Las gorditas no tenemos derecho a enamorarse.
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Capítulo 11
Después de unos cuantos minutos, él llama mi atención y dice — vamos… me levanto y camino detrás de ellos, parezco una corderita siguiendo al lobo, que situación tan extraña.
Cuando salimos de la oficina el toma mi mano y me empuja hacia él, luego dice — que patética eres, ni caminar a mi lado sabes… lo miro con miedo y le digo — señor usted fue el que salió primero con su asistente, ahí no había espacio para mi, quien es el patético?… me mira con ira y dice — ay Mariana aún no has aprendido nada, no me vas a volver a hablar de esa manera… me da un jalon fuerte, con estos nuevos zapatos me es difícil caminar y casi pierdo el equilibrio.
Mientras bajamos por el ascensor, el mantiene una postura distante y fría, cuando llegamos al carro el chofer está presto a ayudar, pero Miguel dice — vete a casa Jorge, hoy manejaré yo… Jorge afirma y dice — listo señor… una vez dentro, él dice — iremos con unos socios importantes, espero te sepas comportar… después de ese comentario, no me tomo no molestia de mirarlo.
Durante el almuerzo los socios halagaron unos cuantos comentarios que hice sobre la economía actual, eso me hizo sentir bien, pero quien no se sentío cómodo era él, pues veía como su mirada me apuñalaba una y otra vez.
Al terminar el almuerzo, reviso mi celular y ya es la una; estoy Justa de tiempo para llegar a mi entrevista, cuando nos subimos al auto, él toma un camino diferente al de la casa, razón por la que digo — no vamos para la casa?… él no responde mi pregunta y acelera de una manera que da miedo, le vuelvo a decir — señor no vamos para la casa?… en un semáforo se voltea y dice — por qué necesitas llegar a la casa?, estás con tu esposo, así que no veo la necesidad… lo miro enojada y hago el intento de bajarme, pero él me toma fuerte de la mano y dice — para donde crees que vas?… lo miro con ira y le repondo — lejos de usted… en ese momento cambia el semáforo y vuelve a acelerar, luego dice — creías que no me enteraría que tienes una entrevista de trabajo?… quedo fría y le digo — co….como se enteró?… acelera con mayor velocidad y dice — Mariana eres mi esposa, todo lo que hagas, digas e incluso lo que piensas, lo sé y no te podrás alejar de mi al menos de que yo quiera… con el corazón en la mano le digo — llevamos a penas dos días de matrimonio y esto es un infierno, déjeme ir porfavor… veo cómo apreta el volante y dice — no se me da la gana, eres de mi propiedad; aunque podemos llegar a un acuerdo… lo miro extrañada, pero si hay una mínima posibilidad de escapar la escuchare, así que digo — explíquese señor… sin expresión dice — dame un hijo y después te largas… su propuesta me ha dejado peor, yo no le daría un hijo, además un bebé mío no sería capaz de dejarlo, así que mi respuesta es contundente — no… depues de mi negativa, aprieta el timón de nuevo y acelera aún con mayor potencia.