Nada Es Para Siempre

Katrina y Solansh fueron de compras, luego a tomar un café, por cosas del destino llegaron a una cafetería donde estaba Alessandro con unos colegas del trabajo y entre ellos estaba Sonia, era la nueva abogada de la empresa y estaba muy interesada en él.

La mujer sonreía, mientras tanto Solansh y Katrina la observaban, — ¡Hay que resbalosa!

Solansh escupió su veneno, Alessandro estaba de espaldas a ellas así que no tenía idea alguna que lo observaban. — ¿Cómo es que Alessandro permite tanto acercamiento? — Katrina susurró al ver como la mujer acarició el brazo de él.

Solansh llamó al mesero,— por favor dos cafés…

Muy bien ¿algún postre para acompañar el café? — preguntó el joven.

Katrina negó con la cabeza. — La verdad se me quitó el apetito, no se si mi amiga desea algo…

Solansh sonrió divertida. — Jum, eso significa que estás celosa??

Katrina negó rápidamente. — ¡celosa no! Pero me dan náuseas ver a las mujeres que se regalen…— rodó los ojos hacia atrás y cruzó sus brazos sobre su pecho, se notaba algo ruborizada y molesta.

OK, solo café…— Solansh disfrutaba ver a su amiga negar algo que era evidente. — Bueno me alegra que no sean celos, creo que es hora de que él haga su vida.

Katrina sonrió levemente asintió. — Claro que debe hacer su vida, no se va a quedar a vestir santos, mejor voy al baño…— Katrina se puso de pié y se alejó de la mesa.

Solansh mandó un mensaje discretamente…

●No se que pretendes, pero lograste poner celosa a mi amiga…

Alessandro sonrió al ver el mensaje, disimulando no ver a Katrina, se puso de pié para ir al baño.

Katrina se lavó el rostro y se retocó el maquillaje, se miró al espejo y sonrió algo molesta —¿Cómo es que Alessandro permite que esa mujer se acerque tanto?

Alessandro se quedó viendo desde la puerta, sonrió entrando y cerrando la puerta con seguro, se acercó a Katrina y la abrazo por la cintura. — Quizás no sea permisiva, pero aún así ella se me acerca…

Katrina se separó algo asustada. — ¿qué haces? Debes irte…

Alessandro sonrió divertido acarició la mejilla de ella. — ¿Celosa?

Katrina negó mirando el piso.— No tengo porque…

Alessandro se acercó y levantó del mentón de ella, y se acercó a escasos milímetros. — ¡No! ¿Kat estás enojada conmigo? Se te nota en tu rostro…— Él no perdió el tiempo y la besó sorpresivamente, la atrajo pegando sus cuerpos, su mano fue detrás de la nuca de ella, Katrina no hizo nada por detenerlo, solo se dejó llevar por unos segundos, nunca sintió algo parecido, esto era totalmente diferente, dulce, apasionado, tierno, esto era lo que ella nunca había experimentado en su vida, algo verdadero. Se separó de Alessandro, ambos agitados este sonrió y la abrazo, — Kat eres… — Pero Katrina se separó de él y salió del baño, lo dejo con la palabra en la boca, y ella se olvidó hasta las compras y su amiga, ella comenzó a caminar sin mirar atrás, salió del complejo y caminó, su corazón estaba desbocado, sus lágrimas caían ligeramente.

Ella pensó “¿Qué es lo que siento y por qué me siento así? No es tristeza es algo que nunca he experimentado en mi vida, sus labios Dios mío quita estos pensamientos de mi mente”.

Alessandro sonrió y volvió a la mesa donde se encontraban los demás, ya sembró dudas en Katrina ahora debía esperar.

Solansh se quedó tomando el café y después subió a su auto y fue a la mansión de Katrina, estaba segura que entre ellos algo pasó y por eso ella huyó como alma que lleva el diablo.

María de los Ángeles Bellucci, a los 13 años ella tuvo un novio altanero y fue humillada ante todo el colegio, Maria de los Ángeles venía de perder a sus padres en un accidente automovilístico, su hermano mayor se fue a España y la dejó con la tía, a pesar de ser muy joven ella se refugió en los estudios hasta que apareció Oliver, hubo un acercamiento y como todo adolescente ella accede a ser su novia, el chico era el típico chico popular, altanero y egoísta.

Un día ella llegó al colegio y lo vio con una porrista Alessandra rubia de ojos azules y era la versión barbie — ¿Oliver que crees que haces?

Pregunta Maria de los Ángeles con lágrimas en sus ojos — ¿De verdad creíste que alguien como tú podía tener a alguien como yo?

La voz de Oliver resonaba en el video que compartió con todo el colegio.

El rostro, empapado en lágrimas, aparecía en la pantalla,— Yo no entiendo, no me hagas esto! Podemos hablar — Tomó las manos de Oliver y este la soltó con desagrado, ella suplicó que no le dejará.

La rubia lo abrazó por el brazo y sonrió levemente con una pizca de malicia — Vaya Maria eres tan ingenua — Él y sus amigos se reían como si fuera una broma cruel.

Esa humillación le rompió en mil pedazos a María de los Ángeles. — Yo… — Ella intentó terminar con todo, pero Anthony, le rescató justo a tiempo.

Él tomó la mano de ella —¿Quieres vengarte? — le dijo entonces, su tono firme, su mirada helada — Se mi novia y haz que se arrepientan de haberte subestimado.

Oliver giró sobre sus pies y sus ojos estaban fijos en ella, su arrogancia rota por la incredulidad, ahora ella estaba coqueteando con su compañero.

Aunque ella tenía lágrimas en sus ojos el deseo de ver a Oliver celoso invadió su corazón —¿Lista para cambiar las reglas del juego? No debes llorar por él, no lo merece — murmuró Anthony ofreciéndome su mano, ella tomó la mano de Anthony y sonrió.

Así fue como Anthony ganó el corazón de María de los Ángeles.

María de los Ángeles

Cuando llegó al colegio siempre paso por la sala del 4° A, es la sala donde estudia Oliver Rossi el hijo del más grandes empresarios farmacéuticos del país, muchos dicen que en el mundo son una de las empresas más reconocidas por su excelencia, sus buenas gestiones pero sobre todo, por el buen trato al personal y eso es notorio, no entiendo porque Oliver es tan egocéntrico.

Sin embargo conocer a Anthony D'Agostino fue lo mejor que me pasó, la ansiedad por vengarme de Oliver se me fue a medida que fui conociendo a Anthony, él es distinto a lo que esperas de un chico rico, es simpático, atlético, inteligente, bueno con todo el mundo y ya sabemos que eso fue obra de su familia, es tan adorable que siempre ha sido escogido como el mejor alumno y debo reconocer es el más guapo del colegio, no hay ninguna mujer que no lo ame. Yo soy una de esas y tengo la suerte de que hoy sea mi novio.

Una vez que me instalo en mi salón y dejo mis cuadernos en la mesa me llega un papel desde atrás. Lo abro y dice “Te ves más hermosa que siempre”

Esa es mi amiga Elizabeth, es la única amiga que tengo pero ella tiene muchas otras, todos la aman porque es bonita, curvilínea y audaz, no teme decir lo que piensa ni lo que siente y todos la siguen a dónde va, yo siento que ella es mi amiga porque le doy lástima, pues nadie más se quiere acercar a una flaca escuálida, con trenzas y becaria.

Pero eso es lo de menos, yo siempre ayudo a cualquiera que me lo pide, siempre estoy atenta a todo lo que dicen los profesores, así que no me importa lo que digan de mi.

Tomó el papel y lo respondo, "Creo que estoy enamorada, por eso me ves diferente”

Había pasado un años y cinco meses, justo cuando cumplí 15 años Anthony se me declaró, aunque soy tímida, logre decir lo que estaba sintiendo últimamente, ahora llevamos 7 meses de novios, es adorable y cada momento con él es agradable, a pesar de la diferencia de edad aunque solo sean unos meses, antes tenía novia o mejor dicho varias novias, pero desde que me humilló Oliver, solo se quedó a mi lado, no se que pensaba o si estaba enamorado de mí, pero ahora soy más que feliz.

— María de los Ángeles,necesitamos hablar.

Oliver como siempre mostrándose inmaduro, hacía mucho no se acercaba a mí. — No tengo nada que hablar…

Oliver me tomó de mi brazo y casi de arrastras me sacó de mi salón, espero que esto no traiga problemas. — ¡Déjame! No tengo nada que hablar contigo…

Pero él no me soltó, sentí como alguien se aferró a mi pequeña cintura, la colonia era de él, Anthony. — Te dijo que la dejes, eres sordo? — tragué saliva, la mirada fría de Anthony, su respiración entrecortada. — Mi novia, no quiere hablar contigo y yo tampoco estoy de acuerdo con ello…

Oliver sonrió con sarcasmo. — Tu novia, nada más lindo que ver con tus ojos como la persona que confía sigue enamorada de su antiguo novio.

Solo fueron palabras al aire, Anthony corrió detrás de él y sujetó de la camiseta a Oliver, — No te atrevas a hablar de ella, no tienes que…— lo empujó y este cayó al piso. — La próxima vez no tendré compasión, de ti Oliver, así que te advierto, mi novia no es tu juguete.

Anthony se dio media vuelta su mirada era fría, pero al mirarme se volvió dulce .— ¿Estás bien princesa? — Él entrelazo nuestros dedos y me sonrió acomodando mi cabello, como es que puede ser tan compasivo y dulce.

Sonreí levemente y con nerviosismo — Gracias, si estoy bien no te preocupes.— sus labios se unieron a los míos, un beso tierno y dulce, no podía pedir más es maravilloso sentir mil emociones en mi interior.

Nunca permitas que este maldito miserable ponga una mano sobre tí. — Él me guió a mí aula, sonrió alejándose de mí con manos en su bolsillos, era guapo hasta cuando caminaba de espaldas a mí.

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