En Amor en la Sombra de la Mafia, Dante Lucchesi, un despiadado jefe de la mafia, ha aprendido a mantener su corazón frío y sus emociones bajo llave. Nada en su mundo es más importante que el poder y el control... hasta que conoce a Isabella, una mujer que, por accidente, se cruza en su peligroso camino. Atrapada entre deudas y enemigos, Isabella no tiene otra opción más que aceptar la protección de Dante, aunque pronto descubre que bajo su fachada de acero se oculta un hombre atormentado por su pasado. A medida que sus vidas se entrelazan, la pasión y el peligro crecen a la par, llevándolos a enfrentar enemigos implacables y sentimientos que ninguno de los dos esperaba. Pero, ¿podrá Dante realmente proteger a Isabella sin perderse a sí mismo en el proceso? El amor verdadero no será fácil de conquistar en este oscuro mundo de traiciones y sombras.
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Capítulo 20: Luz en la Oscuridad
La noche había caído sobre la pequeña casa de campo donde Dante, Isabella y Ricci habían encontrado refugio. Aunque el lugar estaba alejado del bullicio de la ciudad, la tensión era palpable. Cada crujido de la madera o susurro del viento era una recordatorio constante del peligro que aún los acechaba.
Dante se encontraba en la sala de estar, revisando una serie de documentos y mapas esparcidos sobre la mesa. Isabella, cansada pero decidida, estaba a su lado, tratando de mantenerse alerta a cualquier señal de peligro. Ricci se encontraba en una de las habitaciones, recuperándose lentamente de sus heridas bajo el cuidado de Isabella.
—No podemos seguir así por mucho tiempo, —dijo Dante, rompiendo el silencio mientras revisaba un informe—. Moretti no es el único que quiere nuestra cabeza. Cada minuto que pasamos aquí nos acerca más a la posibilidad de ser descubiertos.
Isabella se acercó y miró los papeles extendidos frente a él.
—Entonces, ¿qué hacemos? —preguntó, con la voz cansada pero firme—. Necesitamos un plan para asegurarnos de que este sea nuestro último enfrentamiento con ellos.
Dante la miró con una mezcla de cansancio y determinación.
—Tienes razón, —dijo—. Pero no podemos hacer nada hasta que estemos completamente seguros de que Ricci está a salvo. He contactado con uno de mis antiguos aliados que puede ayudarnos a trasladarlo a un lugar seguro, pero necesitamos asegurarnos de que no haya ningún seguimiento.
Isabella asintió, su mente ya en los próximos pasos.
—¿Y luego? —preguntó—. ¿Qué haremos después de asegurarnos de que Ricci esté bien?
Dante tomó un profundo respiro antes de responder.
—Una vez que Ricci esté a salvo, debemos desaparecer. Necesitamos encontrar un lugar donde los enemigos no puedan encontrarnos. Pero, antes de eso, tenemos que asegurarnos de que toda esta información no sea utilizada en nuestra contra.
Isabella se sentó frente a él, el cansancio acumulado pesando sobre sus hombros.
—Me preocupa que el peligro esté más cerca de lo que pensamos. Moretti no se rendirá fácilmente, y si hay traidores en tu equipo, podrían estar esperando el momento adecuado para atacar.
Dante asintió, la preocupación en sus ojos evidente.
—Lo sé, —dijo—. Y por eso mismo necesitamos ser extremadamente cautelosos. No podemos permitirnos cometer errores ahora.
...
Esa noche, mientras el viento soplaba a través de las ventanas de la casa, Isabella recibió una llamada de uno de los contactos de Dante. El mensaje era claro y urgente.
—Isabella, —dijo el contacto—. Hay noticias. Los hombres de Moretti han estado buscando intensamente y han descubierto que Ricci podría estar aquí.
El corazón de Isabella se aceleró mientras escuchaba el informe.
—¿Cómo lo supieron? —preguntó con voz temblorosa—. ¿Hay alguna forma de evitar que nos encuentren?
—Estamos trabajando en ello, —respondió el contacto—. Pero necesitan actuar rápido. Les sugiero que preparen una salida de emergencia para Ricci y se mantengan en alerta.
Isabella colgó y se dirigió a Dante, quien estaba revisando algunos papeles en la mesa.
—Dante, —dijo, su voz cargada de urgencia—. Los hombres de Moretti saben que Ricci podría estar aquí. Necesitamos prepararnos para una posible invasión.
Dante se puso en pie de un salto, su rostro mostrando una determinación renovada.
—Entonces preparémonos, —dijo—. No podemos permitirnos ser sorprendidos. Vamos a asegurarnos de que Ricci esté listo para moverse y que todo esté en su lugar para nuestra salida.
...
Con una sensación de urgencia en el aire, Dante y Isabella se movilizaron rápidamente. Prepararon el equipo de emergencia y aseguraron la casa para asegurarse de que no hubiera ninguna entrada no deseada. Ricci, a pesar de sus heridas, fue capaz de colaborar en el proceso.
—¿Qué vamos a hacer exactamente? —preguntó Ricci, su voz grave debido al dolor.
—Vamos a salir de aquí antes de que puedan encontrarnos, —respondió Dante—. Tenemos un plan de escape que nos llevará a un lugar seguro. Pero necesitamos actuar con rapidez.
Isabella miró a Ricci, sus ojos llenos de preocupación y compasión.
—No te preocupes, —dijo ella—. Haremos todo lo posible para mantenerte a salvo.
Ricci asintió, aunque su rostro mostraba el agotamiento.
—Gracias, —murmuró—. No sé cómo agradecerles por todo esto.
Dante lo miró con firmeza.
—No tienes que agradecer nada. Solo concédenos la oportunidad de acabar con este asunto de una vez por todas.
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La noche avanzaba y la tensión crecía. El equipo de Dante estaba en constante comunicación, y todos los movimientos eran coordinados con precisión. Finalmente, después de horas de preparación y con la llegada de la hora crítica, Dante e Isabella ayudaron a Ricci a salir de la casa de campo.
El plan era sencillo pero arriesgado: dejar la casa en apariencia deshabitada para engañar a cualquier posible intruso y luego moverse rápidamente hacia un vehículo que los llevaría a un punto de extracción seguro.
Dante condujo el coche con cuidado, sus ojos escaneando constantemente los alrededores mientras Isabella mantenía la radio en contacto con el resto del equipo. La carretera estaba oscura y desierta, pero Dante sabía que no podían relajarse.
—Estamos en la ruta correcta, —informó Isabella—. Todo está tranquilo por ahora.
Dante asintió, pero no permitió que su guardia bajara. Cada sombra en la carretera parecía una posible amenaza.
Finalmente, llegaron al punto de extracción, un pequeño depósito en las afueras de la ciudad que Dante había utilizado en el pasado. Allí, un contacto de confianza estaba esperando para asegurar la transferencia de Ricci y para brindarles transporte a Dante e Isabella hacia un lugar más seguro.
—Estamos aquí, —dijo Dante al detenerse frente al depósito—. Vamos a asegurarnos de que todo esté en orden.
Isabella ayudó a Ricci a salir del coche y lo llevó dentro del depósito, donde el contacto de Dante ya estaba preparando todo para su traslado. El ambiente en el depósito era de una calma tensa, pero el plan parecía estar funcionando.
—Todo está listo, —dijo el contacto—. Ricci será trasladado a un lugar seguro, y ustedes dos tienen un nuevo lugar donde quedarse.
Dante miró a Isabella, y aunque la preocupación aún estaba en su rostro, había un atisbo de alivio.
—Hemos hecho todo lo posible para asegurarnos de que Ricci esté a salvo. Ahora es el momento de desaparecer.
Isabella asintió, sintiendo una mezcla de tristeza y determinación.
—Sí, —dijo—. Es el final de un capítulo, pero el comienzo de uno nuevo.
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Mientras el vehículo que transportaba a Ricci se alejaba, Dante e Isabella se prepararon para su propio escape. Subieron a otro coche, uno que Dante había preparado previamente para garantizar que pudieran moverse sin ser rastreados.
El viaje fue largo y silencioso, con Dante e Isabella reflexionando sobre lo que habían logrado y lo que aún estaba por venir. A medida que el coche avanzaba hacia su nuevo refugio, Isabella miró a Dante, sintiendo un profundo sentido de esperanza y incertidumbre.
—¿Qué haremos ahora? —preguntó, su voz llena de una mezcla de cansancio y esperanza.
Dante la miró, su expresión ahora más suave, pero aún llena de determinación.
—Nos prepararemos para un nuevo comienzo, —dijo—. Buscaremos un lugar donde podamos estar a salvo, donde podamos comenzar de nuevo. Pero esta vez, con la certeza de que hemos dejado atrás a nuestros enemigos.
Isabella sonrió débilmente, sintiendo la calidez de las palabras de Dante.
—Entonces, ¿dónde vamos ahora? —preguntó.
Dante miró por la ventana, observando el paisaje que cambiaba mientras se alejaban de su pasado.
—Vamos a encontrar un lugar donde podamos estar en paz, —dijo—. Un lugar donde la oscuridad no pueda alcanzarnos y donde podamos construir una vida juntos.
A medida que el coche avanzaba hacia el horizonte, Isabella y Dante sabían que el futuro era incierto. Pero lo que sí sabían era que, a pesar de todo lo que habían enfrentado, su amor había sobrevivido a la tormenta. Y ahora, estaban listos para enfrentarse a lo que viniera, sabiendo que juntos, podían superar cualquier desafío.
y el fin no puede quedar así
escritora si es la primera vez va enrutada pero falta ese algo que inquieta