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La Niña Del Capo

La Niña Del Capo

Status: Terminada
Genre:Completas / Mafia / Dominación / BDSM / Diferencia de edad
Popularitas:1.2M
Nilai: 4.9
nombre de autor: Yesenia Stefany Bello González

Stefano Messina es el nuevo Capo de la ´Ndrangueta, un cargo que nunca pensó que tendría. Para seguir siendo el jefe debe cumplir las reglas que le ha impuesto su hermano, siendo la más importante mantenerse alejado de Inés Guzmán. La dueña de sus fantasías más perversas.
¿Podrá hacerlo o caerá ante la dulzura de la única mujer que no puede tener?

NovelToon tiene autorización de Yesenia Stefany Bello González para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Dulce despertar

Stefano

Despierto y de inmediato llevo mi mano a mi cabeza y hago una mueca, que empeora el puto dolor.

Por todo lo más sagrado, como duele esto.

Trato de recordar qué pasó ayer e imágenes de Inés con ese maquillaje y esa ropa desfilan por mi mente. También veo en mi cabeza, como un collage de imágenes, a ella corriéndose en el baño. Y luego la recuerdo bailando y riendo con ese imbécil.

Y eso me duele más que el dolor de cabeza.

Se veía feliz con él. Feliz y relajada, y sé que nunca se ha sentido así conmigo. No importa lo que haga.

–La perdí –mascullo antes de girarme.

Hay dos cosas que llaman de inmediato mi atención. La primera es que al girarme choqué con alguien. Y la segunda, y más notoria, es el ruido sordo de un cuerpo cayendo al suelo, y un grito femenino.

Me acerco a la orilla con miedo de mirar a quién traje anoche a dormir conmigo. Sintiéndome asqueado por haber estado con una mujer desconocida cuando en realidad quiero estar con mi niña.

–¡Serás idiota! –masculla Inés desde el suelo con un humor de perros–. ¿Pero a ti qué mierda te pasa? –pregunta mientras acaricia la parte de atrás de su cabeza.

–¿Inés?

–¿Además de idiota eres ciego? –pregunta irritada y no puedo evitar reír.

Sus ojos color ámbar me miran tan furiosos, que me levanto en un tiempo récord y la ayudo a ponerse de pie.

–¿Nosotros…? –callo porque sé que me entendió.

–¡No! –exclama más furiosa si se puede–. ¿De verdad crees que me iría a la cama con alguien inconsciente?

–He visto cosas peores –digo y no puedo evitar sonreír.

Me lanza dagas con sus ojos antes de girarse y pasarme un enorme vaso de vidrio con jugo de naranja y dos pastillas blancas.

–Te ayudarán con el dolor de cabeza, que imagino debes sentir –dice mirando ambas pastillas–. Aunque pensándomelo mejor, yo también necesito una –agrega y se traga lo que asumo es ibuprofeno, ya que es una de las pocas medicinas que guardo en casa, con la mitad del vaso de jugo antes de entregarme lo que queda a mí–. Si me sale un chichón en la cabeza, ya verás lo que haré contigo.

Sonrío y me trago el ibuprofeno y el resto del jugo.

–Podrías ayudarme a recordar qué pasó –pido mientras me siento en la cama.

–¿Antes de que me tiraras de la cama? –pregunta con una cruel sonrisa. Asiento con una sonrisa de disculpa–. Apareciste en el bar cuando estaba en mi cita con Robert, borracho, diciendo disparates como que el bar era tuyo y que lo habías comprado para mí. Y creo que quisiste darle tu Bugatti a Robert a cambio de mí. –Se sienta a mi lado–. Robert me ayudó a subirte al auto y te traje a tu casa. Puedes no ser mi persona favorita en este momento, pero no podía dejar que te mates por conducir borracho. No seré yo quien le diga a María que su querido nieto está muerto –bromea y golpea mi hombro con el suyo–. ¿Por qué tenías guardada mi dirección, la de Stephanie y la de mi universidad en tu auto?

Suspiro profundamente y devuelvo su golpe de hombro.

–Creo que eso lo sabes. Sencillamente no puedo mantenerme alejado de ti.

–¿Por qué? –pregunta mirándome seriamente.

–Creo que eso también lo sabes. Me tienes loco. Y antes de que te enteres por otro lado, es verdad, yo compré ese bar porque tú estás trabajando ahí y necesito saber que estás bien –confieso.

Se levanta y comienza a caminar delante de mí sin mirarme.

–No te entiendo, Stefano.

–Ya somos dos.

–Me rechazaste, me echaste de tu casa.

–Yo no te eché. Tú te fuiste por tus propios medios y desde entonces estoy tratando de que vuelvas.

–¿Por qué?

–Sabes por qué.

–¡Deja de esconderte bajo esa frase! –grita molesta–. No tengo idea por qué haces lo que haces.

–Imagino que Dante no es el único intenso en la familia –digo.

–Tú no me quieres –musita mirándome con miedo–. Yo no puedo con esto.

–Te quiero –declaro–. Te quiero tanto que no sé cómo procesarlo.

–¡No me mientas! ¿Cómo puedes mentirme así?

Me pongo de pie y acuno su rostro. –No estoy mintiendo, Nessy. Te quiero. Te amo –reconozco.

Se ríe nerviosa. –Y se supone que ahora yo debo decirte que también te amo y caer en tus brazos, ¿no? –pregunta con ira–. Pues te equivocas. Yo no… yo no… Ahora soy yo la que te rechazo –dice con una sonrisa triste y alejándose un paso.

–Nessy –la llamo.

Me da la espalda. –No puedo con esto, no ahora. Debo ser inteligente. Se supone que soy una mujer inteligente –masculla caminando hacia la puerta.

Toma el pomo de la puerta y cuando creo que va a salir corriendo, se detiene.

–A la mierda –masculla y corre hacia mí con tanta fuerza que ambos caemos sobre mi cama–. Haz que valga la pena elegirte, haz que no me arrepienta de esto –pide antes de besarme con fuerza.

Mi corazón late en mi pecho desbocado. Y en mi cabeza hay un pequeño Stefano bailando y gritando por todo el lugar, haciéndole saber a todo el mundo lo feliz que se siente.

Tengo a mi niña en mis brazos.

Nos besamos sin detenernos ni siquiera para recuperar el aliento. Nos besamos como he soñado hacerlo todo este tiempo.

–¿Estoy soñando? –pregunto con miedo.

Sonríe y niega con su cabeza. –No. No eres capaz de recrear algo tan perfecto –dice y tengo que estar de acuerdo con ella.

Se incorpora y queda a horcajadas sobre mi cuerpo. Sonríe antes de quitarse la camiseta y quedar desnuda de cintura para arriba.

Mi respiración queda atrapada en mi garganta al ver la perfección de mi niña.

–Eres… eres…

–Lo sé –me corta y vuelve a besarme mientras comienza a subir mi camiseta. Tira de ella y ambos reímos cuando queda enganchada en mi boca.

Entre los dos la quitamos del medio y volvemos a besarnos, ahora sintiendo la piel del otro.

–Te amo –susurro antes de bajar mi cabeza y besar sus preciosos pechos.

Me levanto con ella en brazos y vuelvo a bajarla a la cama, presionándola con mi cuerpo.

Nessy acaricia mi cabello y suspira con cada succión que le proporciono mientras yo todavía no puedo creer mi suerte.

Mi niña se remueve cuando bajo mi boca a su tierno vientre y mordisqueo la zona alrededor de su ombligo.

–Esta peligrosa y diminuta falda –mascullo y comienzo a tirar de ella. Sonrío cuando logro quitársela y está completamente desnuda.

Sus bragas las tengo en mis jeans si mal no recuerdo. Busco en mi cartera trasera y saco sus bragas negras de encaje y hundo mi nariz en la tela.

Nessy me mira con diversión.

–Pervertido –me acusa.

–No tienes ni idea –confieso.

–Con que no saques un látigo debajo de tu cama –dice con diversión, pero su sonrisa se pierde, y sé de inmediato cuando la sombra de Daniel se alza sobre ella.

Su diafragma comienza a subir y a bajar con brusquedad y sus ojos se oscurecen con terror.

Debería haberlo hecho sufrir más. Debería estar torturándolo todavía. Debería haberlo hecho sufrir por años. Pero no lo hice. Lo que sí puedo hacer ahora es sanar a Inés.

–Nessy soy yo. Nunca te lastimaría –susurro y comienzo a dar besos por el contorno de su barbilla–. Estás a salvo conmigo –digo mientras me juro a mí mismo que nunca dejaré que mi niña se acerque a mi cuarto de juegos.

Me recuesto a su lado y la abrazo.

–Estoy aquí y no dejaré que nadie te lastime nunca. Te amo, mi niña. Te amo tanto –susurro mientras beso su nariz, su frente y su barbilla.

Lo repito sin detenerme con la esperanza de que mi niña vuelva a mí.

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Maria Angelica Venegas Vasquez
Excelente
Yesenia Bello González: Gracias por leer y por la puntuación 💛 😊 💕 🙌 💜 ♥️ 💛
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kemberling García
Normal
kemberling García
Muy malo
Melina Ferreyra
Excelente historia
Yesenia Bello González: Gracias por leer y por la puntuación 💛 😊 💕 🙌 💜 ♥️ 💛
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Melina Ferreyra
Bueno
Melina Ferreyra
pagarás caro tu rechazo Estefano 😂😂
Melina Ferreyra
ay Estefano estás perdido 😂😂
Melina Ferreyra
buen comienzo, veremos qué hace Nessy ahora que es toda una mujer
Cristina Rios
Excelente
Yesenia Bello González: Gracias por leer y por la puntuación 💛 😊 💕 🙌 💜 ♥️ 💛
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Cristina Rios
Bueno
Elva Araujo Cabral
Excelente
Yesenia Bello González: Gracias por leer y por la puntuación 💛 😊 💕 🙌 💜 ♥️ 💛
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Natalia Rea
el masoquismo no es lo mio
Natalia Rea
que culpa tiene Dante de todo lo que estos dos vivieron!! es fácil lavarse las manos
Natalia Rea
excelente !
Natalia Rea
ni lerda ni perezosa la niña
Nora Reyes
Excelente
Yesenia Bello González: Gracias por leer y por la puntuación 💛 😊 💕 🙌 💜 ♥️ 💛
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Nora Reyes
que horror, pensar que existe muchas flor,y hombres depravados 😡
Rosa Isela Parra Barrera
Excelente
Yesenia Bello González: Gracias por leer y por la puntuación 💛 😊 💕 🙌 💜 ♥️ 💛
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Nora Reyes
pobrecita
Nora Reyes
Ojalá Ines pueda hacerle sentir sin lastimarla
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