Karina es una chica como cualquier otra y Todos los días se repite a si misma:
todas las personas en el mundo tiene un sueño incluso si es muy difícil siempre tienen éxito.
Todos tenemos problemas pero tenemos que seguir adelante, y tener fe.
A quien quiero engañar el mundo es una porquería las historias de Cenicienta y el príncipe azul nunca son verdaderas.
Pero hay algo en lo que si creo y esto es el trabajo duro siempre tiene recompensas.
Edward James es un actor americano que apesar de tener mucho éxito nunca ha Sido feliz con su fama.
Toda la gente que se acerca a el lo hace solo por interés nadie está a porque de verdad lo quieran, eso es lo que el piensa.
Los caminos de ambos se cruzan cuando el la hace pasar por su prometida frente a su ex novia.
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La cena.
...Narrador:...
Michael no se esperaba esa respuesta, iba a defenderse como siempre pero el profesor entró y el ya no pudo decir ninguna palabra.
...Karina....
No entiendo porque tanta insistencia en que sea su novia. Primero me habló feo sin conocerme, después me lastimo la mano y en lugar de disculparse me echo la culpa y ahora de la nada pretende que sea su novia. ¿Está mal de la cabeza o que.?.
— ¿Quieres ir por algo a la cafetería.? — Me preguntó Kim.
— Si. — Fuimos juntas y pedimos algo de tomar. Al momento de pagar no nos dejaron.
— Michael ya pagó sus bebidas.
— Yo pagaré por ésto. No necesito que el lo haga. — Le dí dinero a la señora y me senté junto a Kim.
— Es sólo una bebida, debiste aceptar.
— De una persona cómo Michael no se puede aceptar ni un chicle.
— Creó que lo tienes en muy mal concepto.
— El se ganó que lo tuviera así.
— ¿Sólo porqué intentó besarte.?
— No sólo por eso. Te lo digo enserio. Yo no quiero nada de él. Ni siquiera el saludó.
Tomé mi bebida y después de clases le pedí a Adolfo que me llevará al hospital.
4 días después.
Todos estos días he estado visitando a Edward y me he quedado con el.
A veces me pide que vaya a la casa a descansar pero en esa casa me siento muy sola ahora que el no está. Obviamente no se lo digo o pensará cosas que no son.
Hoy por fin lo dan de alta. Así que no iré a verlo. Mejor lo esperaré en clase.
...Edward....
Karina se quedó conmigo todos estos días
Me ayudaba a bañarme, a vestirme y a comer.
Siempre esperaba ansioso a qué dieras las 3:30 sabía que a esa hora llegaría.
No sé si es por la convivencia pero cuando no estaba conmigo me sentía muy solo.
Ya son las 3:27 en 3 minutos entrara por esa puerta.
3 minutos después.
La puesta se abrió.
— Edward ya arregle todo el papeleo hoy te dan de alta. — No era Karina, era William.
— ¿Porqué estás aquí?
— ¿Esperabas a alguien más?.
— Claro que no, solo me sorprendió verte.
— Bueno entonces prepárate. Hoy sales.
La noticia me alegro, pero seguí esperando a que Karina entrara por esa puerta. Pasaron 5 minutos y aún no llegaba. Le marqué a su chofer.
— ¿Karina no ha salido de la universidad.? — Pregunté.
— La señorita ya salió. — ¿Señorita.? Debería referirse a ella cómo señora.
— ¿Y por qué no está aquí todavía.? — Pregunté molesto.
— Ella me pidió que la trajera a su casa señor.
Le colgué al escuchar eso. ¿Así que había preferido irse a casa y no ver a su esposo.?.
William me ayudó a preparar todo para salir. Una hora después ya estaba en casa. No veía a Karina por ningún lado.
— Bienvenido señor. — Dijo Carmen.
— ¿Dónde está mi esposa.? — Pregunté molesto.
— La señora está en la cocina.
— ¿Qué está haciendo ahí?¿porque no ha venido a recibirme?
— Ella dijo que le prepararía su comida favorita para que se recupere pronto.
¿Entonces por eso no fue al hospital hoy? me estaba preparando una comida de bienvenida. Me sentí muy feliz y no me di cuenta de que ella me observaba.
— Ya volviste. Qué bueno que estés de buen humor.
Voltee a verla caminé lentamente, mi pierna todavía dolía un poco, cuando la tuve cerca la abracé.
— ¿Y el abrazo porque.? — Pregunto sorprendida cuando la solté.
— Me dijo Carmen que hiciste mi comida favorita, es mi forma de agradecer.
— No es nada, fue un placer. Ven siéntate. — Me acomodó la silla, se supone que eso debería hacerlo yo.
— Todo se ve delicioso. — Dije mientras olía la comida. La de mi plato ya estaba cortada en pequeños trozos para que pudiera comer agusto.
Ese detalle me encanto.
— Gracias.
— No me agradezcas, es lo mínimo que puedo hacer por ti.