el día en que sería feliz me encuentro con la sorpresa de que el hombre que sería mi esposo me traiciona con mi mejor amiga.desde ese momento mi mundo se nublo y decidí ser la viuda de blanco
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capitulo 19
Después de ver que Bella estaba en shock por lo sucedido, Donatello la abrazó fuertemente y la invitó a subir al coche de ella. "Vamos, te llevaré a un lugar seguro", dijo Donatello, su voz suave y tranquilizadora. "Todavía sientes nervios por culpa de Marco, así que es mejor que nos vayamos de aquí".
Bella asintió, aún en shock por lo que había pasado. Donatello la ayudó a subir al coche y se sentó al volante. Arrancó el motor y salieron del edificio, dirigiéndose hacia un lugar lejano.
Mientras conducían, Donatello miró a Bella de reojo. Ella estaba sentada en silencio, su rostro pálido y su mirada perdida en el vacío. Donatello sintió un golpe en el corazón al verla así. Quería hacer algo para hacerla sentir mejor, para hacerla olvidar lo que había pasado.
Después de un rato de conducir, Donatello llegó a un lugar hermoso, rodeado de naturaleza y tranquilidad. Era un lugar que él conocía bien, un lugar donde podía relajarse y olvidar sus problemas.
"¿Dónde estamos?", preguntó Bella, mirando a su alrededor con curiosidad.
"Es un lugar especial", respondió Donatello, sonriendo. "Un sitio donde puedes relajarte y olvidar tus problemas. Voy a hacer que te sientas mejor, Bella. Te lo prometo".
Estaban rodeados de naturaleza, y pronto oscurecía. Donatello sonrió al pensar en lo bello que sería la noche en ese lugar. Quería compartir ese momento con Bella, quería que ella viera la magia de la noche.
"Ven", dijo Donatello, tomándola de la mano. "Quiero mostrarte algo".
Era su lugar especial, un lugar donde Donatello venía en sus días tristes para reflexionar y encontrar la paz. Ahora, sabía que Bella lo necesitaba, y quería compartir este lugar con ella.
La invitó a sentarse en el pasto, y Bella se sentó a su lado, mirando hacia arriba, hacia las estrellas. Donatello se sentó también, y tomó su mano en la suya.
"Este es mi lugar especial", dijo Donatello, mirando a Bella. "Aquí es donde vengo cuando necesito reflexionar y encontrar la paz. Y ahora, quiero compartirlo contigo".
Bella sonrió, y Donatello continuó.
"Las estrellas son como el amor que siento por ti", dijo. "Infinito, eterno y sin límites. Cuando te miré por primera vez, supe que eras especial. Y cada día que pasa, me doy cuenta de que te amo más y más".
Bella se sintió conmovida por las palabras de Donatello. Nadie había hablado de ella de esa manera antes. Se sintió especial, amada y valorada.
"Yo también te amo", dijo Bella, mirando a Donatello. "Te amo por ser tú, por ser el hombre que me hace sentir viva y feliz".
Donatello sonrió, y la besó suavemente en los labios. El mundo a su alrededor desapareció, y solo quedaron ellos dos, bajo las estrellas, con su amor infinito.
Bella lo siguió, curiosa. Donatello la llevó a un claro rodeado de árboles, donde se podía ver el cielo nocturno en todo su esplendor.
"¡Mira!", dijo Donatello, señalando hacia arriba. "Las estrellas".
Bella miró hacia arriba, y su respiración se detuvo. El cielo estaba lleno de estrellas, brillando como diamantes en la oscuridad.
"Es hermoso", susurró Bella.
Donatello sonrió, y se acercó a ella. "Sí, lo es", dijo. "Y es aún más hermoso cuando lo compartes con alguien que amas".
Bella lo miró, y Donatello vio la emoción en sus ojos. Sabía que ella sentía lo mismo que él, que ella también estaba enamorada.
"¿Quieres que te muestre algo más?", preguntó Donatello, sonriendo.
Bella asintió, y Donatello la tomó de la mano. La llevó a un lugar secreto, un lugar que solo él conocía. Y allí, bajo las estrellas, Donatello le mostró a Bella la magia de la noche.