Tras el entierro de su hermano mayor, Kate busca cumplir su sueño de ser doctora en una sociedad que la desafía por ser mujer. En su camino se cruza con Keith, quien busca respuestas sobre el hermano de Kate. A medida que crece la atracción entre ellos, deberán enfrentar los obstáculos de un pasado que los une de manera inesperada desafiando su futuro juntos.
NovelToon tiene autorización de Mya Lee para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
EQUIPO (parte 3)
Henry no dijo nada, abrió uno de los pergaminos, caminó hacia el primer paciente y nosotras abordamos a los siguientes. Hicimos rotación en todos y ya por terminar, me acerqué al último paciente que me faltaba.
—Buen día, señor. —me presenté— Mi nombre es Kate. ¿Cómo se ha estado sintiendo últimamente? He escuchado que ha estado experimentando fatiga, debilidad y mareos. Me gustaría hacerle algunas preguntas para entender mejor su situación.
—Buen día, señorita. Adelante, pregunte lo que necesite. —respondió el hombre, su voz era un reflejo de la preocupación que cargaba.
—¿Desde cuándo ha estado sintiéndose fatigado y débil? ¿Ha notado algún otro cambio en su cuerpo recientemente?
—Diría que ha sido al menos unas semanas. Me siento cansado todo el tiempo, incluso después de descansar. Además, tengo mareos y eso me incomoda mucho.
—Entiendo. ¿Ha notado algún cambio en su actividad diaria recientemente? —hice una pausa antes de continuar— Por casualidad, ¿trabaja en el campo?
—Sí, ¿Cómo lo supo? Trabajo duro allí todos los días para mantener a mi familia.
—Ya veo. ¿está casado?
—No, no pude darle una boda a mi mujer. —su voz se quebró un poco— Ella falleció hace tres años y ahora solo yo cuido a nuestros tres hijos.
—Cuanto lo siento.
—Descuide señorita, así es la vida…
—Permítame hacerle otra pregunta.
—Adelante.
—¿Tiene problemas para ingerir la comida o siente palpitaciones?
—No, creo que no. Lo que siento es el cuerpo muy débil y...
Me apresuro a tomar notas de lo que me cuenta, observando el cansancio y la preocupación en su rostro.
—Mmm, ¿consume alimentos como carne, espinacas o legumbres?
—Principalmente como todo lo que puedo obtener. No siempre tengo acceso a la comida, ya que mi prioridad son mis niños.
—Comprendo. Ahora, me gustaría hacer un examen físico para obtener más información. Permítame revisarlo.
El hombre asiente y examino cuidadosamente su piel y las mucosas del paciente en busca de signos de palidez. Observo también la lengua en busca de posibles cambios.
«Tiene el abdomen hinchado. Esto podría indicar un problema de salud subyacente. ¿Ha tenido antecedentes de problemas digestivos o pérdida de sangre?» me pregunto a mí misma. «Parece que también tiene dificultad para concentrarse ya que a lo largo de nuestra conversación no me ha respondido y
luego vuelve a repetirme las cosas».
—¿Estoy grave, señorita Kate? —su pregunta me regresa a la realidad.
Me enfoco en el paciente y respondo:
—Estoy aquí para ayudarlo a sentirse mejor. Junto a mis compañeros vamos a diagnosticarlo para comenzar un tratamiento adecuado.
—Señorita, debo curarme e ir a trabajar. Mis hijos no tendrán quien los alimente si su inútil padre está recostado en esta cama. Yo debo ir a casa…
Comprendo al hombre muy bien y logro tranquilarlo dándole palabras de apoyo y me comprometo a proporcionar el mejor cuidado posible, mientras trabajo para resolver el misterio detrás de sus síntomas.
-------
Durante la noche, los 3 estuvimos discutiendo varias veces sobre lo que encontramos en los pacientes. En resumen, teníamos un paciente con anemia ferropénica, otro con artritis reumatoide y una tercera con agotamiento físico y nervioso. Es vital confirmar estos diagnósticos y comenzar los tratamientos correspondientes lo antes posible.
—El paciente presenta síntomas que sugieren una deficiencia de hierro, como fatiga constante y palidez en la piel. —explica Henry muy seguro.
Marian asiente.
—La anemia ferropénica es común en personas con dietas pobres en hierro y más si pertenecen a la plebe. —continúa explicando Henry.
—Ahora, ¿qué hay del segundo caso? El hombre de 57 años con dolor articular, fatiga y pérdida de apetito. —digo.
Henry me responde.
—Al hablar con él, sospecho de artritis reumatoide. Los síntomas de dolor en las articulaciones durante o después del movimiento apuntan en esa dirección.
—La artritis reumatoide es una enfermedad que afecta a muchas personas en esa edad. —dice Marian.
Asentí.
—Y finalmente, el caso de la mujer de 30 años con fatiga, debilidad, dolores de cabeza y problemas digestivos. —dice Henry.
Marian saca sus apuntes y comienza a leer.
—Creo que podríamos estar tratando con agotamiento físico y nervioso en este caso. Sus síntomas apuntan hacia un posible estrés prolongado que afecta su salud general.
—Estoy de acuerdo. —asiente Henry— Empecemos a redactar el tratamiento.
En ese momento, la puerta de la sala de estudios se abre de pronto e ingresan Octavio, Martín, Eduardo y Mario.
—¡Vaya, vaya! Parece que los dos expertos en enfermedades todavía están aquí, discutiendo sus supuestos diagnósticos. —dice Octavio, su voz cargada de burla.
Los otros tres se ríen por el comentario de Octavio.
—¿Todavía no han resuelto esos casos? Qué decepción. —añade Martín.
—Oye Kate, ¿te tomó mucho tiempo llegar a una conclusión con esos pacientes? Supongo que es comprensible, considerando que eres mujer.
—¿No tienes a nadie más a quién molestar, Octavio? —respondo con firmeza— Permíteme recordarte que el género no determina la habilidad o la capacidad en esta carrera.
Octavio continúa con sus burlas, ignorando mi respuesta.
—Oh, perdón por el malentendido entonces. Quizás tu enfoque sentimental y tus emociones te impiden ver con claridad.
—Mis habilidades y conocimientos médicos no tienen relación con mi género. Estoy comprometida a proporcionar atención de calidad a mis pacientes, independientemente de cualquier prejuicio.
Octavio reacciona con escepticismo.
—Bien, veremos si tus resultados demuestran eso ante el doctor Wren mañana. —dice Martín y el resto se burla.
Marian trata de dialogar con ellos, pero sus esfuerzos son en vano.
—Estamos trabajando en los diagnósticos de nuestros pacientes, podrían retirarse por favor.
—Oye, enfermera, por qué no te vas como tus otras dos amigas. —amenaza Octavio— No eres nadie para botarnos de aquí.
Henry, visiblemente molesto, golpea la mesa y se acerca a Octavio sujetándolo fuertemente de la camisa alzándolo en el aire.
—Discúlpate de inmediato por tus comentarios hacia ambas.
Octavio se sorprende por la reacción de Henry.
—¡Hey, tranquilo! Solo estábamos bromeando, no queríamos ofender a nadie.
—Las bromas no tienen lugar cuando se trata de respeto y profesionalismo. Ahora discúlpate.
—Bien, bien. —dice Octavio, bajando la guardia y, siendo sarcástico, añade— Lo siento si mis palabras les pareció ofensivas.
Henry no se conforma.
—De nuevo, dilo siendo sincero.
Marian corre para detener a Henry, interviniendo con calma. Henry finalmente lo suelta, Octavio se arregla la camisa y antes de irse nos comunica.
—Bien, entonces veremos quién presenta el mejor diagnóstico ante el doctor Wren mañana. Espero que no se pongan nerviosos y olviden todo.
—¿Mañana? —pregunto, confundida.
—A poco no lo saben, —responde Eduardo— mañana a primera hora de la mañana ambos grupos presentaran sus resultados.
—Se supone que son dos días de examen. —interviene Marian, preocupada.
—Corrección, —dice Mario— solo tienes dos días para analizar todo y mostrar tus resultados. Nadie dijo que lo hicieras después de los dos días.
—Bueno, veremos qué tan buenos son. Nos vemos en la mañana, "expertos". —dice Octavio con sarcasmo— Tienen toda la noche para escribir sus resultados.