Aris, una mujer que por medio de un tropiezo sufre un accidente. Al despertar se encuentra en habitación no de hospital ni mucho menos la suya. Hasta que en un tiene recuerdos que no son suyos y que le hace entender en dónde estaba.
Ahora era Pandora Rousell, una mujer de alta sociedad que por su actitud se ha llevado de mala reputación. Aris está en el cuerpo de Pandora por una gran razón, y la descubre a través del villano de la historia.
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capitulo 1: ¿Soy yo?
La joya de Chanlier
Érase una vez,un hombre que era tan misterioso como su rostro, casi nunca se dejaba ver por el hecho de que su trabajo le impedía. Conocido como el gran joyero Chanlier, sus joyas era de los más finos y refinado de lo que se podía encontrar en todo el imperio. Pero no era por obra de magia que él hacía las joyas, sino por su arduo trabajo en encontrarla y modificarlas. Como todo hombre independiente, no le interesaba ningún compromiso con alguna mujer, a excepción de Paola Dubrov, encantadora mujer y sonrisa preciosa, o eso era lo que el joyero pensaba de ella, sus cabellos platas y su ojos azules cielo la comparaba con una joya precisa. Tan interesado en esa mujer que le enviaba detalle, cartas, flores y sus joyas más hermosas, aquella doncella con gracia lo tomaba, en varías ocasiones salían y compartían palabras, pensamiento y sentimientos, pero Paola repentinamente fue comprometida con el príncipe. El joyero al enterarse sintió la necesidad de enfrentarse de manera decisiva, y le preguntó a Paola con quién decidía estar ya que ella podía rechazar o no el matrimonio. En aquel momento tan crucial, había llegado el príncipe con el gran motivo de visitar a su prometida. Fue entonces que los hombres se conocieron de una manera poco agradable, y más para el joyero, que vio como Paola se dirigió rápidamente al lado del príncipe, entre un abrazo de medio lado, el joyero veía apretando las manos.
La elección era más que obvia, y no hubo palabras, solo dolor, molestia y decepción por parte del joyero, el príncipe no acusó de nada a aquel hombre ya que Paola le comentó que solo era un vendedor que le ofrecía accesorios.
Con eso, el joyero no le quedó más de otra que convertir sus sentimientos en amarguras, Paola le daba esperanza de tener una relación juntos, no le rechazaba nada de lo que él le ofrecía, siempre le decía que a su lado quería estar, cuando resultó que no era cierto.
El punto es que él realmente se había enamorado de ella, el tiempo que pasaron juntos él sí lo valoró y apreció en cada parte de su ser. Y si todo lo que Paola le decía o hacia era mentira, pues que bien lo hizo, ya que aquel hombre le creyó hasta su sonrisa.
Aún en su dolor, el joyero siguió su vida de manera muy amarga. Tiempo después en su trabajo, un día internado en aquella minas que era de su propiedad encontró un hallazgo, un piedra poco común pero hermosa, le pareció interesante dado que era de un color amatista intenso, era un buen material para las joyas. No obstante, esa piedra de alguna forma estaba maldita, ¿La razón?, luego de que el joyero se llevará aquella piedra que en su interior era hermosa, cosas sombrías pasaron, su actitud cambió y empeoró a como estaba, se volvió más hostil, sus ojos se mostraban oscuro y lo único que quería hacer era tomar venganza de algo que pretendía olvidar. Algo que en él no quería, pero fue por culpa de lo que halló.
Al terminar de crear un collar con esa piedra, decidió quedarsela y usarla como su accesorio. Finalmente, el joyero fue a buscar de vengarse de la mujer que jugó con sus sentimientos yendo tras el príncipe. No se explicaba como él entró al palacio sin ser detectado, pero con una gran agilidad asesinó delante de Paola al príncipe. Y luego de verla suplicar, llorar finalmente, el joyero de un solo golpe le quitó la vida a la doncella.
No era lo que esperaba, era mucho mejor. Pero esos no era sus sentimientos, sino lo de la joya que parecía estar maldita y que lo controlaba a su gusto. Una gran sed se propagaba en su interior y con ello nació el temido Vincent Chanlier, aquel hombre que era un simple joyero se había convertido en un villano que logró asesinar a dos personas y que nadie supiera quién lo hizo y todo por el poder de la joya.
La historia no terminaba ahí, pero el libro sí.
Este era el inicio de una historia, pero el final del libro que Aris leía. Viendo que ya no le quedaba para leer, cerró el libro y siguió en su camino a casa. Era el primer libro de la trilogía corazón sagrado que ella ya había leído una vez pero hace años atrás.
Aris es una joven adulta de 32 años, según ella era su etapa adolescente que seguía vigente y que quería aprovechar al máximo. No tenía responsabilidades más que trabajar y leer a gusto sus libros aunque aveces no le daba el tiempo por las horas extra del trabajo.
Caminando por la acera ella no se fijaba en el camino cuando estaba ansiosa a leer el segundo tomó de la historia. Emocionada se sentía ya que a pesar de haberlo leído le gustaba releerlo una vez más. En ese momento había muchos ciudadanos en pasando, tanto, que alguien la tropezó causando que cayera en un carril de la avenida, desafortunadamente había un vehículo en dirección a ella que no daba chance de sacarla de ahí.
Colisión, estruendo y muchos gritos al ver el trágico y horrible accidente. Solo hubo una muerte y fue la de Aris Londoir.
En un repentino despertar, Aris se levantada de donde sea que este.
— ¿Éstoy viva?... No, imposible... Debo estar en el infierno por tantas historias +21.
Aún seguía todo oscuro, apenas se podía ver las sombras de sus dedos. Siente que esta sentada en una nube muy suave. Aris toca nuevamente y se hace énfasis.
— parece un colchón... Y hay sábanas también... ¡Oh! Una almohada...
Con incertidumbre, saca sus pies y toca el suelo. Caminaba hasta que tocó con sus manos la tela de lo que parecía una cortina. Al sentir que su intuición le guiaba abrir las cortinas, no titubeó y en un solo movimiento mostró una luz intensa.
— ¡¿Pero que?!
Tanto fue la intensidad de la luz que retrocedió y cayó al suelo. Poco a poco se adaptaba al entonó y se asombró de ver lo siguiente.
— un cielo azul... No...— se levanta y mira a su alrededor— un balcón... Una recamara antigua... No entiendo... Nada...
Estaba tan confundida de que no se detalló que al lado había un reflejo muy singular. Asustandose, preguntó repentinamente.
— ¡¿Quién eres?!— y como vio que cada gesto que hacía ella se imitaba genuinamente, llegó a la conclusión de que era ella.— ¡Santa cachucha!... ¡Soy yo!
Ja, ja que torpe, creo que será divertido.