Imagina tener la oportunidad de reiniciar tu vida, de borrar el pasado y empezar de cero. ¿Qué harías? ¿Cómo te reinventarías?
Me encuentro en ese punto, con la posibilidad de comenzar de nuevo. Me pregunto qué camino tomaría, qué decisiones cambiaría y qué oportunidades aprovecharía.
¿Me esforzaría por reconstruir mis relaciones, o me enfocaría en construir nuevas? ¿Seguiría los mismos pasos o tomaría un nuevo rumbo?
La posibilidad de empezar de nuevo es emocionante y aterradora al mismo tiempo. Pero estoy listo para enfrentar el desafío y ver hacia dónde me lleva este nuevo comienzo.
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Luego de clases
Luego de unas horas, la clase llegó a su fin. El profesor dio por concluida la clase, y la verdad es que había sido muy entretenida. Antes de salir, decidí mandarle un mensaje a Rin para saber si ya había terminado su clase.
..."Hola amor, mi clase ya acabó y el tuyo"...
Le escribí, esperando ansiosamente su respuesta. Mientras tanto, comencé a arreglar mis cosas y a recoger mis pertenencias.
...Pasaron unos minutos y finalmente recibí su respuesta. "Hola amor, aún no :( Estamos haciendo un trabajo que el profesor dejó en clase. Ve llendo, pero ten cuidado. Cuando esté por salir te aviso. Te quiero mucho"....
Me sonreí al leer su mensaje, aunque me apenó un poco no poder volver a casa con ella. Le respondí rápidamente:
..."Está bien amor, no te preocupes. Asegúrate de avisar a tu casa que te demorarás en salir". ...
Y con eso, me levanté de mi silla y me dirigí hacia la salida, listo para irme a casa solo.
Salí del salón y me dirigí a la salida, notando que Rina también se apresuraba a recoger sus cosas. Parecía tener prisa, y yo intuí que quería alcanzarme para irse conmigo. Pero sus planes se vieron frustrados cuando el profesor la llamó.
La vi detenerse y regresar al salón, pero no me detuve a pensar en ella. Mi mente estaba dividida entre los estudios y Rin.
Al llegar a la puerta, me encontré con un mar de caras cansadas, reflejando la dureza de las clases para todos. La fatiga era palpable en el ambiente, y yo no era la excepción.
Una vez que salí del instituto, comencé mi camino hacia casa, disfrutando del sol y el aire fresco. De repente, mi teléfono sonó con un mensaje de Rin: "Hola amor, ya acabé las clases y me voy con mis amigas, así que no te preocupes por mí".
Me sentí aliviado y contento al saber que estaría acompañada. Con una sonrisa, seguí mi camino, sintiendo que todo iba bien.
Al llegar a casa, saludé a mi mamá con un "Hola, ya llegué". Ella salió a recibirme con una sonrisa y me preguntó cómo me había ido el día.
Le respondí que había sido bueno, un poco cansado, pero divertido. Mi mamá se alegró y me dijo que me cambiara y me lavara para almorzar. Así lo hice, sintiendo la calidez y comodidad de estar en casa.
Después de cambiarme y asearme, me dirigí a la mesa para almorzar. Tenía un hambre voraz, así que devoré cada bocado con gusto. Una vez que terminé, me levanté para lavar el plato y guardarlo en su lugar.
Con el estómago satisfecho, me retiré a mi cuarto, agradecido de que no hubiera tarea para hacer. Me tiré en la cama, sintiendo el suave colchón bajo mi cuerpo, y pronto el sueño se apoderó de mí.
Pero mi descanso fue breve, ya que pronto escuché que tocaban a la puerta. Abrí los ojos, aún somnoliento, y escuché la voz de mi madre: "Hijo, Rin te vino a buscar". Me senté en la cama, despejando el sueño de mi mente, y respondí: "Si, mamá, dile que ya voy, ahora bajo". Me levanté, me estiré y me dirigí hacia la puerta para recibir a Rin.
"Hola, amor, ¿cómo estás?" le dije, tratando de disimular que acababa de despertarme, pero creo que no tuve éxito, ya que empezó a reír. "Ja, ja, ja, dime algo, te dormiste, ¿verdad? ¡Porque estás todo despeinado!" y continuó riendo.
Me reí también, un poco avergonzado, y le dije: "Je, je, bueno, estaba cansado". Pero no me importó, estaba feliz de verla. "Pasa", le dije, haciendo un gesto para que entrara.
Y así, pasamos a sentarnos en el sofá, disfrutando de la compañía mutua. La miré a los ojos y sonreí, sintiendo que todo iba bien.
"Y llegaste bien a tu casa", le pregunté, interesado en saber sobre su regreso.
"Sí, claro, como te había dicho, me regresé con unas amigas. Son buenas chicas y como viven por aquí, decidimos venir juntas", me dijo con mucha alegría.
"Qué bueno", comencé a decir, "me hubieras mandado un mensaje para decirme que habías llegado..."
Pero antes de que pudiera terminar la frase, ella me interrumpió de manera sorpresiva:
"No, no, no, yo quería verte! ¡Quería verte y pasar tiempo contigo!", me dijo con una sonrisa radiante y ojos brillantes, llenos de afecto.
Me quedé un poco sorprendido por su respuesta, pero me sentí contento de que estuviera allí, conmigo, compartiendo ese momento. "Bueno, estoy feliz de que estés aquí", le dije con una sonrisa.
Y pasamos así lo que quedaba de la tarde, disfrutando de la compañía mutua, hasta que la noche hizo acto de presencia.
"Amor, ya me voy, ya es de noche", me dijo con una sonrisa que desbordaba alegría.
"Sí, está bien", le dije con pena, porque se iba, pero estaba muy contento de que ella hubiera venido a visitarme. Me sentí agradecido por el tiempo que pasamos juntos.
Me levanté para acompañarla a la puerta, y mientras caminábamos, me tomó la mano con suavidad. Me sentí feliz y tranquilo en ese momento, sabiendo que nuestra relación estaba llena de amor y cariño.
"Nos vemos mañana para irnos a clase", me dijo con una sonrisa, antes de darme un beso en la mejilla y despedirse.
Asentí con la cabeza, sonriendo, y la vi alejarse en la oscuridad de la noche, sintiendo que todo estaba bien en mi mundo.
Me senté en el sofá, sumido en mis pensamientos, reflexionando sobre cómo había cambiado todo. Recordé aquellos días en que estaba, por qué no decirlo, obsesionado con Rina. Me parecía irreal pensar en cómo había sido capaz de dejar que mis sentimientos me consumieran de esa manera.
Pero ahora, todo era diferente. Mi yo de ahora era totalmente diferente. Me sentía más maduro, más seguro de mí mismo y de mis sentimientos. Me sentía feliz de haber superado aquella etapa y de haber encontrado un amor más profundo y saludable con Rin.
Sonreí para mí mismo, sintiendo una sensación de alivio y gratitud. Me gustaba el lugar donde estaba en mi vida en ese momento. Me gustaba la persona en que me había convertido. Y me gustaba el amor que compartía con Rin.
Me recosté en el sofá, cerré los ojos y dejé que la sensación de felicidad me envolviera. Sabía que la vida todavía me deparaba desafíos y obstáculos, pero estaba listo para enfrentarlos con confianza y sabiduría.