Una Oportunidad Para Amar Por Última Vez

Los días previos a la reunión eran de una agitación constante en las oficinas de la familia Santino. Antoni había estado trabajando incansablemente, revisando documentos, analizando contratos, y preparando todo lo necesario para la inminente colaboración con una empresa que había captado su atención: Textiles Milly's, una compañía que en poco tiempo había escalado rápidamente en el mercado de Los Ángeles. Con el objetivo de expandir los negocios de su familia al extranjero y consolidarse como una de las empresas más grandes y poderosas, Antoni sabía que esta sociedad era crucial. Sin embargo, lo que ignoraba era que este acuerdo lo llevaría a un reencuentro que cambiaría su vida para siempre.

El día de la reunión había llegado. En Los Ángeles, Betty se preparaba para lo que sería uno de los momentos más importantes y difíciles de su vida. Aunque sabía que era una excelente oportunidad para Textiles Milly's, no podía evitar sentirse abrumada por los nervios. Desde que había dejado a Antoni, su vida había dado un giro inesperado, especialmente tras descubrir su embarazo. Ahora, enfrentarse a él con una vida creciendo en su interior era una situación que nunca había imaginado. Sabía que tarde o temprano tendría que revelarle la verdad, y este encuentro, aunque centrado en negocios, sería el escenario perfecto para aclarar todo.

Esa mañana, Betty llegó a la recepción de la empresa Santino, se encontro con Amanda en el ascensor, quien la saluda y toca su panza, ambas suben al piso de presidencia donde está la sala de reunión. La tensión era palpable en el ambiente, y aunque intentaban disimularlo, pocos sabían que esta reunión no solo marcaría el futuro de las dos empresas, sino también de las vidas personales de quienes estaban involucrados.

James, estaba distraído hablando con alguien ,tomando una taza de café, él no sabía nada del embarazo de Betty, ni mucho menos que la reunión que estaba a punto de ocurrir sería con Betty. Cuando vio a Betty acercarse por el pasillo, su rostro palideció. El café que acababa de sorber casi se le atragantó, y no pudo evitar escupirlo, asombrado de ver a Betty de nuevo, y aún más sorprendido por su abultado vientre.

—¡Betty! —exclamó, dejando caer la taza al suelo sin darse cuenta—. ¡No puedo creerlo! ¡Mírate! —James se acercó rápidamente, incapaz de ocultar su sorpresa, mientras Amanda le sonreía a Betty y la abrazaba cálidamente.

—No esperaba volver a verte así, Betty —dijo James, señalando el vientre de Betty—. ¡Esto es una gran sorpresa!😯

—Es bueno verte, James —respondió Betty con una sonrisa nerviosa, tratando de mantener la calma—. Han sido unos meses muy... intensos.

—¿Antoni ya llegó? —preguntó Betty, tratando de cambiar el tema.

—Sí, está en su oficina firmando unos contratos —respondió James, aún sorprendido por lo que acababa de presenciar—. Debería unirse a nosotros en breve.

Mientras tanto, en la oficina de Antoni, la concentración estaba centrada en el sinfín de papeles que debía revisar antes de la reunión. Estaba ansioso por conocer a la persona que Textiles Milly's enviaría para negociar la sociedad. Aunque sabía que era una mujer, no tenía idea de que se trataba de Betty. Todo lo que sabía era que esta colaboración tenía el potencial de llevar a la empresa Santino a nuevas alturas. Con ese pensamiento en mente, firmó el último documento y se preparó para dirigirse a la sala de juntas.

Los padres de Antoni, siendo los dueños de la empresa, también estaban presentes para la reunión. Habían llegado poco después de Betty, y al verla en la sala de juntas, se acercaron a ella con una mezcla de alegría y preocupación.

—Betty, querida, está todo bien, tranquila aquí estamos apoyandote —dijo la madre de Antoni, abrazándola con ternura—. No teníamos idea de que tú estarías al frente de esta negociación.

—Lo mismo digo, señora Santino —respondió Betty, agradecida por la calidez que le mostraban—. Es una situación... un tanto complicada, pero estoy aquí para hablar de negocios y, bueno, también para aclarar algunas cosas.

—Será mejor que nos centremos en la reunión por ahora —intervino el padre de Antoni con una sonrisa diplomática, pero no sin una chispa de curiosidad en sus ojos—. Antoni no debe tardar en llegar.

James, nervioso por la posible reacción de Antoni al ver a Betty, pidió a la secretaria que le informara que todos estaban reunidos y que solo faltaba él. Mientras tanto, Betty intentaba controlar la marea de emociones que se arremolinaban en su interior. Sabía que en cuestión de minutos, todo cambiaría.

Antoni, por su parte, caminaba hacia la sala de juntas, repasando mentalmente los puntos clave de la negociación. Estaba decidido a asegurar esta colaboración, convencido de que sería beneficiosa para ambas empresas. Cuando llegó a la puerta, tomó el picaporte con firmeza, respiró hondo y, sin imaginar lo que le esperaba al otro lado, entró en la sala.

Al abrir la puerta, Antoni recorrió la sala con la mirada, observando a las personas presentes. Saludó brevemente a sus padres con una inclinación de cabeza, y luego, su mirada se detuvo en una cara que le resultaba infinitamente familiar. Su corazón dio un vuelco al reconocerla. Allí estaba, sentada al final de la mesa, su persona favorita en el mundo: Betty.

Por un momento, Antoni se quedó sin aliento, incapaz de procesar lo que veía. Betty estaba allí, en su sala de juntas, después de tantos meses de ausencia, después de tanto dolor. El corazón de Antoni comenzó a latir con fuerza, golpeando en su pecho como si quisiera salir. No podía apartar la mirada de ella, de esa mujer que había marcado su vida de una manera tan profunda.

Betty levantó la vista y sus ojos se encontraron. Antoni sintió que el tiempo se detenía, que el mundo se reducía a ese pequeño espacio entre ellos. Aunque Betty estaba sentada y no se podía ver su abultado vientre, el aire a su alrededor parecía cargado de algo más, algo que no podía identificar, pero que lo hacía sentirse inquieto.

—Betty... —susurró Antoni, sin poder evitar que su voz reflejara una mezcla de sorpresa y emoción—. ¿Qué... qué haces aquí?

—Antoni... —Betty tragó saliva, sus ojos llenos de una mezcla de tristeza y determinación—. Estoy aquí en representación de Textiles Milly's. Soy la encargada de negociar la sociedad.

Por un momento, la incredulidad se apoderó de Antoni. El nombre de Textiles Milly's había estado en su mente durante días, pero nunca había imaginado que Betty estuviera relacionada con esa empresa, mucho menos que fuera la persona enviada para negociar.

—¿Tú...? —Antoni se detuvo, intentando procesar lo que estaba escuchando—. No tenía idea de que... —Se interrumpió de nuevo, mirando a Betty como si intentara ver a través de ella—. Esto es... inesperado.

Los padres de Antoni, conscientes de la tensión que se había apoderado de la sala, decidieron intervenir para llevar la reunión hacia un terreno más neutral.

—Quizás deberíamos empezar con los puntos clave de la negociación —sugirió su padre, rompiendo el incómodo silencio que se había instalado en la sala—. Después de todo, estamos aquí para hablar de negocios.

—Sí, claro —dijo Betty, agradecida por el cambio de tema—. Tengo aquí toda la documentación necesaria para discutir los términos de la sociedad. Creo que esta colaboración puede ser muy beneficiosa para ambas partes.

Antoni asintió, aún aturdido por la presencia de Betty, pero decidió centrarse en los negocios, al menos por el momento. No era el lugar ni el momento adecuado para discutir asuntos personales, aunque sabía que eventualmente tendría que enfrentar la realidad.

La reunión comenzó con un tono profesional, con Betty y Antoni intercambiando propuestas y revisando los detalles de la posible colaboración. A medida que la conversación avanzaba, ambos se sumergieron en los números y proyecciones, intentando mantener una fachada de normalidad.

Sin embargo, el ambiente seguía cargado de tensión. Los ojos de Antoni se desviaban constantemente hacia Betty, como si no pudiera evitarlo. Cada vez que sus miradas se cruzaban, una corriente de emociones reprimidas fluía entre ellos, volviendo el aire pesado y difícil de respirar. Betty, por su parte, intentaba mantener la compostura, aunque por dentro sentía que cada segundo que pasaba la acercaba más al inevitable enfrentamiento.

Después de casi dos hora de discusiones y revisiones, llegó el final de la reunión, solo en la sala quedó Antoni y Betty, ese era el momento de la verdad. Betty sabía que no podía posponerlo más. Tenía que decirle a Antoni lo que estaba sucediendo, y aunque el ambiente no era el más propicio, sabía que no habría otra oportunidad mejor que esa.

—Antes de continuar —dijo Betty, tomando aire profundamente—, hay algo más que debo decirte, Antoni. Algo que va más allá de los negocios.

Antoni levantó la vista de los documentos, notando el cambio en el tono de Betty. Su corazón volvió a latir con fuerza, esta vez con una mezcla de anticipación y miedo. Algo en la expresión de Betty le decía que lo que estaba a punto de escuchar cambiaría todo.

—Antoni... —Betty vaciló un momento, luchando por encontrar las palabras adecuadas—

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Gracias por acompañarme en este lindo proceso,deja tu me gusta y comenta que te gustaría que agregara a la historia. Chao