Atada Al Irlandes

Dara.

Hace un mes y medio atrás.

Juro que amo a mis sobrinos, pero que mi hermano lo tome como mi obligación me jode enormemente, más que nada que me considere como una niña para ciertas cosas, pero adulta para ser la niñera de mis terremotos.

Llego con sus mafi-amigos y me reto por estar en mis hermosos pijamas diciendo que eran muy reveladores. ¡Vamos!, estoy en mi puta casa y ni ahí puedo vestirme como quiera porque el cavernícola no lo aprueba. Me fui enojada a mi habitación y justo me llama mi mejor amiga Lupe con la que me estuve desahogando por más de una hora.

Después de escucharme como siempre me sugirió que le hiciera la ley del hielo y saliéramos de fiesta, dude porque siempre fui la chica buena, pero estaba arta de ser la chica buena, así que arreglamos para ir a bailar.

Cuando llego el día Lupe vino a casa para arreglarnos. No pueden imaginar cuando le mostré el pantalón y la remera (recatada) que me iba a poner.

-¿Me estás jodiendo mujer? ¡Ni muerta te dejo salir así!

Reviso todo mi armario, pero cada vez se frustraba más, ya que todo decía chica buena de iglesia, y justo cuando se rendia encontró un vestido que me regalo ella mi cumpleaños pasado. Un diminuto vestido de lentejuelas negro, pero tornasolado que deja destellos verdes, me tiro unos tacos aguja de más de 12 centímetros y se puso en la misión de peinarme y maquillarme.

Debo reconocer que el resultado final lo ame, el vestido cuando se movía hacía juego con mis ojos verdes intensos y mi rojo cabello caía en cascada a un lado de mi hombro derecho. Y el maquillaje resaltaba mis ojos. Sonreí al espejo y agradecí a Lupe por su magia.

-Me dejaste hermosa amiga.

-Sos hermosa, nada más que no estás dispuesta a mostrarlo, te escondes debajo de esa ropa de abuela.

La miré con ojos de súplica y ella supo que debía dejar el tema.

Salimos a escondidas de casa, pero Cassie me descubrió, ella solo me sonrió hizo un gesto de silencio con la mano y me guiño el ojo, dándome el consentimiento para seguir con mi huida.

Cuando entramos al lugar ya me estaba arrepintiendo aunque Lupe se encargó que me olvide rápido de eso dándome bebidas sin descanso, sabe que no soy de tomar, pero que amo los trago de fruta. Lo que no fui consciente es que varios seguidos se te pueden subir a la cabeza y eso pasó conmigo. En un momento quería huir a casa y al siguiente era la reina de la fiesta bailando con dos extraños.

La estaba pasando genial bailando hasta que una mano enorme me agarra y cuando quiero ver quien es soy consciente que la fiesta termino para mí, mi jodido hermano está tirando de mí escaleras arriba. Cuando entro estoy superenojada con él y eso me hizo hacer la cosa más estúpida del mundo.

La cagaste niña- me dice Pablo.

-Suéltame maldito troglodita- le grito.

-Cuida tu boca Dara- dice mi hermano.

-¿O qué? Me encerrarás en la torre del castillo hermano- digo burlándome.

Me suelto y camino por el lugar, veo las bebidas en la mesa, tomo una y la bebo de una, me tambaleo y me causa gracia, podría romperme el cuello con estos tacos, pienso. Siento que voy a perder el equilibrio y caigo en el regazo de un hombre, qué hombre un dios, siento que se me acelera el pulso.

-Hola guapo- digo.

-Dara querés que te mate acá y ahora- me grita Trick.

-No lo harás porque me amas hermano y si lo haces no tenés nana para tus hijos- digo riendo- pero si me vas a matar al menos deja que tenga mi primer beso.

Y si sé que estoy borracha cuando hago lo que jamás me animaría, ataco la boca de este desconocido, torpemente al principio, pero ayuda que él me devuelva el beso y me guie. Me separo del jadeando y me levanto riendo con los brazos abiertos.

-Ahora, si hermano, si querés mátame, aunque hubiera preferido no morir virgen- digo riendo, miro a mí víctima y algo en su mirada se enciende y se desmaya.

Me despierto en mi cama con un dolor de cabeza que me está matando, cuando me incorporo veo a mi hermano con los brazos cruzados y como un balde de agua fría caen todos los recuerdos de la noche pasada y sé que estoy en jodidos problemas.

-Despertaste inconsciente- me grita.

-No me grites me duele la cabeza.

-Tendría que dolerte algo más que la cabeza, tendría que darte unos azotes para que aprendas.

-Lo siento Trick- digo en tono de súplica.

-¿Lo sientes? ¿Sabes a quién jodidamente besaste?

-Yo n… Noo- digo dudando.

-Al puto líder de la Bratva Dara.

-¿Qué? - digo angustiada.

-Menos mal que lo solucione y no arruinaste mis negocios.

-No lo vuelvo a hacer.

-Claro que no estás castigada.

Y no puedo decir nada más porque cierra mi puerta con un golpe ensordecedor.

-El jefe de la Bratva- digo riendo y tocando mis labios.

Estuve castigada por dos semanas, si lo sé a mi edad castigada es el colmo, pero como buena chica quise cumplir con el castigo, aunque Lupe no colaboro y me hizo escapar de casa de nuevo para salir a distraernos. No estaba segura, pero accedí y fuimos al mismo lugar en el que me bese con el jefe de la bratva.

La noche parecía genial hasta que Lupe se enrolló con un tipo y me dejo sola. Pensé en irme y lo estaba haciendo cuando unos hombres musculosos me pidieron que los acompañe al vip. Me resistí y nos le gustó, me tomaron del brazo bruscamente y me guiaron a la zona vip.

-¿Qué carajos piensan que hacen?- grita un hombre y cuando me giro es el mafioso.

-Señor, dijo que la trajéramos- dice con duda el matón.

-Pero no que la lastimen- exclama- salgan antes que pierda el control.

No dudan y nos dejan solos, lo miro y miro el lugar con duda y curiosidad.

-No te voy a lastimar- niña.

-No te tengo miedo- digo mostrándome firme.

-Error, gran error. ¿Sabes quién soy?- me pregunta.

-El mafioso ruso que está haciendo negocios con mi hermano.

-¿Y no te asusta eso?- dice con curiosidad.

-Nací en la mafia, no me asusto fácil-no termino de decir eso que se me acerca como un guepardo a su presa y me arrincona contra la pared.

-mmm valiente mi niña-me susurra al oído mientras me acaricia el pelo.

-¿Qué deseas?- trato de mantener la calma y no dejar notar que me altera.

-Advertirte, vas a ser mía.

-No soy una propiedad- exclamo enojada.

-Sellaste tu destino esa noche cariño, ya sos mía, pero te voy a dar tiempo para que lo acepte- y sin previo aviso me besa, en un beso hambriento, desesperado y feroz.

El beso que soñé toda mi vida y al que respondí con la misma intensidad, cuando nos separamos me falta el aire y siento que mi cuerpo arde. Se aleja de mí y mi cuerpo ya lo extraña.

-En el próximo encuentro solo podrás decir "si quiero" y no es una opción, es una orden, ¿está claro, niña?- solo asiento sin poder emitir palabra- bien te llevo a casa.

-No hace falta.

-Cuido lo que es mío.

Cuando me dejo en casa no supe nada más de él hasta que me encuentro acá un mes y medio después firmando los acuerdos para el matrimonio que unirá a la mafia rusa e irlandesa.