LA CAMA DE MI JEFE

—¿Un gato? —Julio me mira con sorpresa.

—Sí. Llego a mi ventana.

—¿Y lo adoptarás?

—Mi plan es esperar a ver si alguien pregunta por él. Si llegas a ver un anuncio de que alguien perdió un gato como él, puedes decirme para entregarlo.

El minino jugaba con un estambre rojo y Julio parecía divertido mientras observaba al animal.

—¿Y cómo estuvo todo? —Se anima a preguntarme.

—¡Muy padre! La neta es que si me la pase increíble.

—Me alegro. Vi las fotos que me mandaste, Cancún es una belleza.

—Obvio. Quedé enamorado de allí.

Él sonríe con amplitud y yo tengo mis pensamientos en el mar azul. ¡Hermoso!

—¿Y con Adrik?

—¿Qué con Adrik?

—¿Pasó algo entre ustedes?

—Pues lo normal.

—¿Ya cogieron?

—¿Para que quieres saber?

—Solo tengo un poco de curiosidad.

—Que chismoso eres.

—Bueno, no me digas nada sobre ustedes si no quieres.

El gato entierra sus garras en el hilo, está concentrado en jugar y no le preocupa nada de lo que mi amigo y yo hablamos. ¿Qué pensara este animal? ¿Le inquietara algo? ¿Sentirá amor por esa bola de estambre? ¿Y si yo fuera un gato? ¿Sería capaz de vivir siete vidas cómo se rumora?

—Adrik y yo somos novios.

—¿Y eso te gusta?

—Ni me molesta y no me desagrada. ¡Nunca he tenido un novio!

Julio medita en mis palabras, él conoce la historia de mi pasado.

—¿Y por qué son novios si una parte de ti no está del todo segura de lo que siente? Eso de que no te molesta y ni te desagrada suena un poco inseguro.

No había pensado en qué tal vez, eso podrían irradiar mis palabras.

—Es que quizá estoy cansado de reprimir que si quiero enamorarme otra vez.

—Pues entonces enamórate.

—Lo estoy tratando, créeme que lo hago porque Adrik es un buen hombre y parece sincero conmigo. Es solo que...

Me quede callado, el gato se canso de jugar con el estambre y entonces, su mirada se clavó en mí. ¿Por qué me miraba así? ¿Por qué me miraba con ternura? ¿Qué pensamientos tendría este gato?

—¿Pasó algo malo? —Julio se anima a preguntarme.

—No. Bueno, no es malo, pero...

—¿Pero?

Los ojos de Marco volvieron a mi mente y era como si él estuviera aquí.

—Cuando estábamos en Cancún, más precisamente en Isla Mujeres, volví a reencontrarme con Marco.

—¿Marco?

—Sí.

Pareció pensar y cuando encontró el rastro en su mente, se sorprendió muchísimo.

—¿El hombre que solía...?

—Sí, ese hombre volvió a aparecer en mi vida.

—¡No puede ser!

Dejó escapar un suspiro, el gato se sube al sofá y comienza a acercar su cuerpo a mí, quiere que yo le haga caricias.

—Antes de tomar el vuelo, él se cruzó en mi camino y me invitó a almorzar.

—¿Y aceptaste?

—Sí. Almorcé con él y me beso y me dijo que volviera a su lado —no dude en decirle.

Julio se sorprendió muchísimo. Hasta le cambió el color de las mejillas y eso no me sorprendió.

—¿Es enserio?

—Sí. Es de verdad.

—¿Y por qué lo encontraste? Pensé que habían quedado que no volverían a buscarse.

—Pues no es como que yo me puse a buscarlo, en realidad, la vida nos volvió a cruzar.

—¿La vida?

—Sí.

—¿Y él sigue siendo narco?

—Sí. Extorsiona a la gente.

—¡No mames! Eso no está padre.

Con mi mano, di caricias suaves sobre el pelaje del gato. ¡Se puso a ronronear!

—Ya sé que no está padre.

Julio enfocó sus ojos en mí, sentí su inquietud en el contacto visual.

—¿Y que sientes?

—¿De qué?

—¿Qué sientes de haber encontrado a Marco?

El gato se subió a mis piernas, se entregó a mi tacto y entonces, al tratar de imaginar lo que él gato debía sentir, yo también descubrí que...

—Pues al principio me sentí muy impactado y cuando me besó, la neta, me desestabilízalo un poco.

—¿Piensas volver con él?

—No.

—¿Seguro?

—Sí.

—¿Le diste tu número?

—No.

—¿Por qué...?

—¡Ya no me preguntes más! Esto no esta ayudándome —le hice saber con un poco de furia.

—¿No te estoy ayudando?

—Marco fue el hombre que me secuestro. Fue él quien me hizo sentir cosas por primera vez y a él le entregue todo de mí. ¡Es obvio que si me afecta! Aunque por más que mi mente trata de negarlo, no puedo ocultarlo de mi corazón.

El gato mordió mi dedo índice y eso me hizo reaccionar. Baje la mirada para descubrir que quería el gato.

—Por eso dices que con Adrik te sientes dividido, ¿no? Te sientes bien, pero también no te sientes muy cómodo.

Sus palabras me hicieron reaccionar y así pude percibir que esa era una realidad que efectivamente, me estaba afectando.

—Sí. Creo que sí.

—¿Qué es lo que de verdad quieres?

Esa era una pregunta bastante profunda. ¿Qué quiero en la vida? ¿Cómo lograr conseguirlo? ¿Para qué perseguirlo? No dude en responder:

—Quiero ser feliz. Eso es lo que quiero.

—¿Y Adrik como te ayuda en eso?

Dejo escapar un suspiro. Tuve que escarbar en mi sinceridad emocional para poder triunfar.

—Cuando estoy con Adrik, una parte de mí siente que puedo pertenecerle y que él haga conmigo lo que quiera. Cuando me toca y estamos juntos, siento que obtengo el placer necesario que me merezco para sentirme bien. Creo que Adrik puede dominarme y eso me hace sentir estable. Le pedí que fuera mi jefe y yo sería su esclavo.

Julio pareció no estar convencido de lo que yo le acababa de decir.

—¡Estas loco!

—Ya lo sé, pero eso es lo que siento. Es culpa de mi pasado, aprendí a ser tan dependiente de alguien, que ahora que puedo tener la oportunidad de enamorarme, no sé qué debo hacer. ¡Maldito Marco!

El gato se levando de mi regazo y se fue hasta Julio, ahora buscaba caricias en otro hombre y se entregó al tacto que mi amigo le daba. ¿Qué estaba pasando con ese gato? ¿Por qué jugaba de esa forma? ¿No le bastó con mis caricias?

—Creo que deberías ser sincero con Adrik, debes decirle lo que sientes y lo que quieres.

El gato se acosto completamente en los muslos de mi amigo y al verlo tan complacido así, yo me di cuenta de algo. ¡Quizá yo también era como ese gato!

No estaba satisfecho con el afecto que Adrik me estaba dando y la oportunidad de volver con Marco me estaba tentando. ¿A quien debería elegir?