Está es la historia de una joven pastelera que anhela desde el fondo de su corazón tener su propia confitería y deleitar al mundo con sus inigualables sabores; pero su sueño se verá interrumpido cuando en un evento muy importante se entrega a un desconocido. Desde ese momento su vida cambia por completo al descubrir que está embarazada y su hijo se convierte en su única y mayor prioridad. Sin embargo cinco años más tarde, Trevor Hamilton, el padre de Dylan, reaparece en sus vidas intentando reconquistar a su hermosa morena y formar la familia que tanto anhelaba, desestabilizando así la armonía en la vida de Carolina.
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Capítulo N°22
Los días fueron pasando y cada tarde Carolina se encontraba con el arquitecto para modificar algún que otro detalle del proyecto; parecía como que nunca se ponía de acuerdo y era porque él cada cosa que ella quería la cambiaba a propósito para poder pasar más tiempo a su lado.
⎯ ¡Señorita Costa, esa idea es ridícula! ⎯ una vez más el arquitecto perdía los estribos provocando una sensación de inseguridad en la joven.⎯ Le voy a explicar nuevamente mi concepto y espero que de una vez por todas lleguemos a un acuerdo.⎯ hablo de manera firme y nada gentil.⎯ Necesitamos avanzar al siguiente nivel, estoy perdiendo mi tiempo y he rechazado propuestas más que interesantes por esta confitería.⎯ dijo en modo de protesta.
⎯ Lo siento, no pensé que sería tan complicado llegar a un simple acuerdo.⎯ respondió con molestia y frotando su frente por el terrible dolor de cabeza que sentía.⎯ Si esto va a ser un delirio que nos hace perder tiempo, puedo suspender la obra o contratar a otra persona.
Paul al ver que ella se frustraba y comenzaba arrepentirse de su contratación, intentó apaciguar el tono de su voz, debía controlar su temperamento y ser el hombre seductor que conquista mujeres y usar todos sus encantos con la bella pastelera; entonces se disculpó.
⎯ Disculpe si soy muy perfeccionista, pero usted merece todo mi esfuerzo y dedicación.⎯ acaricio su mano para darle confianza.⎯ Usted es una mujer tan apasionada en su trabajo que realmente la admiro por defender sus ideales y su postura, aunque no sean funcionales en este momento para la remodelación.
Carolina lo vio sonreír y se perdió en los dos pequeños hoyuelos que se le hacían en las mejillas de ese hombre tan atractivo y que hacían que se viera tan tierno; pero a la vez la atemorizaba por alguna extraña razón.
⎯ ¿Entiende?
⎯ Lo entiendo; sin embargo la idea de una barra en el salón para que las personas que quieran contratar mis servicios puedan hacer la degustación de mis bocadillos aquí, en vez de que yo tenga que trasladar todo, me agrada mucho y creo que es mucho más práctico.⎯ volvió a insistir.
⎯ Pero ocupa mucho espacio, eliminaremos tres o cuatro mesas del salón y eso nos haría perder clientes.
Carolina miraba con desilusión la imagen de la computadora, una vez más no era lo que ella deseaba y ya cansada de discutir se puso de pie.
⎯ ¿Quiere un café? Necesito tomar un descanso.
⎯ De acuerdo.
Ella caminó detrás del mostrador, sirvió las bebidas y se puso a observar el salón desde esa perspectiva y se podía imaginar la barra en el fondo de la habitación, bien iluminada y con fotos en las paredes de mesas dulces de eventos anteriores y suspiró con tristeza, al saber que no lo obtendría. Entonces se encontró con la sonrisa del arquitecto que se acercaba y tomaba asiento enfrente de ella.
⎯ Sé que mi idea puede parecer impersonal, pero le aseguro que dará resultados, confía en mí.⎯ dijo y rozo su mano al aceptar el café.⎯ Sin embargo sé lo que hago, confíe en mí.
⎯De acuerdo, voy a confiar en usted y comencemos con la obra.⎯ respondió sin estar convencida y con la intención de terminar con todo esto de una vez por toda y volver a la normalidad.
⎯ Muy bien, mañana traerte al capataz y por quince días el local permanecerá cerrado.
⎯ Está bien, puedo trabajar en casa.⎯ contestó resignada.
⎯Señorita Costa.⎯ él la miró con una media sonrisa.⎯ ¿ Puedo llamarla por su nombre?
⎯Si.
Paul estaba cada vez más cerca, su altura hacía sentir a Carolina pequeña e indefensa y por alguna extraña razón, sus alarmas se encendieron.
⎯ Caro, le prometo que dejaré este lugar perfecto para usted.⎯ acarició su mejilla de una forma muy intimidante que hizo que ella retrocediera.⎯ Pero quiero que entienda algo, por más que me esfuerce nunca podré hacer que este salón luzca más bello que su propietaria, usted opaca toda idea de hermosura.⎯ le susurró coqueteando y acercando su rostro al de ella con la intención de besarla.
La campanilla en la puerta interrumpió el momento y Carolina al girar su rostro vio a Dylan junto a Trevor que la miraba seriamente y con el ceño fruncido.
⎯ ¡Mami!.⎯ dijo el pequeño y corrió a sus brazos.⎯ ¡Hola mami!
⎯ Hola bebé.⎯ respondió Carolina y alzó a su niño.
⎯ ¡Papá me fue a buscar a la escuela!⎯ le comentó muy emocionado.
⎯ ¡Que bueno!
⎯ Sí y mis amigos se sorprendieron y ya no me van a molestar.
⎯¡Mi vida eso es magnífico! ⎯ respondió y se acercó a Trevor para saludarlo.⎯ Hola, gracias por ir a buscarlo, esta reunión fue de último momento y no sabía a quién más recurrir.
⎯ Es mi deber.⎯ respondió sin ninguna emoción.⎯ Adiós campeón.⎯ se despidió despeinando sus rizos, como ya era su costumbre.
⎯Trevor, ¿Quieres tomar un café?⎯ preguntó ella con ilusión.
Trevor miro el hombre que sonreía como todo un tonto cerca del mostrador, así que simplemente le entró la mochila a Carolina sin decirle ni una palabra y salió del local, dejando una horrible sensación de abandono en ella.
⎯ Papá tiene mucho trabajo, pero me va a llevar a comer pizza mañana a la noche.
⎯ ¡Mmmm que rico!⎯ murmuró intentando controlar sus emociones.
⎯ Carolina, no sabía que eras casada.⎯ interrumpió el arquitecto.
⎯ No lo soy, él simplemente es el padre de mi hijo.⎯ respondió con pena.
⎯ Bueno, en ese caso qué te parece sí el sábado te invito a tomar una copa para terminar algunos detalles.
⎯ El sábado es el cumpleaños de Eva.⎯ intervino Dylan al escuchar la conversación.
⎯ Lo siento, tengo un evento y no creo que pueda ese día.
Dylan se abrazó del cuello de su madre, ese hombre no le agradaba, entonces le susurró.
⎯ Mamita, vamos a casa, estoy cansado.
⎯ De acuerdo, lo siento Paul por hoy hemos terminado.
⎯ Muy bien, nos vemos mañana.
El arquitecto se acercó a la mesa guardó todas sus cosas y salió de la confitería molesto por no haber conseguido siquiera un beso de esa hermosa mujer y para colmo ese niño era un entrometido.
Carolina en cambio estaba con sus nervios de punta, pero trataba de fingir alegría delante del niño; entonces cerró la confitería y subió al auto con su hijo que no dejaba de hablar de lo lindo que era su padre y de todas las cosas que harían juntos. Ella por primera vez se sintió excluida de la vida de Dylan, ya que en ningún momento el niño o Trevor la tuvieron en cuenta en sus planes.
Trevor pensó que sería premiado por ayudar y su compañera solo se durmió🤭🤭🤭🤭
Me encantó el capitulo Lola!!!
Estaba delicioso su chupete 🍭 🤣🤣 y lo quiere a toda costa, mismo si sus padres no le dan la bendición ( si fuera así 🤔) esperamos la boda 😉
Gracias mi Lola, hicieron mi tarde 🤣🤣