Junsu, un sigma que oculta su verdadera naturaleza, con el peso de los prejuicios en su vida, sobreviendo en un mundo que lo rechaza. Junsu se ve envuelto en un falso acuerdo amoroso con Hyunmin, su jefe, un alfa. Lo que comienza como una farsa para salvar las apariencias y un futuro impuesto, pronto se transforma en una conexión genuina que ninguno de los dos esperaba.
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Recuperación
Me desperté sobresaltado por las voces que venían de la sala. Mi cuerpo aún estaba algo adolorido, pero el ruido hizo que me levantara más rápido de lo que hubiese querido. Caminé somnoliento hacia la puerta, y al abrirla, la escena que encontré me hizo detenerme en seco.
Hyunmin estaba de pie en el centro de la sala, frente a su padre. La tensión entre ellos era palpable. Podía escuchar fragmentos de la conversación, y no tardé en darme cuenta de que no era una simple discusión de padre e hijo. Las palabras de su padre eran fuertes y llenas de desdén, y no tardé en captar que la discusión tenía algo que ver conmigo.
-¿Cómo puedes traer a ese aquí?- Escuché decir al padre de Hyunmin con un tono cargado de desprecio, y sentí un escalofrío recorrer mi espalda. Su mirada me encontró de inmediato, y pude ver el recelo y desdén en sus ojos.
Me quedé inmóvil por un momento, sin saber qué hacer. No esperaba encontrarme en esta situación, y menos después de todo lo que había pasado la noche anterior. Hyunmin no había mencionado nada sobre la visita de su padre, y ahora me encontraba en medio de algo mucho más grande de lo que imaginaba.
Antes de que pudiera pensar bien las cosas, me encontré caminando hacia Hyunmin, como si mi cuerpo actuara por cuenta propia. Sentí el peso de la mirada del padre de Hyunmin sobre mí, pero ignoré el temor que me provocaba. Me acerqué a Hyunmin y, con un gesto tímido, tomé su brazo, entrelazando mis dedos con los suyos. Mi corazón latía a mil por hora, pero me forcé a mantenerme firme.
-Estamos saliendo…- Dije, con una voz apenas audible, pero lo suficientemente clara para que los dos me escucharan. El silencio que siguió fue aplastante. Hyunmin me miró sorprendido, y por un segundo, pensé que tal vez había cometido un error.
El padre de Hyunmin me lanzó una mirada incrédula, como si no pudiera procesar lo que acababa de escuchar. Sus ojos se movieron rápidamente entre mí y su hijo, buscando una explicación que no podía encontrar.
Hyunmin, tras recuperarse de la sorpresa, asintió lentamente. Su expresión cambió, tornándose más seria mientras mantenía la mirada fija en su padre.
-Es cierto.- Dijo con una firmeza que me sorprendió. -Estamos juntos. No es un juego.-
El padre de Hyunmin soltó una risa amarga, como si todo aquello le pareciera un mal chiste.
-¿Juntos?- Repitió, con una mezcla de burla y enoja. -¿Es qué acaso piensas que voy a creerme esto, Hyunmin? Eres mi hijo, te conozco mejor que a nadie. Deja de jugar a estos… juegos ridículos. No tienes tiempo para esto, ni para andar metiéndote con alguien como él.
La forma en que dijo “alguien como él” me hizo sentir como si no fuera más que una molestia, una mancha en la vida de Hyunmin. Mi estómago se revolvió, pero me obligué a mantenerme de pie junto a Hyunmin, a pesar de la incomodidad.
-No estoy jugando.- Repitió Hyunmin, su tono más cortante esta vez. -Junsu y yo estamos juntos, y no tienes derecho a interferir en esto.-
El padre de Hyunmin lo miró fijamente, y durante un momento, pensé que las cosas podrían escalar aún más, pero en lugar de continuar con la discusión, el hombre soltó un suspiro exasperado y se dio la vuelta, dirigiéndose hacia la puerta.
-No sé qué intentas lograr con esto, pero maps te vale que pongas tus prioridades en orden, Hyunmin. No voy a permitir que tires tu vida por la borda por una tontería como esta.- Sus palabras fueron duras, pero Hyunmin no dijo nada mientras su padre salía del departamento, cerrando la puerta de golpe tras de sí.
El silencio que siguió fue casi ensordecedor. Solté el brazo de Hyunmin lentamente, aún procesando lo que acababa de pasar. Mi corazón seguía latiendo rápido, pero ahora por razones diferentes. Miré a Hyunmin, esperando que dijera algo.
-Lo siento…- Empecé a decir, sintiéndome avergonzado por haber intervenido de esa manera. -No sabía qué más hacer.-
Hyunmin me miró por un momento, como si estuviera debatiendo algo internamente, y luego suspiró.
-No tienes que disculparte, Junsu.- Me miró con una mezcla de seriedad y algo más que no pude descifrar. - Lo hiciste bien. Era lo que necesitaba escuchar en ese momento.-
Me quedé perplejo, sin saber qué responder. Hyunmin se giró, caminando hacia la ventana y mirando hacia la ciudad desde lo alto del penthouse.
-Mi padre nunca ha entendido que no quiero vivir bajo sus términos. Siempre ha sido así- Hablaba en voz baja, como si estuviera hablando más consigo mismo que conmigo. -Siempre presionando, siempre exigiendo, y ahora… ahora con esto del matrimonio, es peor que nunca.-
Podía sentir el peso de sus palabras. Había tanto más detrás de su fachada fría y controlada.
-Hyunmin…- Intenté decir algo, pero no sabía exactamente qué. Todo parecía tan complicado, y aunque estábamos metidos en esta farsa, algo me decía que había más en juego.
Hyunmin se giró hacia mí, sus ojos más suaves esta vez..
-Gracias, Junsu.- Dijo, y por un momento, pude ver una pequeña sonrisa en su rostro. -Agradezco que estés haciendo esto pero por ahora, deberías quedarte un par de días más, hasta que el médico te lo indique. No quiero que te arriesgues a empeorar.-
Asentí, sintiendo que mi lugar en todo esto se volvía cada vez más complicado, pero sabiendo que no podía darle la espalda.
El aroma del desayuno llenaba la cocina, y el sonido de los utensilios contra los platos era lo único que rompía el silencio entre nosotros. Hyunmin se movía con soltura por el espacio, sirviendo el desayuno con una precisión casi automática. A pesar de que no lo demostraba abiertamente, siempre había algo en su forma de hacer las cosas que transmitía un aire de perfección. Observé la mesa frente a mí, intentando concentrarme en lo que había sucedido momentos atrás con su padre, pero una pregunta comenzó a formarse en mi cabeza, casi sin que me diera cuenta.
-Hyunmin…- Lo llamé, intentando sonar casual. -Si no quieres casarte con la persona que tus padres elijan... entonces, ¿estás interesado en alguien más?- Mi voz salió más insegura de lo que pretendía, y me reproché a mí mismo por lo innecesario de la pregunta, pero, la curiosidad me estaba carcomiendo. Algo en cómo Hyunmin había mencionado la presión de su familia me hacía pensar que había algo más.
Hyunmin, que estaba sirviendo café, se detuvo un segundo, como si mis palabras lo hubieran sorprendido. Luego, con la misma tranquilidad de siempre, asintió.
-Sí, hay alguien.- Dijo, mientras dejaba la cafetera a un lado y se sentaba frente a mí. Su tono era suave, pero sus palabras me atraparon al instante. Algo dentro de mí se removió con incomodidad al escucharlo.
Sentí un ligero nudo formarse en mi estómago, pero intenté no mostrarlo. No era asunto mío, después de todo, y sin embargo, la sensación de que algo importante estaba por ser revelado hizo que mi atención se enfocara por completo en él.
-¿Y... qué te impide estar con esa persona?- Pregunté, forzando una sonrisa que no se sentía del todo natural. Mi corazón latía más rápido de lo que debería, pero me obligué a mantener la calma.
Hyunmin bajó la mirada por un momento, como si estuviera reflexionando sobre qué decir. Luego me miró directamente, sus ojos más sinceros de lo habitual.
-La verdad…- Empezó a decir, entrelazando los dedos frente a él. -He sido un cobarde. Esta persona…- Hizo una pausa, como si buscara las palabras adecuadas. -Me gusta desde hace tiempo, pero nunca he tenido el valor de acercarme correctamente. Incluso... la he lastimado en el proceso.-
Me sorprendió el tono de culpa en su voz. Nunca había visto a Hyunmin así, tan vulnerable, tan dispuesto a compartir algo tan personal. Lo miré, esperando que continuara, y lo hizo.
-Hubo un momento en el que no pude controlarme, cuando estaba en mi peor estado, y en lugar de ser honesto o intentar remediarlo, me alejé. Lo peor de todo es que... lo herí. Tal vez más de lo que imaginaba.- Hyunmin habló con calma, pero su mirada se perdió por un momento, como si estuviera reviviendo algún recuerdo doloroso.
Sentí una punzada en el pecho al escuchar eso, sin entender muy bien por qué. Algo en sus palabras me afectó más de lo que esperaba. Estaba siendo tan honesto, más de lo que jamás había sido conmigo, y sin embargo, todo esto me hacía sentir incómodo.
-¿Por qué no le has dicho nada?- Pregunté, con la voz algo ronca. Me sorprendió lo rápido que salió la pregunta. Quizás estaba intentando llenar el silencio o, en el fondo, quería saber si todavía había esperanza para él y esa persona.
Hyunmin se quedó en silencio por un momento, mirando el plato frente a él antes de responder.
-No estoy seguro de que quiera escucharme.- Su voz era baja, casi un susurro. Sus palabras cargaban un peso que yo no podía ignorar. Cada palabra que decía parecía estar llena de arrepentimiento y de un sentimiento que yo no podía descifrar del todo.
-Bueno…- Empecé, aunque ni siquiera estaba seguro de lo que iba a decir. -Si esa persona te importa tanto, ¿no vale la pena intentarlo?- Intenté sonreír, pero me sentía cada vez más incómodo con la dirección de la conversación.
Hyunmin me miró de nuevo, esta vez con una sonrisa suave pero triste.
-Es complicado. A veces creo que es mejor mantener la distancia, aunque me cuesta. No quiero volver a hacerle daño.- Dejó la taza de café en la mesa, su mirada fija en mí. -Lo que más me gusta de esa persona es... la manera en que siempre intenta ser fuerte, a pesar de lo que le pasa. Es alguien que ha pasado por mucho, pero nunca deja que eso lo defina. Tiene una resistencia increíble, aunque tal vez no lo vea de esa manera.- Su voz se suavizó al hablar, y pude notar el cariño con el que describía a esa persona.
Mi corazón dio un vuelco. No sabía por qué, pero algo en mí reaccionó mal ante sus palabras. Quizás era la forma en que hablaba de esa persona, con tanto afecto, tanta admiración algo que nunca había visto en él. Me sentí celoso, y eso me sorprendió más que cualquier otra cosa.
-Parece… alguien muy especial.- Logré decir, aunque las palabras salieron más tensas de lo que esperaba.
Hyunmin asintió, su mirada aún fija en mí.
-Lo es.- Su respuesta fue firme, pero había algo en su tono, algo que no pude identificar. Me sentí aún más incómodo, como si estuviera presenciando algo que no debía.
Intenté concentrarme en mi desayuno, pero el nudo en mi estómago seguía ahí, más apretado que antes. Mientras él hablaba de esa persona, me di cuenta de que no sabía qué sentir. Me sentía confuso, molesto, pero también sabía que no tenía derecho a estarlo. Después de todo, Hyunmin nunca me había dado razones para pensar que había algo entre nosotros. Lo nuestro siempre había sido una farsa, nada más.
-Deberías decirle lo que sientes.- Dije finalmente, aunque las palabras se sintieron como un puñal en mi propio pecho. Quería sonar alentador, pero no podía evitar el peso en mi voz.
Hyunmin me miró en silencio por un momento, como si estuviera evaluando mis palabras. Luego, su expresión cambió, volviéndose más relajada.
-Tal vez lo haga.- Su respuesta fue ambigua, como si él mismo no estuviera del todo convencido, pero había algo en su mirada, algo que no pude descifrar, que hizo que mi corazón latiera aún más rápido.
El desayuno continuó en silencio después de eso, y aunque intenté ignorar lo que sentía, la incomodidad persistió.