OBSESIÓN

- El cielo nublado y el suave viento con aroma a humedad son indicios de que está por llover, es la hora pico, en la calle el va y ven de la gente denota la apresura a llegar a sus destinos, las primeras gotas empiezan a caer evaporándose instantáneamente sobre el asfalto caliente, de un momento a otro el agua cae con más fuerza algunas personas corren otras empiezan a resguardarse de la lluvia bajo las marquesinas de los edificios y negocios, sin detenerme abro mi paraguas transparente en forma de medusa para evitar empaparme y retrasarme, voy rumbo a la parada del microbús qué me lleva a la estación del metro.

- Un auto negro se estaciona cercas de la parada del microbús, la puerta trasera de carro se abre, un joven camina a toda prisa muy cercas de mi al llegar a la puerta alguien me arrebata el paraguas por detrás intento voltear a ver quién es pero el hombre que va a mi lado me abraza, con una rapirapidez increíble y me empuja hacia dentro del carro el sujeto que está dentro me abraza con una mano, con la otra me cubre la boca y el auto se pone en marcha ha a toda prisa.

- No se para que me tapan la boca gritar no me servirá de nada, con el auto en movimiento nadie me escuchará trémula de miedo intento quitarme la mano del hombre de mi boca sin embargo él aprieta más fuerte.

- Piensa, piensa Valeria, me digo en una conversación interna conmigo misma, el seguro ¡si el seguro! Con el carro en marcha no me serviría de mucho digamos que logró someter a este tipo aún me queda el chofer a ese podria picarle la yugular o presionar su cuello contra el respaldo del asiento con mi brazo pero podríamos tener un accidente y tampoco es que me quiero matar.

- Ding dong, ding dong, suena un celular, bueno, contesta el chofer hace una pausa todo bien señor calla otro instante, vamos para allá.

- Tengo que actuar antes de llegar a nuestro destino de lo contrario no podré escapar, allá podrían matarme poco a poco a golpes, mutilarme, dejarme morir de hambre o darme un tiro de gracia si no consiguen el dinero del rescate que piden. ¡Dios yo no tengo quien pague un rescate! Ni siquiera sé dónde está mi padre, ¡Y qué pasará con Lucy, mi abuela, mi hija! Mi corazón empieza a palpitar muy rápido, mi respiración empieza a pausarse, tengo náuseas, empiezo a ver oscuro, todo me da vueltas estoy a punto de vomitar o ¿me voy a hacer del ba-a-ño?

- Estoy atrapada en la oscuridad trato de moverme sin embargo no puedo mi cuerpo pesa, carece de fuerza o está rígido, no sé dónde estoy ni como llegué hasta aquí, “hola” grito, solo se escucha el eco de mi voz ¿por dios en donde estoy?

- Llamare al doctor no me gusta verla así.

- Escuche una voz murmurando sé que he oído ese timbre de voz anteriormente, quiero pedirle ayuda mh ¡que diablos, estoy dormida! ¿Estuve soñando todo este tiempo?

- Abro los ojo y veo a Sebastián parado a un lado de la cama viéndome, volví a cerrarlos definitivamente estoy soñando, los abro nuevamente, con los ojos muy abiertos exclamó ¡Que diablos Sebastián!

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