Un mundo donde los humanos son la raza más débil y hostigada por las demás... Hasta que el primer dios de su raza aparece llenando los corazones de esperanza.
¿Podrá nuestro protagonista ayudar a la humanidad? ¿Descubrirán la verdad?
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Capitulo 11
En una habitación de la torre, se encuentra una mujer disfrutando de su tiempo libre con una taza de café con leche junto a otra que parece disfrutar de su compañía.
— ¿Esto es el resultado de los granos de café?—. Pregunta primera.
— Y la combinación de la leche, la producción de golosinas está haciendo un revuelo, en especial los "alfajores" y el "tiramisú"—. Declara Clarissa con orgullo.
— Es impresionante, no tenía idea que se podía crear tal exquisitez—.
— Todo es gracias a la guía de nuestro señor—.
Por la ventana, Primera observa desde lo alto la ciudad, las construcciones han terminado y Última junto a su grupo pueden descansar por fin, unas vacaciones.
Las personas viven su vida, los demonios a cargo y los demás hacen su trabajo.
Todo en este lugar marcha perfectamente.
— Todo ha salido bien por el momento, en tan poco tiempo...—.
La cara de Primera parece un tanto deprimida.
— ¿Sucede algo?—.
— No, es solo que... Es un lujo que podemos disfrutar por el momento, la guerra comenzará y podríamos morir en batalla—.
— Yo... No soy buena peleando—. Declara Clarissa cabizbaja.
— Lo sé, tus habilidades se basan en tu conocimiento y talento en los negocios—. Responde con una sonrisa.
— Aún así, quiero ser útil, no puedo esquivar las batallas, si me necesitan allí... Yo...—.
— Haré lo posible por mantenerte fuera de peligro, tendrás las más fáciles misiones entre los primeros, Morrigan y yo tomaremos los objetivos más desafiantes—.
— Muchas gracias por tenerme en consideración Primera, cumpliré con mi rol como debe ser, he trabajado duro para llegar aquí y no voy a decepcionar a nadie—. Expresa mientras toma un puño y lo aprieta en el aire con una cara determinada.
— Haces bien—.
La presión que manejan algunas de nosotras me preocupa, Canon tiene la parte más fácil mientras que personas como Última y Morrigan tienen ciertas complicaciones.
Me da miedo decepcionar a mi señor, cualquier error de ellos es también mi error.
Es mi responsabilidad liderar... Es diferente a liderar a las sirvientas en el castillo, ya no sigo órdenes de un rey.
Esto es por el bien de la humanidad.
— Una de las cosas que más me preocupan es la falta de instrucciones a invasores—.
— ¿Invasores?—.
— Ah, quise decir visitantes inesperados, tenemos reportes de la fuerza pública que suelen llegar ciertos humanos a la ciudad, al no ser hostiles se les permite la entrada... Pero aún así —.
— Comprendo, temes una filtración de información¿Qué dijo Canon?—.
— Según sus palabras, nuestro Dios está del lado de los humanos, siempre y cuando no sean hostiles no hay motivo para herirlos o expulsarlos, mientras sean humanos—.
— No creo que sea lo mejor...—.
— ¿Debería comunicarle?—.
—No, no estoy segura del por qué, si la intención de nuestro señor era permanecer ocultos entonces ¿Por qué construir esta torre?—.
Actualmente, tiene varias habitaciones y baños, además de algunas salas vacías sin utilizar, las habitaciones de reunión y de algunos primeros se encuentran aquí.
— Es algo que Canon tuvo en cuenta para la toma de su decisión, por lo menos en eso pienso—.
— Confiemos en su juicio, por algo fue elegido—.
— Otra cosa de la que preocuparse podría ser Morrigan y su falta de etiqueta—.
— A mi también Clarissa, recuerdo cuando nos liberaron—.
— Oh, había una chica que no recuerdo su nombre ¿Mileva, Moeva?—.
— Creo que era Maeva, su aparición significó también la presencia del Dios demonio infernal, Tanto tú como Morrigan ahora son responsables a tan corta edad—.
— Fui una de las primeras en llegar, y aún así la quinta en obtener mi cuerno—. Dice algo decepcionada.
— En mi caso solo fue para cuidarlas—.
— No lo creo, vio de inmediato potencial en ti Primera, eres la única que consiguió su cuerno al mismo día de ser seleccionada—.
Una sonrisa tímida se refleja en la cara de aquella mujer, las palabras de Clarissa son ciertas y aunque aún albergue dudas, tiene sentido.
— Hagamos nuestro mayor esfuerzo Clarissa—.
— Por su puesto, es lo que siempre hago Primera—.
En ese momento un roedor con un cuerno de matices carmesí brillantes aparece sobre la mesa, deja una carta para comenzar a comer parte de la comida de Primera.
— Dios Rafael ¿Por qué está—
Clarissa toma la carta para abrirla y leerla.
— Es de nuestro señor—.
— Al fin tenemos noticias—.
— ¡Vendrá en tres días!—. Grita Clarissa.
— Por lo menos nos da tres días para prepararnos, eso es bueno, deberíamos preparar la capilla—.
— No, pide que sea en la torre en una sala para reuniones militares, pide expresamente la presencia de todos los primeros—.
— Así que daremos uso a la torre ahora... Está bien, informa de esto a los demás y que se preparen—.
— ¡Si!—.
Luego de aquella orden Clarissa abandona el lugar mientras que Primera observa a Rafael aún degustando la comida en la mesa.
— Me alegra que te guste—. Murmura con una sonrisa.
Suena la puerta y Primera responde con un "adelante".
La puerta de abre, un joven de capucha negra con un cuerno oscuro hace presencia.
— ¿Tu eras?—.
— Zaphkiel, soy parte del grupo de mi superior Canon—. Se presenta haciendo ver su buena etiqueta.
— Ah, tú eres aquel recomendado ¿Hay algo que quieras informar?—.
— Así es, últimamente hemos tenido visitantes, entre ellos niños, rara vez adultos, dos personas fueron encontradas hoy por las calles de nombre Han y Maeva, suelen venir—
— ¿¡Maeva!?—. Exclama sorprendida.
— ¿Es un familiar?—.
— Una conocida, que curioso, tal vez sea el destino, no hace mucho hablábamos de ella—.
— ¿Le gustaría un encuentro con ella?—.
—..—. Primera guarda silencio, se muestra pensativa.
No hay impedimentos en que un primero no pueda conversar con civiles o invitados...
— Es una buena idea, trae a Maeva conmigo y si viene acompañada que pasen, dile a alguien que traiga más tiramisú y alfajores—.
— A la orden—.
Al ver a Rafael descansar en la mesa después de un atracón comienza a pensar sobre como las cosas cambiaron, por la ventana puede observar a Zaphkiel saltando hábilmente por los techos de las casas buscando a los invitados.
Al devolver la mirada en la mesa Rafael había desaparecido, al igual que toda la comida.