segunda parte de mi hermoso vagabundo.
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CAPÍTULO 17.
(Rocío Martínez)...
Han pasado varios días y no he podido ver a Sam, ni hablar con él.
El informante que teníamos en la mansión fue despedido el mismo día del incidente en el hospital, dado que uno de los escoltas, lo reconoció mientras nos esperaba en el carro al escapar tras ser descubiertos por la madre de Sam.
Todos los días recorro las calles que nos vimos con Sam por primera vez, aquí en Inglaterra. Esperando impacientemente que aparezca y me recuerde de una vez por todas.
Solamente un día no pude salir de casa, ya que mi hijo Liam estuvo con fiebre esa noche y me quedé cuidándolo.
No puedo negar que me encuentro desesperada, Jonathan trata de calmarme a diario. Sin embargo me es imposible, puesto que estuve tan cerca de traer a mi esposo a casa y todo se fue al carajo gracias a la bruja de Charlotte Warren. Quien ya sabe que me encuentro en Inglaterra para recuperar a Sam.
Jonathan va todos los días a la empresa, llama y envía mensajes preguntando por Sam. Sin embargo no obtiene respuesta, ya que la secretaria tiene órdenes de no revelar ninguna información sobre el paradero del señor Warren.
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En la mañana del duodécimo día, desperté con un profundo sentimiento de angustia, necesitaba verle y saber de él. Decidida a todo me vestí rápidamente y me fui a la mansión de Sam.
Al llegar, un hombre que se encuentra custodiando la entrada, me detiene.
_ Señorita ¿Qué desea?
_ Heee yo... _Se abre la puerta y sale una mujer un poco mayor, delgada y con canas.
_Tú debes de ser la nueva chica de la limpieza _ me dice y me repara de pies cabeza con la mirada.
_ Sí _ respondo aprovechando la situación y le extiendo la mano para saludarla.
_ Ven, entra ya, que no tengo todo el día _ me señala, mientras ignora mi saludo y me indica que debo entrar a la mansión.
¡No lo puedo creer, estoy tan cerca de mi amado esposo!
_ Tú, te encargarás de la limpieza de la planta alta de la mansión _ me ordena la mujer.
_ Sí, señora _ obedezco.
_ Los señores se encuentran de viaje, así que solo tendrás que sacar el polvo de las habitaciones hasta que ellos regresen.
¿Están de viaje? me pregunto a mí misma.
_ Hey... te estoy hablando _ me regaña la mujer. Al verme pensativa.
_ Lo siento, es que nunca había visto tanto lujo en mi vida _ le respondo.
_ Vamos por tu uniforme y por tus cosas para que empieces de una vez por todas con la limpieza.
Me visto con el uniforme de sirvienta, y subo a la planta alta de la mansión. Lo primero que me llama la atención es el despacho de Sam, sé que es de él porque tiene su aroma.
Cierro la puerta con seguro y registro todos los cajones del escritorio, buscando alguna pista del paradero de mi esposo.
Reparo las hojas, no encuentro nada, tampoco es que tenga mucho tiempo de leer uno por uno todos los documentos que encontré. Limpio un poco y luego salgo para no llamar la atención.
Aspiro la alfombra del pasillo y cuando termino, abro una puerta buscando la habitación de Sam.
A mi suerte la encontré, ya que su aroma es inconfundible, ese aroma a maderado que me cautivó cuando lo conocí. Porque para ser un vagabundo olía muy bien.
Abro la puerta del vestidor y me encuentro con todas las pertenencias de Sam al costado derecho, pero al costado izquierdo veo vestidos, zapatos, joyas y perfumes de la mujer que finge ser la esposa de Sam.
Los celos se apoderan de mí en ese instante. Sam y esa mujer duermen en la misma habitación y en la misma cama, porque me fui corriendo como una loca a oler las almohadas y ellas tienen sus aromas.
Siento náuseas... Maldigo a Sam... Maldigo a esa mujerzuela... Si lo tuviera en frente le daría una bofetada que le haría recordar quién soy yo en un segundo.
Maldigo, lloro y lloro... Maldiciendo a Sam por haberme olvidado, mientras que lo imagino abrazado a ella en estos momentos, aunque me cueste aceptarlo para él ella es su mujer.
¿Cómo olvidar nuestro amor, nuestra conexión y a nuestro hijo? Y llevar otra vida con otra mujer a la que seguramente le hace el amor cada noche, como me lo solía hacer a mí.
Ver con mis propios ojos que Sam lleva una nueva vida, me duele, me hace perder las esperanzas y la fé. En que algún día todo vuelva a ser como era antes de que mi esposo desapareciera.
Horas más tardes...
Tengo la cabeza hecha un lío, aunque está claro que me conviene seguir viniendo aquí, por lo menos hasta que logre averiguar el paradero de Sam.
Salgo de la mansión, luego de haber terminado todos los quehaceres que me ordenó la señora Beatriz, la ama de llaves de la mansión.
Vuelvo a casa y le explico todo a mi madre y a Jonathan. "Omitiendo que mi esposo comparte cama con otra mujer."
_ Esa bruja, se lo llevó lejos _ dice mi madre cuando termino de hablar.
_ La ama de llaves dijo que solo eran unas vacaciones _ digo encogiendo mis hombros al no saber que pensar.
_ Volverá _ Responde Jonathan _ Estoy seguro que volverá por su hermosa vagabunda.
_ ¿Tú crees que llegó a enamorarse nuevamente de mí?
_ Estoy completamente seguro de eso _ me responde.
Sus palabras alivian mi corazón ¿Volverá? Es la pregunta que me da vueltas en mi cabeza, mientras camino al jardín donde se encuentra mi hijo que juega con mis hermanas a las escondidas.
Al verme, salta en mis brazos, yo lo abrazo y todas las preocupaciones desaparecen al tenerlo cerca y feliz.
que explote la bomba y dinamiten a esas brujas desgraciadas de la vida de Sam