar? ¿Que estaba tratando de sentir mi crush? ¡Puras tonterías con esto del amor!
...🦋🦋🦋...
—¡Gracias por traerme! Regresa con cuidado.
—Por supuesto. ¿Te veo mañana?
¿Pasar más tiempo conmigo? ¿Y su vida social?
—Sí. Aunque, lo más probable es que me ocupe con algo. Mejor nos escribimos. ¿Te parece?
—Me parece.
Bajé del auto y cerré la puerta. Comencé a caminar, pero su voz me hizo detenerme en seco.
—Ivin.
—¿Qué pasa?
—¡Gracias por ayudarme con esto!
Sonreí de forma tonta. ¡Me sentía frustrada por su culpa!
—De nada. ¡Ya vete!
Literalmente lo corrí. Vi como asentía.
Hice que el pasador de la puerta se deslizara, esta se abrió y pude entrar. Con mucho sigilo caminé por el pasillo que conducía a la parte trasera de mi casa. Recargué la escalera contra la pared y comencé a subir.
Empujé la puerta de la ventana y entré a mi habitación. Con mucho cuidado cerré la puertita y la luz de mi mundo se encendió de golpe. ¡Mi frustración aumento!
—¿A dónde estabas?
Me giré al instante para poder ver a Emilio observándome con mucha atención. ¡Hasta tenía los brazos cruzados! Condenado chamaco.
—Salí a tomar un poco de aire. Es que no puedo dormir.
—¿De verdad?
Parecía no creer en mi excusa.
—Sí. Solo que no bajo por las escaleras principales para no despertar a los papás.
Enarcó sus cejas de forma inquisitiva.
—Pues no te creo.
—Pues no me creas entonces.
—¿A dónde sueles ir todas las noches? —Me preguntó sin miedo alguno.
Mi hermano estaba haciendo el papel de detective. ¿Qué le respondería?
—Afuera, a tomar el aire. Luego no puedo dormir y me siento sofocada, así que prefiero salir a respirar aire nocturno.
Pero el chamaco dudaba de mi excusa.
—Sabes que puedes decirme la verdad. Si la estás pasando mal no necesitas hacerte la fuerte.
¿Pasándola mal? ¿Era tan notorio?
—De verdad, siempre salgo a caminar por aquí cerca. Pero neta que estoy bien, no te preocupes.
No quería que mi hermano supiera la verdad y que gracias a eso podía mantener esta casa a flote. ¡No quería que él supiera mi secreto!
—¿Y por qué no traes la pijama puesta?
¡Maldita sea! Emilio solía ser demasiado persistente.
—Pues porque no quiero ensuciarme con la calle. Recuerda que la pijama es para dormir, no es para salir a caminar.
—Pues no sé, como que estás escondiendo algo y no sé qué es. ¿Me tienes confianza?
Su pregunta era profunda. ¿Confianza? Emilio estaba jugando a ser un adulto, incluso más maduro que yo.
—Emilio, tú sabes que confío en ti.
—¿Y entonces? ¿Por qué no me quieres decir la verdad?
¡Canijo!
¿Alguna vez te pusieron entre la espada y la pared porque estás tratando de ocultar algo oscuro? ¡Yo sabía que este no era el momento para que él supiera la realidad de su hermana! Yo misma sentía un asco inmenso en mi interior.
—¿Quieres saber la verdad?
—Sí.
—¿Por qué quieres saber la verdad? ¿Por qué no me crees todo lo que ya te he dicho? ¿Tan mala persona soy?
Sentía que mi corazón se había transformado en un puño de sentimientos encontrados. Eran ternura y compasión lo que predominaba en mí. ¡Recordé al hombre que embriagué esta noche! ¿Debía contarle sobre él? ¿Debía mostrar sensibilidad ante mi hermano? Mi dolor emocional era intenso justo ahora.
—No eres una mala persona Ivin, tú eres increíble y siempre nos estás ayudando. ¡Gracias por cuidar de nosotros! Si te estoy diciendo todo esto es porque de verdad me preocupas. ¡No siempre tienes que actuar como si fueras de hierro!
¿Mi corazón era de hierro? ¡Por fuera estaba firme y seguro! Por dentro me convertí en un asco. ¡Me dieron ganas de darme en la madre!
—¡Está bien Emilio!
Enarcó sus cejas. Tenía su cabello enmarañado y su pijama de color azul le quedaba un poco grande.
—¿Me dirás?
Tomé un poco de aire, hice que mis pulmones se inundaran de tranquilidad antes de animarme a contarle. ¿Qué le diría?
—Lo único que te puedo decir es algo confidencial y te pido que no le digas ni una palabra de esto a mamá, a papá o a Estefan. ¿Entendido?
—Sí. Guardare tu secreto.
Asentí. Ya eran las doce de la noche.
—Vale. Entonces esta es la verdad.
—Ajá.
—Tengo un trabajo que me permite ganar bien pero que requiere que yo salga todas las noches. Así puedo comprar las medicinas de papá y pagar sus consultas médicas. Ya ves que todo esto de la enfermedad nos ha hecho gastar mucho dinero.
Sus cejas se curvaron en sorpresa y parecía que él no podía creer que yo le estuviera diciendo algo así.
—Sí, yo estoy muy al tanto de eso.
—Bueno pues este trabajo también me permite poder ganar más que con la venta de los pays. Tú sabes que los pays si se venden y apenas podemos obtener para la comida. Pero este trabajo me está ayudando también a poder ahorrar para meterme a la escuela.
—¿A la escuela?
—Sí. Me gustaría poder retomar la escuela. ¡Sabes que ese es mi sueño!
—¿Y te falta mucho para poder inscribirte?
—Solo un poco. Ya casi logro juntar la meta.
—Eso está bien. ¿Y es muy difícil tu trabajo?
Mi hermano tenía demasiada curiosidad por saber sobre mi nuevo oficio. ¡Yo no tenía ganas de hablarle sobre mi oficio!
—No. Realmente no es complicado.
—¿Y crees que yo pueda trabajar allí?
¡Ay no!
—No. Tú no estás hecho para eso.
—Pero me gustaría poder ayudarte con los gastos de papá.
—¡Tranquilo Emilio! No te estreses, no estás en edad de trabajar más de lo necesario. ¡No te preocupes! Yo me seguiré encargando de todo.
—Pero...
—Este trabajo no es para ti. ¡Qué te quede claro! No quiero que tú te metas en algo como esto.
—Está bien.
—Mejor concéntrate en seguir sacando buenas notas. Aprovecha la escuela y aprende, aprende mucho.
—Sí. Eso siempre.
—¡Más te vale!
—Ajá.
—¿Ajá qué?
—Sacaré buenas notas.
Asentí, esa era la respuesta que quería escuchar.
—Bueno chamaco, esa es la verdad. Ahora ya me puedes dejar en paz. ¡Pobre de ti si dices algo!
Era yo quien estaba amenazando a mi hermano.
—No diré nada.
—¡Más te vale!
—Que sí.
—Bueno, pues ya sabes la verdad, ya me estuviste esperando. Es hora de que vuelvas a tu habitación. ¡Ya duérmete!
—No tengo sueño.
—Agarra un libro y lee un poco. ¡Mira! Así se te van a cansar los ojos y te vas a dormir rápido. ¡Haz eso!
Noté una sonrisa en sus labios.
—Bueno, lo haré.
—Más te vale, no quiero que te desveles mucho.
—Va. Descansa canija.
—¡Tú también, pedorrillo!
Emilio salió de mi habitación y yo apagué la luz. Me quedé a oscuras, de pie, intentado pensar que acababa de hacer lo correcto al no darle detalles sobre mi trabajo. Mi corazón latía a toda potencia y muy en el fondo de mi ser, tenía unas ganas enormes de querer llorar.
¡Logré ocultar mi identidad de escort! Al menos, por ahora. ¿Pero a que costo? Me dolía el cargar con sentimientos incomprendidos.
...🦋🦋🦋...
...Querido diario: ...
...Sé que las cosas mejorarán algún día, que toda la miseria que se vive en este mundo desaparecerá y que todo será un ayer. ¡Esta vida no siempre será como nosotros queramos que sea! Y es que también soy muy consciente de que no soy la única persona en el planeta que la está pasando mal. ¡Hay más corazones rotos en este mundo que sonrisas reales por buenos momentos!...
...Todos alguna vez hemos tenido malos ratos, momentos tristes e incluso desesperantes. ¿A dónde se irá todo esto que ahora mismo nos hace daño? La vida es algo tan complejo que hasta por más que lo intentes, no podrás entender. Que somos la rueda de la fortuna. Que subimos a toda velocidad y luego terminamos en el suelo con dolores bien mecos. ¿A dónde está el equilibrio? ¿En dónde quedan todos nuestros sentimientos que nos hacen humanos? ¡En la madre!...
...¡Aquí estoy yo! Intentando no fracasar, luchando por ser una buena chamaca y así darle a mi familia la felicidad que se merece. ¿Estoy haciendo algo mal?...