Prisioneros De Las Bailarinas.

_ Me dejó, papá. _ musitó Begoña en medio de lágrimas pesadas.

_ Fuiste demasiado estúpida, no fuiste capaz de embarazarte de Efraín en todos estos dos años, ¡eres una idiota!, ¡no sirves para nada! ¡No pudiste retener a un hombre a tu lado!

Su padre la abofeteó con fuerza lanzándola al piso.

_ Ahora deja de llorar, toma tus maletas y sal de país _ le ordenó con dureza jalandole el pelo.

_ ¿Pero por qué debo irme?

_ Porque la esposa del Sottocapo te envío a investigar, no se fía de ti y quiere encontrar una falla en ti y los dos sabemos que tú tienes más de una falla. _ Begoña palideció ante las palabras de su padre.

_ ¿Cómo lo sabes?

_ Cómo lo sé, no importa, lo que importa es que debes salir del país, aquí tienes el pasaje y tus nuevos papeles, lárgate y no me llames. _ la soltó con molestia.

El hombre se dio la vuelta dejando a Begoña con el corazón latiendo a mil. No lo pensó dos veces, se vistió y empacó sus maletas para marcharse lo antes posible, si los Lobo la descubrían, sería su final.

Tuvo que salir por la salida emergencias para que los de seguridad no la descubrieran y dieran aviso de su huida.

...

Efraín llegó a la academia de guardaespaldas, inmediatamente se dirigió a la oficina de Emiliano encontrando un charco de sangre en el piso.

_ ¿Qué sucedió? _ preguntó tras cerrar la puerta.

_ Que este imbécil no sirvió para nada, no trajo nada que sirviera y lo maté, necesito a gente que sume, no que reste. _ Emiliano estaba muy molesto.

_ ¿No han encontrado el móvil de Madeleine? _ preguntó Efraín sentándose frente a su primo.

_ No, mis hombres peinaron toda la zona y no encontraron nada.

_ Déjame, yo me haré cargo de esta investigación, ya mismo me pongo a jaquear las cámaras de la ciudad. _ ¿Y eso? _ preguntó por unos papeles que vio sobre el escritorio.

_ Al parecer la única Abigail que está ligada a Madeleine vive en Colombia, pero el inepto investigador no trajo nada que valiera la pena.

_ Debemos comunicarnos con Horacio y Simón.

_ Ya lo intenté y no he podido.

Efraín comenzó a hacer su trabajo, estaba seguro de que algo encontrarían.

...

Gia se dirigió al apartamento de su amante, ella estaba segura de que Begoña si se había encontrado con su hermana y ella estaba dispuesta a sacarle la verdad así fuera a punta de golpes.

_ ¿La señorita Begoña está en su apartamento? _ le preguntó a los de seguridad y estos asintieron.

Ella ingresó decidida, saludó a la chica de recepción y luego abordo el ascensor, ella tenía una copia de la llave del apartamento, pues Begoña se la había dado, muchos de sus encuentros íntimos habían sucedido en ese lugar.

Entró al lugar y encontró todo revuelto, frunció el ceño, pero cerró la puerta y se dirigió directamente a la habitación principal, al ingresar se dio cuenta de que el clóset estaba casi vacío, al no ver las cosas de Begoña su mente hizo clic.

_ ¡Esta maldita perra! ¡Ella lo hizo!

Comenzó a registrar los cajones de la cómoda, buscó por diferentes lugares hasta que algo cayó a sus pies.

_ Ya no tengo dudas. _ se dijo asi misma.

Rápidamente, buscó un par bolsas plásticas, una se la puso en forma de guante en la mano derecha con la cual tomó el aparato y lo metió en la otra bolsa, salió de allí con la convicción de que debía hacer lo correcto, ella debía decirle la verdad a sus jefes así eso significaría su muerte.

...

Efraín había logrado descifrar las claves de acceso a las cámaras que rodeaban al lugar donde fue hallada muerta Madeleine, solo le faltaba que cargara el último archivo para describir la verdad, cuando de pronto la puerta fue abierta abruptamente mostrando a una agitada Gia.

_ ¿Qué es esa forma de entrar a mi oficina? _ reclamó Emiliano poniéndose de pie.

_ Yo sé quién lo hizo, sé quién le quitó la vida a mi hermana. _ declaró la mujer entregándole la bolsa a Emiliano.

_ ¿Que es ésto? _ consultó el pelirrojo.

_ El móvil de mi hermana.

_ Dónde lo hallaste? _ cuestionó rápidamente Efraín.

_ En el apartamento de la señorita Begoña.

Ambos hombres se miraron fijamente a los ojos.

_ Habla de una vez. _ la presionó Emiliano tomándola del brazo con firmeza.

_ Sé que me van a matar, pero moriré sabiendo que harán pagar a la culpable de la muerte mi hermana.

_ ¿Qué tiene que ver Begoña en todo ésto?

Gia miró fijamente los ojos color plata de Efraín.

_ Su novia y yo éramos amantes, señor...

La confesión dejó a ambos hombres perplejos, jamás imaginaron algo como eso.

_ Hace unos días mi hermana nos encontró a Begoña y a mí teniendo intimidad, se enojó mucho y nos dijo que debíamos contárselo a usted porque si no lo haría ella, Begoña se enojó mucho y dos días después me llamó para pedirme que citara a Madeline en la dirección que ella me envió, me dijo que necesitaba hablar con ella, Begoña no quería que usted se enterará de lo nuestro y yo creí en sus palabras, estoy enamorada de su novia, el amor me cegó y mandé a mi hermana a una muerte segura.

«Estoy segura de que Begoña si se encontró con Madeleine, fue ella quién la mató, ella me dijo que se había caído de las escaleras, pero estoy segura de que mi hermana le dio la pelea antes de morir, hoy fui a buscarla a su apartamento y no la encontré, pero comencé a buscar entre sus cosas y ahí estaba el móvil de Madeleine»

Emiliano estrelló a Gia contra los muebles haciéndola gritar. Efraín no dijo nada y abrió por fin el enlace que confirmaba todo, vio como el auto de lujo de Begoña se dirigió hacia el edificio en construcción en donde fue hallada muerta Madeleine, también se logró ver a su cómplice.

_ ¡Natanael! _ Emiliano llamó a su hombre de confianza y este entró inmediatamente.

_ ¡Dígame!

_ Lleva a los mejores hombres contigo y tráeme a Begoña Risso, a Benson Risso y a Jairo Bianchi, no importa lo que tengas que hacer, pero traelos y de preferencia vivos.

Muy pronto correría sangre y se escucharian demasiados lamentos...