Las cosas pueden cambiar muy rápido, en un solo segundo puedes estar en un lugar para después caer en otro, esta es la historia de como sobrevivir a un mundo lleno de ratas sucias qué buscan aprovecharse de la debilidad.
"no voy a permitir que se aprovechen de mi, no más, protegeré a mis hijos de todas esas bestias, por que yo soy la duquesa de este lugar."
Reencarne en un cuerpo que no es el mio y una vida que no me pertenece, pero eso es lo de menos hay personas que necesitan mi ayuda y yo los ayudaré sin importar que suceda lo haré hasta que pueda volver a mi vida original."
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Un vistazo a la vida de la duquesa. 1
La familia luterano se encontraba tomando su desayuno tranquilamente ya qué la noche anterior no habían podido disfrutar de él por el cansancio de sacha.
—sacha ¿quiero que veas esto?. —el duque le extendió una hoja con varios nombres escritos en ella.
—¿qué es esto?
—son las personas que lograron escapar de la mansión, mi madrastra les dio dinero para que se fueran sin decir nada los capture a todos y los encerré.
—¿y por qué me los das a mí?
—dijiste que estabas molesta porque no pudiste castigarla, así que dejo su castigo a ti, júzgalos como quieras.
—¿de verdad? —dijo sacha casi saltando de alegría.
—si, ellos están en un calabozo lejos de la mansión en el lado oeste del ducado, no quería correr ningún peligro así que los lleve ahí.
—iré de inmediato, hace rato que no me divierto.
—¿a dónde vas mamá?. —comento Lilly.
—voy a ir a jugar un rato.
—¿puedo ir contigo?
—ese no es un lugar para que señoritas tan lindas como tú vayan a jugar.
—pero...
—y porque no mejor juegas un rato con papá. —dijo el duque extendiéndole la mano para que fuera hacia el acto qué Lilly no rechazo.
—esta bien, jugaremos con papá todo el día.
—¿qué no tienes trabajo que hacer? —pregunto sacha al duque.
—no, ayer William y yo nos desvelamos toda la noche para poder terminarlo y tener mínimo dos días de descanso.
—bueno si es así, entonces me disculpan porque tengo un asunto qué atender.
—qué te vaya bien mamá. —dijo Dylan feliz por pasar el rato con su padre.
Sacha se levantó de su asiento y fue directo a su habitación para darse una ducha y cambiarse de ropa.
—madam, por favor permítanos atenderla, le aseguramos qué no se arrepentirá.—dijeron las sirvientas con las que sacha había sido grosera la primera vez que ella llegó a la mansión.
—lo siento chicas pero mi respuesta sigue siendo no, aunque me vendría bien algo de ayuda para sujetar mi cabello.—sacha decido no ser tan dura con ellas pues era su trabajo tenderla y no le habían echo ningún daño.
—si mi señora, la esperaremos aquí.
Entro al baño para desnudarte con prisa y meter su cuerpo en la bañera qué tenía agua tibia qué relajo todo su cuerpo haciendo que se olvidara un momento de sus problemas.
—¿qué clase de mundo es este?. —sacha divago en sus pensamientos pensando en que si su mera existencia en ese mundo era algo normal o era algo que no debía pasar y al final se dio cuenta de que pensar en eso no la llevaría a ninguna parte por lo que no perdió más el tiempo y se levantó de la bañera para poder cambiarse de ropa, pero en lugar de sus cómodos pantalones ahora tenía enfrente suyo un vestido con un corsé qué se veía más apretado qué el que le había prestado luna.
Eso le hizo recordar otra cosa, a luna su amiga, no había contactado con ella desde hace mucho tiempo de seguro debe estar muerta de los nervios por no saber nada de ella.
"Debería darle una visita y contarle lo que ha estado pasando, ella podría darme un buen consejo."
Sacha se cubrió con una toalla y salió a la habitación con una expresión molesta.
—oigan ustedes dos ¿en dónde están mis pantalones?
—¿eran suyos mi señora?
—si, yo los hice para estar más cómoda.
—madam las mujeres no usan pantalones eso es muy vulgar.
—¿qué? ¿Por qué?
"Ah, mierda se me olvidaba que es una época diferente y las mujeres no pueden hacer lo que les plazca, menos mal que no esté no es mi sitio original y nadie puede decirme que hacer y que no"
—tú, un favor tráeme los pantalones que traía puestos y si el duque te dice algo, dile que jamás me voy a poner ese ridículo vestido prefiero salir desnuda.
—si madam. —dijo la muchacha quien se apresuró a salir de la habitación lo más rápido posible.
—qué acaso no les cansa traer esos vestidos todo el tiempo, yo estaría más que fastidiada. —dijo sacha tratando de matar el tiempo mientras la muchacha regresaba.
—son un poco molestos, madam, pero no podemos quitárnoslos, no existe otro atuendo para utilizar y utilizarlos son las reglas de la casa.
—bueno, tratare de convencer al duque de que les cambie la vestimenta, me parece insoportable ver a mujeres trabajadoras como ustedes sufrir con ese atuendo.
—gracias por preocuparse mi señora, pero ya nos acostumbramos, con el tiempo deja de doler.
—no hables tan a la ligera de tu propio sufrimiento, verás que cuando uses pantalones no volverás a ponerte ese ridículo vestido.
La muchacha que sacha había mandado por los pantalones volvió con prisa a la habitación y se los entrego a sacha lavados y planchados junto a la camisa que llevaba.
Y sacha no dudo en ponérselos, al principio a las mujeres se les hizo más que raro ver a una mujer luciendo ropa de "hombre" sin sentir vergüenza, pero después entendieron qué su ama era especial.
—Bien chicas sujétenme el cabello, pero no hagan algo tan extravagante.
—si, mi señora.—las muchachas se acercaron y sujetaron el cabello blanquecino de sacha en un coleta alta atada con un lazo de color rojo.
Sacha estaba emocionada por la visita que le iba a hacer a las escorias qué se habían atrevido a tocar a su hijo, la furia la estaba matando desde que leyó aquella carta la noche pasada y para alguien tan desquiciada como ella no era para nada un juego el sufrimiento de un niño.
El duque le había preparado un caballo de color negro como la noche, era tan bello que parecía que lo habían sacado de un cuento de hadas.
El hombre le ofreció su mano para qué sacha pudiera subir más fácil al caballo acto qué no dudo en aceptar.
—ten cuidado y mantén tus ojos en el frente, yo cuidare de los niños mientras no estas, así que no te preocupes. —dijo el duque.
—ya veo, no te preocupes volveré antes de que caiga la noche.
—¿no olvidas algo?
—¿qué?
—suspiro—tu espada, no debes olvidar tu espada, sabes usarla ¿no? Lilly me dijo que eras muy buena utilizándola.
—ah, mi espada qué tonta ¿por que se me olvido? Si yo siempre la cargo conmigo.
—esa espada la tiene Dylan, la utilizo para sentirse seguro cuando no estabas no se donde la guardo, pero como tienes prisa puedes usar la mía.—el duque le ofreció a sacha su espada la cual era una finamente decorada con oro y plata.
—esta increíble ¿cuanto te costo?
—es una reliquia familiar, mi padre era un idiota por lo que nunca la uso así que se me heredo a mi directamente, usala con sabiduría.
—lo haré, nos vemos. —sacha jalo la rienda del caballo para salir a toda prisa en dirección al oeste y el duque solo la vio desaparecer en el horizonte y se sintió un poco preocupado por ella pero entendía que tenía que tenerle confianza a ella.
El oeste era un lugar frío cerca de las montañas lugar perfecto para esconder escorias qué no merecen ver la luz del sol de nuevo.
Después de 2 horas de recorrido sacha bajo de su caballo para descansar y beber agua debajo de la sombra de un gran roble.
El lugar era un camino no muy concurrido y se veia muy tranquilo, pero parecía que conectaba a varios pueblos eso podría llegar a ser peligroso, pues los bandidos podrían salir en cualquier momento.
Y así fue, en cuanto sacha subió a su caballo saltaron de entre los arbustos varios hombres que parecían vagabundos con un olor más que penetrante.
—oh mierda, oigan el jabón cuesta menos de 2 monedas de plata. —dijo sacha cubriendo su nariz.
—qué boca tan vulgar tiene señorita, por que no mejor vienes con nosotros y nos divertimos un rato.
—lo siento, pero sus cositas solo me harían cosquillas.
—perra no te burles de nosotros, vamos chicos atrapenla.
Los bandidos estaban tan borrachos qué daban lástima en lugar de miedo, intentaron pegarle al caballo con sus puños, pero sacha solo lo movía un poco haciendo qué se cayeran al piso.
—¿qué, eso es todo?. —sacha se bajó de su caballo y desenvainó la enorme espada para apuntarles con ella, lo que hizo que varios de ellos se orinaran en seguida por el miedo.
—perdón jefe, pero esa mujer se ve aterradora yo ya no voy a pelear.—dijo uno de ellos corriendo lejos.
Sacha en un solo moviemnto se aproximó a él y lo partió a la mitad sin ninguna dificultad.
—esta espada si qué es buena.
—t-tu ¿p-p-porque h-hiciste eso?
—ustedes no se ven como buenas personas por eso lo hice, no quiero que en el futuro intenten atacar a otra mujer que pase por aquí y para evitar eso, los mataré a todos.
Corrió con facilidad cerca de ellos partiéndolos en dos como si fueran muñecas de trapo sin darles oportunidad de parpadear siquiera.
Reunió sus cuerpos y los cubrió con algunas hojas también algo de tierra para que alguien no se asuste al encontrarlos por accidente.
—perdón, pero no podemos dejar que Dios haga todo el trabajo.
Sacha se subio nuevamente a su caballo y limpio su sudor con un trapo.
—¿por que atacar a una chica estando tan ebrios? Esos hombres se crían más de lo que eran.
Sacha jalo las riendas del caballo y retomo su camino hacia la mazmorra, al final logro llegar antes del medio día.
—¿quien es usted?—dijo un guardia que custodiaba la puerta de entrada impidiendo su entrada.
—soy sacha luterano, dejame pasar tengo permiso del duque.
—¿como sabemos que no esta mintiendo?
—si no fuera la duquesa ¿podría traer esto?. —sacha les mostró la espada qué el duque le haba prestado y los dos guardias de inmediato la reconocieron.
—bienvenida duquesa. —dijeron ambos hombres para abrir las dos puertas dejando pasar a sacha al interior.
Al entrar en el lugar se escuchaban algunos gritos de personas rogando por agua o comida otras lloraban y suplicaban perdón, pero era en vano porque nadie las escucharía el sito era aterrador por los sonidos y el echo de que no entraba ni una pizca de luz.
Sacha camino por los pasillos de roca hasta llegar a una pequeña habitación en donde estaban encadenadas 7 personas a la pared de roca y la cadena los sujetaba de los tobillos, en el centro del sitio había un pequeño balde de agua, las cadenas eran cortas por lo que ninguno de ellos podría beber ni un sorbo del vital líquido.
—hola buenos días tardes o noches, en este lugar nunca se sabe que hora es. —dijo sacha atrayendo la atención de todos las personas. —bien, díganme ¿quién es Lorenzo montes?
—soy yo, mi señora. —dijo un hombre flaco de ojeras enormes, casi como un cadaver.
—bien, aquí dice que eras uno de los meseros de la mansión y que tú te encargabas del inventario de la comida, pero al parecer siempre cubrías al chef para que robara el dinero que era destinado a la alimentación de Dylan luterano ¿es verdad?
—si, eso es verdad.
—bien, tú y el chef fueron responsables de la mala alimentación de mi hijo, así que te condeno a la decapitación.
Los prisioneros comenzaron llorar y a rogar por sus vidas al ver que sacha desenvainaba su espada.
—creo que es un castigo justo, porque ya los torturaron durante mucho tiempo así que ahora me toca ser su ángel de la muerte, deberían estar agradecidos de qué les estoy dando una muerte rápida.
Los prisioneros se resignaron y decidieron aceptar su castigo con esperanza de que su sufrimiento llegará a su fin.
Sacha salió de la habitación con una sensación de alivio al haber tomado la decisión correcta, esas personas no merecían ser perdonadas, pero si ella los torturaba la convertiria en alguien igual a ellos y eso era algo que quería evitar a toda costa para estar en paz consigo misma.