Irina ha amado con locura, hasta el punto de negarse a sí misma en pos de buscar el amor de ese hombre que ni siquiera se preocupa por ella.
Luego de tres largos y dolorosos años decide dar vuelta la página y continuar con su vida sin él. Llegó el momento de dejar de amarlo para amarse a sí misma.
_ Por favor regresa_ le dijo Louis postrado a sus pies.
_¿Te conozco?_ preguntó ella con burla en los ojos para luego continuar su camino ignorando al hombre que seguía postrado en ese lugar.
NovelToon tiene autorización de Betsi para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
A primera vista
Vladimir depositaba besos candentes en la sensible piel de Irina. Recorría con sus labios desde su cuello hasta el naciente de los hermosos senos de la mujer. La depositó suavemente en la cama para luego retirarse y comenzar a quitar su ropa bajo la atenta mirada de su mujer.
Ella estaba embelesada, su montaña era literalmente una gran mole de hermosos músculos. Era alto, sumamente alto, fuerte y hermoso. Ella no podía creer que existiera un hombre tan perfecto, tan sublime tan…sus ojos se abrieron en gran medida cuando pudo visualizar, otra enorme montaña que tenía Vladimir, pero esta vez escondida entre las piernas y sujeta aún por su bóxer.
Mmmm…parece que mi niña se ha puesto golosa de repente tras estas palabras simplemente se acercó a ella y comenzó a besarla nuevamente.
Sus largos dedos recorrieron su delicado y fino cuerpo hasta la naciente de su vestido para luego tomarlo y comenzar a quitarlo. Poco a poco, de manera suave, sin pausa pero sin prisa. Era todo un ritual que él quería cumplir. Un ritual de adoración y amor absoluto, ella era definitivamente lo que él Vladimir Vólkov había estado esperando. A sus 30 años nunca pensó que llegaría a conocer el amor así, de un momento a otro, como se dice por ahí, un amor a primera vista.
Una vez la tubo desnuda se deleitó en la observación de la perfección hecha mujer que significaba ella para él. Acercó sus labios a los de ella y la besó intensamente. La lujuria, y la pasión se desbordaban en ambos.
Los labios de Vladimir comenzaron a bajar por el cuerpo de ella, besos húmedos la recorrieron por completo. Se detuvo naturalmente en sus dos hermosas maravillas. Besaba una y otra de manera alternada, para luego chupar y succionar dejando hermosas marcas como mariposas en toda su piel. Ella estaba extasiada, nunca se había sentido de esta manera. Estaba a punto de tener una placentera liberación y él solo se había ocupado de sus dos preciosuras.
Poco a poco llegó a su centro y allí comenzó a jugar de manera más firme, más salvaje y más dedicada. Todo lo que chupaba, mordía o lamía a ella la acercaba cada vez más al ansiado final. Su espalda se arqueaba de placer y hermosos gemidos salían de sus labios.
Hay mi niña mañosa, eres tan hermosa, me encantas dijo Vladimir incorporándose un poco. Sabía que ella estaba a punto caramelo y ese era su momento.
Sin que Irina lo notara ya se había quitado el bóxer y en un solo movimiento ya estaba en su interior y allí, con una sola embestida que él le dio, por fin pudo liberarse. Dio un grito de placer infinito y se derramó por fin sobre la gran montaña que Vladimir poseía.
Ahhhh dejó salir un hermoso gemido de placer mientras que él seguía su danza apasionada sin salir de su interior.
Ohhh, esto es delicioso mi hermosa se deleitaba con sus sonidos, la miraba acalorada y con sus mejillas rojas por la excitación. Para él eso era lo más hermoso y placentero que había vivido.
La noche se hizo corta para las demostraciones de amor y lujuria. Nada era suficiente para un hombre que había pasado toda su juventud y edad madura sin pensar ni una sola vez en intimar con una mujer, ni una sola vez hasta que una noche, mientras que descansada de un agotador día de negocios mirando las cámaras de seguridad del hotel vio a la mujer perfecta, que un vestido perfecto, con una sonrisa perfecta. Y eso fue todo.
Vladimir cambio a Irina en cuanta posición se le hizo apetecible, no se cansó ni descansó hasta que ya ambos estaban rendidos del placer y de un momento a otro se quedaron profundamente dormidos.
Muchas horas después ella abría sus hermosos ojos y miraba al hombre rubio y hermoso que yacía a su lado. Nunca, ni en sus más remotos sueños, imaginó que tendría una noche de pasión semejante con un desconocido, porque eso era Vladimir, un completo desconocido.
Buen día mi niña hermosa dijo Vladimir mientras que dejaba un beso en sus labios que aún conservaban la memoria de los besos sabrosos de la noche y madrugada anterior.
Buen día mi hermosa montaña contestó ella coqueta.
Vladimir la observó con asombro y una gran sonrisa se dibujó en sus labios. Ella le correspondía, esas palabras sencillas y coquetas se lo decían todo.
El jefe Vólkov era un hombre que podía conocer a las personas con tan solo una mirada. Y sí, con tan solo ver una vez a Irina a los ojos supo que ella era la mujer más pura y noble que había conocido. La grandeza de su corazón era inigualable, pero también su fortaleza, valentía y temple. Sabía que ella era una mujer dominante que se había estado ocultando baja la fachada de una esposa devota y abnegada, pero eso ya no iba más, ahora ella era una reina, no mejor una emperatriz, su emperatriz.
Creo que es hora de darse un baño mi mañosa…vamos…que estas toda chorreadita dijo con una sonrisa pícara en los labios para luego tomarla en brazos y conducirla hasta la ducha.
Una vez allí comenzó a lavar su cuerpo y el de ella con suma devoción. Todo él la amaba y con todo su ser pensaba demostrarle ese amor.
Ella se había puesto toda rojita como la manzanita más roja que pudiera existir. Se sentía bien ser tratada con tanto amor. Durante años ella había pensado que lo mejor de su vida sería recibir ese amor por parte de Louis, pero él solo le dio noches de sexo vacío. Había placer, pero no existía esa increíble conexión que la ataba irremediablemente a Vladimir.
Al salir de la ducha él buscó ropa para ella y como todo lo demás que había hecho comenzó a vestirla. Sabía que ella estaba adolorida aunque no había dicho nada y no quería que se esforzara por demás. Lo que para ella fue una verdadera revelación fue comprobar que en su guardarropa había mucha ropa de hombre, más específicamente la ropa de Vladimir ¿Él se había mudado a su casa sin decirle? ¿Eso era lo que insinuó la noche anterior? ¿Qué era lo que ella haría al respecto?
Irina movía la cabeza de un lado al otro intentando asimilar lo que acababa de descubrir, él era dominante y seguro de sí mismo y por lo que se veía no estaba dispuesto a dejarla ir, lo más gracioso para ella es que no le interesaba que la dejara ir, muy por el contrario quería que se quedara a su lado. Siempre a su lado. Ahora se sentía plena, segura y realizada en brazos de un hombre que casi no conocía, pero fuera quien fuera ella ahora le pertenecía en cuerpo y alma y no pensaba alejarse de él. Mientras la quisiera en su vida allí estaría, pero nunca, jamás de los jamases, volvería a aferrarse a un hombre que no la amaba. Ella sería siempre primero. Ella era su más grande amor.