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Nacido Para Reinar Destinado A Morir

Nacido Para Reinar Destinado A Morir

Status: Terminada
Genre:Completas / Batalla por el trono / Viaje a un mundo de fantasía / Reencarnación
Popularitas:3.4k
Nilai: 5
nombre de autor: Gabrielcandelario

En un reino sumido en la incertidumbre, el inesperado fallecimiento del rey desata una sucesión al trono llena de intrigas y peligros. En medio de este caos, nace un príncipe, cuyo destino está marcado por la tragedia. Desde el momento de su nacimiento, el joven príncipe es reconocido como el legítimo heredero al trono. Criado en la sombra del poder, su vida transcurre entre los muros del palacio, donde aprende el arte de gobernar y se prepara para asumir el manto de la corona. Sin embargo, su destino está irremediablemente sellado. Una antigua profecía dicta que el nuevo rey deberá pagar un precio aún más alto: su propia vida. Cuando la amenaza se cierne sobre el reino, el príncipe se encuentra ante una disyuntiva inquietante: aceptar su inevitable muerte o luchar por la supervivencia de su pueblo. En una trama trepidante, que combina la alta fantasía con la intriga política, el príncipe se enfrenta a la encrucijada de su vida. Deberá tomar una decisión que determinará el futuro del reino y su propia existencia, enfrentándose a fuerzas oscuras, traidores y a su propio miedo a la muerte. "Nacido para Reinar, Destinado a Morir" es una épica historia de sacrificio, lealtad y el poder transformador del amor, que cautivará a los amantes de la ficción heroica y los relatos sobre el destino. ¿Qué le parece esta sinopsis? Espero haber capturado adecuadamente los elementos clave de la trama que ha planteado. Estoy abierto a cualquier comentario o sugerencia que quiera hacer.

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Reconstrucción y Rebelión

Capítulo 20 - "Reconstrucción y Rebelión"

Damián, por su parte, se mantuvo firme en su decisión, convencido de que la redención y el perdón eran la mejor manera de consolidar su reino a largo plazo. Sabía que algunos lo verían como un signo de debilidad, pero también confiaba en que su clemencia le granjaría el respeto y la lealtad de aquellos que, en el pasado, se habían rebelado contra su autoridad.

Sin embargo, no todos estaban de acuerdo con su decisión. Algunos de los nobles más leales a la Corona comenzaron a murmurar en contra de la "blandura" del rey, temiendo que su actitud pudiera alentar a otros traidores a desafiar su autoridad.

Lord Víctor, consciente de estas tensiones, se acercó a Damián en una de las reuniones del Consejo Real para informarle de la situación.

—Majestad —dijo, con tono grave—, temo que vuestra decisión de condenar a los mercenarios a trabajos forzados en lugar de la pena capital no ha sido bien recibida por todos.

Damián lo miró con gesto serio, sin dejarse sorprender por la noticia.

—Lo sé, lord Víctor —respondió, con tono cansado—. Algunos de mis nobles más leales no aprueban mi política de clemencia.

El anciano consejero asintió, con expresión preocupada.

—Así es, majestad —confirmó—. Algunos de ellos incluso han hablado de organizar una revuelta si seguís mostrando debilidad ante los traidores.

Damián frunció el ceño, sintiendo cómo la ira y la frustración volvían a apoderarse de él.

—¿Revuelta? —exclamó, con tono airado—. ¿Acaso esos nobles olvidaron que soy su rey?

Lord Víctor lo miró con gesto comprensivo, entendiendo su enojo.

—Temo que no, majestad —respondió, con tono calmado—. Pero algunos de ellos temen que vuestra clemencia pueda debilitar vuestra autoridad y poner en peligro la estabilidad del reino.

Damián apretó los puños, sintiendo cómo la ira ardía en su interior.

—¿Y acaso no comprenden que la justicia y la clemencia son las bases de un buen gobierno? —espetó, con tono airado—. ¿Creen que la tiranía y la opresión son la única manera de mantener el orden?

Lord Víctor lo miró con expresión grave, sin dejarse intimidar por su reacción.

—Lo entiendo, majestad —dijo, con tono sereno—. Pero debéis comprender que algunos de vuestros nobles tienen una visión más tradicional del poder. Para ellos, la firmeza y la severidad son sinónimos de fortaleza.

Damián suspiró, sintiendo cómo el peso de la corona parecía aplastar sus hombros.

—Entonces, ¿qué sugieres que haga, lord Víctor? —preguntó, con tono cansado—. ¿Debo renunciar a mis principios y gobernar con mano de hierro?

El anciano consejero lo miró con expresión serena, sin dejarse llevar por la frustración de su rey.

—No, majestad —respondió, con tono firme—. Vos sois un buen rey, y vuestra visión del gobierno es la correcta. Pero debéis encontrar la manera de conciliar vuestra clemencia con la firmeza que algunos de vuestros nobles esperan.

Damián lo miró con gesto dubitativo, sin estar del todo convencido.

—¿Y cómo se supone que deba hacer eso, lord Víctor? —preguntó, con tono desalentado—. ¿Acaso debo gobernar con una mano de hierro y con la otra extender la clemencia?

El anciano consejero negó con la cabeza, con gesto sereno.

—No, majestad —dijo, con tono tranquilo—. Debéis demostrar que vuestra clemencia no es sinónimo de debilidad, sino de fortaleza y sabiduría.

Damián lo miró con gesto inquisitivo, sin comprender del todo a qué se refería.

—Explícate, lord Víctor —respondió, con tono grave—. ¿Qué sugieres que haga?

Lord Víctor lo miró con expresión decidida, consciente de que su sugerencia podría ser controvertida.

—Majestad —dijo, con tono resuelto—, creo que debéis demostrar a vuestros nobles que vuestra clemencia tiene límites. Que, si bien estáis dispuesto a perdonar a aquellos que se arrepientan y acepten vuestra autoridad, no toleraréis más actos de traición o rebelión.

Damián lo miró con gesto pensativo, sintiendo cómo poco a poco la idea iba tomando forma en su mente.

—¿Sugieres, entonces, que deba actuar con firmeza contra aquellos que se nieguen a aceptar mi perdón? —preguntó, con tono cauteloso.

Lord Víctor asintió, con gesto solemne.

—Así es, majestad —respondió—. Demostrad a vuestros nobles que vuestra clemencia tiene un límite, y que quienes la desafíen serán castigados con todo el rigor de la ley.

Damián lo miró por unos instantes, sintiendo cómo la determinación se apoderaba de él.

—Muy bien, lord Víctor —dijo, con tono grave—. Convoca a una sesión del Consejo Real. Es hora de dejar en claro cuáles son los límites de mi clemencia.

El anciano consejero asintió, con gesto solemne.

—Como ordenéis, majestad —respondió, antes de salir de la sala.

Poco después, los miembros del Consejo Real se reunieron en la sala del trono, expectantes ante la convocatoria de su joven rey.

Damián los miró a todos con gesto severo, consciente de que algunos de ellos lo observaban con recelo.

—Nobles —dijo, con tono firme—, os he convocado aquí hoy para dejar en claro cuáles son los límites de mi clemencia.

Algunos de los presentes se miraron entre sí, con expresión inquieta, anticipando lo que el rey diría a continuación.

—Como bien sabéis —continuó Damián, con tono grave—, hace poco tuve que juzgar a un grupo de mercenarios que habían sido contratados para asesinar a uno de vuestros propios nobles.

Varios de los nobles asintieron, con gesto serio.

—Sí, majestad —intervino uno de ellos, con tono respetuoso—. Y nos consta que vuestra decisión de condenarlos a trabajos forzados en lugar de la pena de muerte no fue bien recibida por todos.

Damián lo miró con gesto inflexible, sin dejarse intimidar por su tono.

—Así es —respondió, con tono cortante—. Y es precisamente por eso que he decidido convocaros hoy.

Hizo una pausa, recorriendo con la mirada a cada uno de los nobles presentes.

—Escuchadme bien, señores —dijo, con tono firme—. Mi intención al gobernar este reino no es la de ser un tirano que aplaste a sus súbditos, sino la de ser un rey justo y compasivo que guíe a su pueblo por el camino del progreso y la prosperidad.

Hizo una pausa, dejando que sus palabras calaran en los presentes.

—Por eso, he decidido mostrar clemencia a aquellos que se han rebelado contra mi autoridad —continuó, con tono grave—. He perdonado a muchos de vosotros, nobles que en el pasado conspiraron contra mí, con la esperanza de que aprendieran de sus errores y se convirtieran en leales servidores de la Corona.

Damián los miró con gesto severo, sin dejarse intimidar por las reacciones de los presentes.

—Pero —prosiguió, con tono inflexible—, quiero dejar en claro que mi clemencia tiene límites. Si alguno de vosotros vuelve a desafiar mi autoridad o a conspirar en mi contra, será juzgado y condenado sin contemplaciones.

Varios de los nobles intercambiaron miradas incómodas, conscientes de que el rey iba en serio.

—Majestad —intervino uno de ellos, con tono respetuoso—, entendemos vuestra posición. Pero, ¿cómo podemos estar seguros de que vuestra clemencia no será interpretada como un signo de debilidad?

Damián lo miró con gesto firme, sin dejarse intimidar por su pregunta.

—Sois vosotros, nobles de Aetheria, quienes debéis demostrarme vuestra lealtad —respondió, con tono grave—. Si alguno de vosotros intenta desafiar mi autoridad, seréis castigados sin piedad.

Otro de los presentes intervino, con tono dubitativo.

—Pero, majestad —dijo, con gesto preocupado—, ¿no creéis que vuestra política de clemencia pueda alentar a otros a rebelarse? ¿Qué pasará si más nobles conspiran contra vos?

Damián lo miró con gesto inflexible, consciente de que esa era una preocupación legítima.

—Si eso llegara a ocurrir —respondió, con tono firme—, les haré saber que mi clemencia tiene un límite. Aquellos que se atrevan a desafiar mi autoridad serán castigados con todo el rigor de la ley.

Lord Víctor, que había permanecido en silencio hasta entonces, intervino con tono respetuoso.

—Majestad —dijo, dirigiéndose a Damián—, creo que vuestra determinación es la correcta. Debéis demostrar a vuestros nobles que vuestra clemencia no es sinónimo de debilidad, sino de fortaleza y sabiduría.

Damián lo miró con gesto agradecido, consciente de que su anciano consejero lo apoyaba en esta decisión.

—Así es, lord Víctor —respondió, con tono grave—. Y os ruego a todos vosotros, nobles de Aetheria, que no pongáis a prueba mi paciencia. Mi reino está prosperando, y estoy decidido a mantener la estabilidad y la justicia que tanto le han costado.

Los nobles lo miraron con gesto serio, comprendiendo que el rey iba en serio. Algunos de ellos asintieron, con expresión de resignación, mientras que otros intercambiaban miradas inquietas.

Una vez finalizada la reunión, Damián se retiró a sus aposentos, sintiéndose exhausto pero satisfecho de haber dejado en claro sus intenciones. Sabía que algunos de sus nobles seguirían desconfiando de él, pero confiaba en que su firmeza y determinación lograrían convencerlos a largo plazo.

Mientras tanto, en las sombras, un grupo de nobles conspiradores se reunía en secreto, discutiendo cómo responder a las recientes declaraciones de su rey.

—¿Cómo se atreve ese muchacho a amenazarnos de esa manera? —espetó uno de ellos, con tono airado—. ¿Acaso cree que puede gobernar este reino con mano de hierro?

Otro de los nobles presentes asintió, con gesto grave.

—Es cierto —respondió, con tono sombrío—. Ese rey joven y débil cree que puede imponer su voluntad sobre nosotros. Pero no le permitiremos que siga debilitando nuestra autoridad.

Un tercero, que hasta entonces había permanecido en silencio, intervino con tono calculador.

—Entonces, ¿qué sugerís que hagamos, caballeros? —preguntó, con gesto pensativo—. ¿Acaso debemos desafiar abiertamente la autoridad de Damián?

El primer noble lo miró con gesto despectivo.

—¿Desafiar su autoridad? —espetó, con tono burlón—. ¡Eso es exactamente lo que ese muchacho pretende que hagamos! No, caballeros, debemos ser más astutos.

Otro de los nobles asintió, con expresión decidida.

—Tienes razón —dijo, con tono grave—. Debemos actuar con cautela y paciencia. Y, cuando el momento sea propicio, golpearemos con toda nuestra fuerza.

Los demás nobles asintieron, conscientes de que no podían permitir que Damián siguiera amenazando su poder y su influencia.

—Muy bien —dijo el primer noble, con tono resuelto—. Entonces, que así sea. Prepararemos una rebelión que haga temblar los cimientos de este reino.

Mientras tanto, en el palacio, Damián se encontraba reunido con Elisa y lord Víctor, discutiendo los próximos pasos a seguir.

—Madre, lord Víctor —dijo, con tono grave—, temo que mi advertencia a los nobles no haya sido suficiente. Siento que algunos de ellos siguen desconfiando de mi autoridad.

Elisa lo miró con expresión serena, sin dejarse abrumar por su preocupación.

—Lo sé, hijo mío —respondió, con tono tranquilo—. Pero debes mantener la calma y la determinación. Tu pueblo y tus nobles leales te apoyan. No dejes que unos pocos conspiradores logren desestabilizar tu reino.

Lord Víctor asintió, con gesto solemne.

—Así es, majestad —dijo, con tono respetuoso—. Hicisteis bien en dejar en claro vuestros límites. Ahora, debemos asegurarnos de mantener un estrecho control sobre aquellos nobles que puedan representar una amenaza.

Damián los miró con gesto cansado, pero sin dejarse vencer por la preocupación.

—Muy bien —respondió, con tono grave—. Entonces, lord Víctor, os encargo que vigiles de cerca a esos nobles. Si alguno de ellos vuelve a conspirar en mi contra, quiero saberlo de inmediato.

El anciano consejero inclinó la cabeza, con gesto solemne.

—Así se hará, majestad —dijo, antes de retirarse de la habitación.

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Lía Thiago
Ay no, esto me recuerda ciertas negociaciones políticas donde las partes toman ventaja para traicionar.
Gabriel: ¡Me voy a reír!. Gracias por leer mi historia. Si hay faltas autografica me disculpo y también me disculpo por los párrafos repetidos.
total 1 replies
Lía Thiago
🤣🤣🤣 Pensé igual🤣🤣
Lía Thiago
Ese es el precio de la guerra, al menos es un rey valiente.
Milcaris
Difícil y muchas muertes pero se ganó y ahora debería reinar la paz..
Milcaris
Que lastima, cuántas muertes por no llegar a acuerdos.
Lía Thiago
Ya salió el peine.
Lía Thiago
¿Será qué Victor no es lo que parece?
Lía Thiago: estamos igual 🤣🤣🤣
Milcaris: Estoy confundida, primero dude de él y lo creí en contra del rey. Ahora estoy pensando que si está ayudando.
total 2 replies
Lía Thiago
Este bicho como que está alborotando a los señores feudales.😡
Lía Thiago
Victor es un rastrero 😡
Lía Thiago
No soy yo y ya estoy molesta🤣🤣🤣
Lía Thiago
Eso es de sabios.
Lía Thiago
Estaría alejado de las cuestiones políticas, pero tiene mucha agudeza al observar, eso le será beneficioso.
Lía Thiago
Excelente, atrapa desde un inicio, además del uso de un lenguaje culto y redacción impecable, Seguido a partir de este momento. Exitos 🌹
Milcaris: Pocas veces encontramos historia de hombres en esta app. Es una novela muy buena y como dices vale la pena seguir y apoyar, más cuando son escritores que están comenzando y su trabajo es bueno.
total 1 replies
Lacarvel
Mano dura y con eso aprenden las minorías 👌🏼
Lacarvel
ellos merman pero los rebeldes también
Lacarvel
eso pasó esta vez perooo en las demás provincias no será así por qué ya vieron hasta donde llegas.
Lacarvel
Ya era hora que pusiera mano dura
Lía Thiago: siiii una mezcla del tuyo con el de la uruguaya 🤣🤣🤣🤣
Milcaris: 🤣🤣🤣solo un poco 🤏🏻🤏🏻🤏🏻
total 3 replies
Milcaris
Damian con punto a favor. La guerra no se gana en una sola batalla.
Milcaris
Damian debería hablar con uno de ellos, quizás las órdenes del Rey para su pueblo no fueron llevadas a cabo y ahora la rebeldía.
Milcaris: Vale la pena apoyar a quien hace un buen trabajo.
Gabriel: Gracias por leer mi historia. “Si encuentras capitulo repetidos, me disculpo de ante mano”. Te quiero mucho
total 2 replies
Milcaris
Victor es definitivamente la piedra de tranca. Sabía que algo así iba a ocurrir.
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