Ecos Del Pasado

La mañana siguiente trajo consigo una atmósfera densa y cargada de tensión en la mansión Moretti. Los eventos de la noche anterior aún resonaban en la mente de Emilia, quien se despertó con una sensación de urgencia. El sol apenas se había asomado en el horizonte cuando decidió que era hora de tomar medidas más drásticas. La confrontación con Isabella y Lorenzo había dejado claro que la amenaza seguía latente, y si querían protegerse, necesitaban aliados más poderosos y, sobre todo, pruebas que pudieran presentar ante la ley.

Dante, por su parte, ya estaba despierto y revisando los documentos que habían reunido. Aunque habían ganado una batalla, sabía que aún no estaban fuera de peligro. Al ver a Emilia entrar en la biblioteca, levantó la vista, notando la determinación en sus ojos.

"Emilia," comenzó Dante, "sé que esto no ha sido fácil para ti, pero estamos cerca de descubrir toda la verdad. Tenemos que mantenernos firmes."

Emilia asintió, acercándose a él. "Lo sé, Dante. Pero ahora debemos movernos con rapidez. No podemos permitir que Isabella y Lorenzo tengan tiempo para reagruparse. Si lo hacen, podríamos perder la ventaja."

Dante se quedó en silencio por un momento, asimilando las palabras de Emilia. Sabía que ella tenía razón. La próxima jugada debía ser estratégica, y no podían permitirse ningún error.

"Tenemos que contactar a un abogado de confianza," sugirió Emilia. "Alguien que pueda ayudarnos a proteger lo que tenemos y exponer a Lorenzo e Isabella antes de que ellos intenten cualquier cosa contra nosotros."

Dante asintió, considerando la propuesta. "Conozco a alguien. Un viejo amigo de la familia, Paolo Ricci. Siempre ha sido leal a los Moretti, y es uno de los mejores abogados en la ciudad. Si alguien puede ayudarnos a construir un caso sólido, es él."

Sin perder tiempo, Dante hizo una llamada a Paolo, explicándole brevemente la situación y pidiéndole que viniera a la mansión lo antes posible. Paolo, al escuchar la urgencia en la voz de Dante, accedió sin dudarlo, prometiendo estar allí en una hora.

Mientras esperaban la llegada del abogado, Emilia y Dante decidieron reunir a Marcos y Lucía nuevamente. Sabían que era importante mantener a su pequeño grupo de aliados informado y preparado para cualquier eventualidad.

Marcos fue el primero en llegar a la biblioteca, seguido por Lucía. Ambos notaron la gravedad en las expresiones de Emilia y Dante.

"Buenos días," saludó Marcos, con una leve inclinación de cabeza. "¿Qué debemos hacer ahora?"

"Hoy daremos el siguiente paso," dijo Dante, explicando brevemente la llegada de Paolo Ricci y su rol en lo que estaba por venir. "Necesitamos recopilar todas las pruebas que tenemos y asegurarnos de que están bien protegidas. No podemos arriesgarnos a que Lorenzo o Isabella las descubran antes de que estemos listos."

Lucía, con su característica eficiencia, ya había comenzado a organizar los documentos sobre la mesa. "Podemos guardar las pruebas más importantes en la caja fuerte de la cocina. Nadie sospechará que algo tan valioso esté escondido allí."

Emilia asintió, agradecida por la iniciativa de Lucía. "Perfecto. También debemos asegurarnos de que todos los empleados de la mansión estén de nuestro lado. Si alguien más está trabajando para Lorenzo o Isabella, necesitamos saberlo cuanto antes."

"Me encargaré de hablar con ellos discretamente," aseguró Marcos. "Pero, ¿qué haremos si encontramos a alguien que no esté de nuestro lado?"

Dante frunció el ceño, consciente del riesgo. "No podemos confiar en nadie fuera de este círculo cercano. Si hay alguna duda, debemos actuar con cautela. No queremos alertar a Lorenzo e Isabella antes de estar preparados."

La conversación se interrumpió cuando sonó el timbre de la mansión, anunciando la llegada de Paolo Ricci. Marcos fue a recibirlo, llevándolo directamente a la biblioteca.

Paolo, un hombre en sus cincuenta con cabello gris y ojos penetrantes, entró en la sala con una presencia imponente pero amigable. Al ver a Dante, extendió la mano con una sonrisa.

"Dante, es un placer verte de nuevo, aunque me temo que las circunstancias no son las mejores," dijo Paolo, su voz firme y profesional.

"Lo mismo digo, Paolo," respondió Dante, estrechando su mano. "Gracias por venir tan rápido. Necesitamos tu ayuda más que nunca."

Paolo asintió, tomando asiento frente a Emilia y Dante. "Cuéntame todo. Necesito saber cada detalle si queremos construir un caso que resista cualquier ataque."

Durante la siguiente hora, Emilia y Dante le contaron a Paolo todo lo que había sucedido desde que llegaron a la mansión, desde los primeros indicios de la conspiración hasta la confrontación en el ala vieja. Paolo tomó notas meticulosas, formulando preguntas estratégicas para asegurarse de que no se le escapara nada.

"Bien," dijo Paolo finalmente, cerrando su cuaderno. "Lo que están enfrentando es grave, pero no imposible de manejar. Tenemos suficientes pruebas para iniciar un proceso legal, pero será crucial mantener todo en secreto hasta que presentemos la demanda. Si Lorenzo e Isabella se enteran antes de tiempo, podrían destruir pruebas o incluso huir."

Emilia miró a Paolo con preocupación. "¿Crees que podríamos perder este caso?"

Paolo la miró con seriedad. "No voy a mentirles, Emilia. La familia Moretti tiene muchos enemigos y cualquier error podría ser fatal. Pero si seguimos este plan al pie de la letra y actuamos con cautela, las posibilidades están de nuestro lado."

Dante tomó la mano de Emilia, ofreciéndole consuelo. "Confío en ti, Paolo. Hagamos esto."

Paolo asintió, guardando sus notas. "Lo primero es asegurar las pruebas. Luego, necesitaremos testigos dispuestos a declarar. Si podemos contar con Marcos y Lucía, eso fortalecerá nuestro caso considerablemente."

"Estamos con ustedes," afirmó Marcos, con Lucía asintiendo a su lado. "No dejaremos que Lorenzo e Isabella se salgan con la suya."

Con un plan en marcha, el pequeño grupo se dispersó para cumplir sus tareas. Paolo se quedó en la biblioteca con Dante, discutiendo detalles legales, mientras Emilia, Marcos y Lucía se encargaban de organizar y proteger las pruebas.

El día pasó rápidamente, y aunque la tensión era palpable, había una sensación de esperanza en el aire. Sabían que se enfrentaban a un enemigo poderoso y astuto, pero también sabían que la verdad estaba de su lado.

Al caer la noche, Emilia y Dante se encontraron nuevamente en la biblioteca, exhaustos pero satisfechos con lo que habían logrado. Paolo se había ido con la promesa de regresar al día siguiente con más detalles sobre el proceso legal.

Emilia, sentada junto a Dante, apoyó la cabeza en su hombro. "Hoy fue solo el primer paso, pero siento que finalmente estamos avanzando."

Dante la rodeó con un brazo, acercándola más. "Lo estamos, Emilia. Estamos luchando por lo que es nuestro, por lo que es justo. No dejaremos que la oscuridad de esta mansión nos consuma."

Mientras el silencio de la noche envolvía la mansión, Emilia cerró los ojos, dejando que la sensación de seguridad que le proporcionaba la cercanía de Dante la reconfortara. Sabía que aún había un largo camino por recorrer, pero con Dante a su lado, estaba dispuesta a enfrentarlo todo.

Y así, en la oscuridad, ambos encontraron un momento de paz, sabiendo que, aunque el futuro era incierto, estaban preparados para lo que viniera. La lucha por la verdad y la justicia apenas comenzaba, pero estaban listos para enfrentarla juntos, con una determinación que ningún enemigo podría quebrar.