Reencarnando por un Dios en un hada; Num deberá salvar a la humanidad, pero este Dios es corrupto y no le interesan los humanos, Num buscará vengarse de las razas esclavizadoras y de este Dios.
¿Podrá Num acabar con ellos? ¿conseguirá su venganza?
NovelToon tiene autorización de Brabell para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capitulo 4
— Es extraño, no sé quién es ese chico, pero tu bendición la tienes en la cabeza—. Declara mientras acaricia mi cuerno.
— ¿Es eso posible?—.
— No, Pero así está la cosa, no puedo creer que sea tan duro ¿Cómo le hizo?—. Pregunta mientras lo muerde.
— ¿Cómo cambio mi cuerpo?—.
— No me preguntes eso, no sé —.
— Vamos, te necesito—. Le ruego.
— No me mires con ojos de... Ratón—.
— No tengo otros, así me quedé—.
Nem camina a mi alrededor observando mi apariencia detenidamente.
— Tienes la bendición del tipo espacial, puedes moverte a placer ¿No te sientes cansada?—.
— No ¿Por qué?—.
— Gasta mucha energía, es difícil de creer que no te canses, bueno nunca había pasado que un hada tuviera una bendición—.
— ¿En serio?—.
— No sé, habría que preguntarle a Sakiel—.
— Ese tipo...—. Murmuro con desagrado.
El Dios del desinterés, no tiene sentido acudir a él en nada.
— Bueno ¿Alguna idea de a quien preguntarle?—.
Buen punto, no tengo idea.
Prefiero no decirle nada, que no se entere de lo que pasa ese hombre.
No lo merece.
— Ya me di cuenta con tu cara, te vas a quedar así como ratoncita, estás bonita así—.
— Es incómodo, no me gusta estar así—.
— Mantener la forma es difícil, ahora que me digas que volver a tu forma original es difícil... Es complicado—.
Cómo Nem no puede ayudarme no me queda de otra, así me quedaré.
No voy a pedirle nada a Sakiel.
¿Ahora que hago con la bendición? Literalmente la tengo en la frente.
¿Qué hizo ese chico y cómo?
Aún así estoy algo emocionada, tal vez sea ese chico mi destino, debo ser su guía.
Lo voy a vigilar de cerca hasta saber cómo darle mi bendición.
Qué problema, en serio.
......................
Pronto me enteraría de que Ciel intento cortar su cuerno con varios cuchillos de cocina rompiendo todos en el proceso y los escondió bajo tierra, finalmente consiguió partir su cornamenta con fuerza bruta, algo que no pude conseguir.
Ciel parece dominar su energía mágica con demasiada velocidad además de ocultar su fuerza de su familia.
¿Qué planea?
Estás noches me oculto en su armario hasta que hermana me encuentra por accidente.
—¿¡Qué es esa cosa!? ¡Tiene un cuerno!—. Exclama con sorpresa.
Mi primera idea es moverme con mi bendición, luego pienso "los impresionanré más" así que decidí correr hacia la salida.
La madre de Tae intenta atraparme junto a su hija hasta que Hal, el amigo de la familia abre la puerta dándome una oportunidad para salir.
No me di cuenta de Maeva, estaba hundida en mis propios pensamientos.
Volveré al rato, cuando dejen de estar a la defensiva.
..............
Al volver noto que Han y la hermana de Ciel; Maeva no están en casa, ellos suelen salir juntos sin tener en cuenta el hermano mayor.
A pesar de su corta edad se nota el romance.
La puerta de la casa se abre de golpe, y escucho a Tae gritar junto a la voz de un muchacho.
Es la voz de Han.
Me escondo entre las sillas de la mesa para observar que pasa.
La figura de Han, herido y ensangrentado.
Alguien le hizo eso.
Los elfos seguramente, era cuestión de tiempo.
— ¿¡Han que te pasó!? ¿¡Dónde está mi hija!?—.
— ¡Se la llevaron, esos elfos de mierda se la llevaron, se llevaron a Maeva!—.
Ella cae de rodillas y no dice una palabra, solo tapa su cara para poder llorar de impotencia.
Ciel de una forma algo más calmada, algo inusual para un chico de su edad asalta a Han.
— Cuentame que pasó —.
— Ciel... Perdón, no pude hacer nada—.
— Solo cuéntame, quiero saberlo—.
— Si, merecen saber lo que pasó —.
...
Maeva y Han se encontraban en las tiendas del pueblo, dónde las personas suelen recorrer el lugar.
No solo humanos hay en ese lugar.
Mientras caminaban observando collares, comidas y cosas bonitas aparecieron dos elfos.
— Ellos dijeron que Maeva era linda y la querían para ellos—. Dice Han nervioso.
— Para ellos...—.
No es anormal que los elfos secuestren a mujeres no solo para esclavizarlas, utilizar sus cuerpos para calmar sus deseos sexuales y el sentimiento de poder que muestran con ellas.
Otra vez este destino.
— Perdón Tae, perdón —.
— No es tu culpa, no hay nada que se pueda hacer—.
Tae abrasa a Han con lágrimas y mocos.
Saben que no hay nada que hacer.
Ciel, por otro lado, aprieta el puño y vuelve a su habitación, aquel chico extraño tiene una reacción extraña lo que llama mi atención.
Lo sigo con cautela y lo veo regenerar su cuerno, su control me impresiona.
Con una bufanda regalo de su madre, se tapa la cara entera dejando ver solo su cuerno y sus ojos.
Entiendo lo que quieres hacer, yo también puedo ayudar, pero mi trabajo es vigilante y juzgarte.
No te dejaré morir.
Me subo a su hombro para mostrarle apoyo sin palabras, su reacción es acariciarme con delicadeza.
...
Muros de piedra, rejas, es un calabozo en toda regla.
Algunas mujeres y un niño se encuentran desnudos y encadenados en el lugar.
Lugar donde siempre visito, el calabozo más pequeño de los elfos.
Frente a ellos dos elfos oscuros bien vestidos riendo a carcajadas.
— Está temporada tenemos buenas mujeres—.
— La nueva tiene buenos pechos ¿Cuál es tu nombre?—.
Ante el silencio de la mujer enfrente uno de ellos decide golpear su cara con una patada que la deja en el suelo.
— La falta de respeto a mi señor no será perdonada simple humana, ahora eres nuestra mercancía—. Declara luego.
— ¿Por qué me pasa esto?—.
Mientras las demás miran el niño golpea a uno de los elfos, mordiendo y rasguñando.
— ¿¡Cómo te soltaste hijo de puta!?—. Grita mientras golpea su cuerpo intentando proteger a su señor.
Aquel niño vuela por los aires hasta chocar contra los barrotes.
— ¡Estoy arto de este hijo de puta! ¡No lo quiero encadenado, quiero que le rompas piernas y brazos para que no se mueva!—. Reclama.
Aquel elfo oscuro en un arrebato de ira ataca al niño por orden de su superior, pero Maeva se interpone entre ellos.
Ya basta, con mi bendición de movimiento espacial llego hacia Ciel para guiarlo, por suerte entiende el mensaje.
Incluso aquí el ruido puede escucharse, se nota que ellos no pretenden ocultarse de nadie.
— ¡No lo toques!—. La voz de Maeva.
— ¡No te metas!—.
Ella vuela hasta la pared chocando contra el duro material.
— No te metas en lo que no te importa humana—.
— Así que así se ve la magia, bonita—.
—¿Quién—
— Un gusto, soy...
Parece tener dificultades para presentarse, decir que eres Ciel sería estúpido luego de tapar tu identidad.
Imagino quiere ocultar su identidad de todos, no solo de los elfos, después de todo ocultaste tu cuerno de tus seres queridos.
Uno de ellos intenta golpearlo con aquella magia sin éxito.
Aquel niño extraño tiene habilidades de lucha.
— Agradezco que me mostraran algo nuevo, acabo de aprenderlo—. Declara mientras mueve su mano hacia uno de ellos.
Con tan solo verla una vez es capaz de copiarla.
Impresionante.
— ¿Qué eres? ¿Por qué estás aquí? ¿Qué es esa cosa?—.
— Curioso, creí que por mi tamaño sería menospreciado—.
— ¿Un monstruo? ¿Un humano?—.
— Entiendo tu confusión, soy una raza nueva en este mundo, una raza superior a la tuya—.
Ante la confusión de los elfos Ciel dice una mentira, ya entiendo por donde quiere ir.
— ¿Una raza nueva dices?... En ese caso ¿Por qué no negociamos? Olvidaremos este agravio—
— Alianzas con razas como la suya no serán necesarias, estoy del lado de los humanos—.
Aquel elfo comienza a reír a carcajadas.
Y yo me siento contenta y orgullosa.
— ¿De nuestro lado dice?—. Murmura una mujer desde atrás.
— Hacía tiempo no me reía de esta forma, eres fuerte, te lo reconozco, pero un idiota no me extraña que estés del lado de la raza más asquerosa—.
— No estoy del lado de los elfos, te equivocaste de raza—.
— ¿Intentas fastidiarme?—.
— ¿Funciona?—.
— Te lo diré una vez más, abandona esa idea y ven a nuestro lado—.
Aún quiere negociar.
¿Acaso temen pelear con él?
Estamos en ventaja, quiero ver tu próximo movimiento Ciel.
— ¿Qué van a hacer con estas personas?—.
Un niño, dos niñas y una mujer adulta.
Todos desnudos.
— Dinero, los humanos es nuestro negocio—.
— Entiendo, los elfos son despreciables—.
— Es lo natural, el fuerte domina al débil—.
—... Tienes razón—.
— Me alegro de que lo entiendas—
— En este lugar, yo soy quien domina—. Exclama Ciel con el puño apretado, una muestra de confianza.
Al ver el cuerpo de mi compañero, un aura de energía visible puede notarse, no solo yo, sus enemigos también pueden.
¿Lo aprendió ahora?
— Que cantidad de energía para ese cuerpo—.
— ¡Observen mi superioridad, está es la fuerza de esta nueva raza surgida de los humanos!—. Declara con orgullo levantando su voz, tampoco parece importarle la discreción.
— ¿De los humanos? ¿Eres un humano?—.
— Lo era... Ahora soy ¡El Dios de los humanos! ¡Soy el Dios demonio infernal!—. Mientras muestro de mí la forma más arrogante posible.
Diez puntos para ti Ciel, aunque no me gusta esa mentira puedo entender la razón.