El Reinado De Juliette

El viaje de Juliette hacia Aurora's Haven se desarrolló en medio de un paisaje cambiante y majestuoso. A medida que avanzaba por senderos boscosos y valles profundos, la albina se deleitaba con la belleza de la naturaleza que la rodeaba, pero al mismo tiempo, su mente estaba llena de pensamientos y preocupaciones sobre la misión que le aguardaba en el misterioso reino.

Durante los días de viaje, Juliette aprovechó el tiempo para reflexionar sobre su conexión con Cyrus y el Rey, recordando los momentos felices y los desafíos compartidos que habían forjado un lazo indestructible entre ellos. La determinación de encontrar una cura para la enfermedad de su hermano adoptivo la impulsaba a seguir adelante, a pesar de las incertidumbres y peligros que pudieran presentarse en su camino.

Finalmente, después de atravesar tierras desconocidas y sortear obstáculos inesperados, Juliette divisó a lo lejos las murallas de Aurora's Haven, un reino envuelto en misterio y magia. A medida que se acercaba a la ciudad, una sensación de anticipación y nerviosismo se apoderó de ella, preparándola para lo desconocido que le esperaba en aquel lugar encantado.

Al entrar en Aurora's Haven, Juliette se vio inmersa en un mundo de maravillas y enigmas, donde la magia fluía por las calles y los habitantes parecían estar imbuidos de un aura de misterio y poder. 

Cada paso que daba en Aurora's Haven la acercaba más a la verdad oculta detrás de la enfermedad de Cyrus y a la posibilidad de encontrar la salvación para su querido hermano adoptivo. Con determinación en el corazón y valentía en sus acciones, Juliette se abrió paso en este reino de magia y misterio, lista para enfrentar los desafíos y descubrimientos que la aguardaban en su búsqueda de esperanza y curación.

Y así, con el destino en sus manos y el amor como su guía, Juliette se adentró en el corazón de Aurora's Haven, lista para desvelar los secretos que podrían cambiar el rumbo de su vida y la de aquellos a quienes más quería. El viaje hacia la verdad y la redención apenas comenzaba, trayendo consigo promesas de luz en medio de la oscuridad y la incertidumbre que rodeaba su camino.

...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...

— Agh… ¿Cómo se supone que voy a encontrar al hechicero? — Se preguntaba hambrienta Juliette.

— Oh, señorita, te ves hambrienta — Expresó una mujer de mediana edad mientras se acercaba a la joven.

— Buen día — Sonrió Juliette ante la presencia de la anciana. 

— Félix, dame una fruta de la canasta para esta adorable jovencita ~ — Señaló la mujer al joven que la acompañaba.

— Está bien, ¿para quién es? — preguntó el peli verde, pues no le había prestado mucha atención a lo que hacía la mujer.

— ¡Oh, mi…! Querido presta más atención ¿si? ¿No ves que la pobre muchacha está hambrienta? — Exclamó la anciana. 

— ¿Eh?... Yo… No se preocupe… Aún no tengo hambre  — Dijo confiada pero su estómago pensaba lo contrario.

El Joven levantó la mirada topándose con la cara roja de vergüenza que tenía la albina en ese momento.  Al ver su rostro se mostró algo curioso. 

Finalmente se acercó a ella y le ofreció una de las tantas frutas de la canasta que llevaba en sus manos.

Juliette aceptó algo avergonzada la fruta y se la comió de manera delicada a pesar de tener hambre no quería verse aún peor ante aquellas personas.

— JoJo. Toma otra si gustas no creo que una sola sea suficiente para ti, no tienes que sentirte avergonzada cariño ~

La anciana se sentó al lado de Juliette y comenzó a charlar con ella. La albina contestaba sus preguntas mientras comía.

— Por cierto ¿De dónde eres querida? No parece que seas de aquí. Si así fuera hubiera reconocido esos ojos y cabellos al instante.

— Tiene razón, no soy de aquí, vengo de Ino Deseon… 

— Oh, comprendo ¿Puedo preguntar qué es lo que te trae aquí? — Suplicó la mujer quien se encontraba curiosa.

— Bueno… Estoy en busca de una persona, necesito llevarla conmigo a Ino Deseon… Eso es todo… Aún no lo encontré pero no me voy a rendir — Se ánimo la albina.

— Oh, esto es tan decepcionante… Te presentaría a mi nieto si tuviera uno. ¡Una muchacha tan encantadora no debería perder su tiempo en busca de un hombre que ni se digna en aparecer! — Se quejó la anciana.

— “Ugh… creo que no entendió bien, pero dejémoslo así” — Considero la menor.

— ¡Oh, pero puedo presentarte a Félix! — Aplaudió alegremente la mujer.

Al escuchar esto ambos jóvenes se quedaron petrificados por su propuesta. Ambos se negaron excusándose que ya tenían a alguien.

— Por favor, señora Elida no diga eso de nuevo, ni de broma — Se estremeció el peli verde.

— Se lo agradecería — Comentó la albina.

— ¡Tks…! ¡La juventud de hoy en día!

— Me disculpo, creo que me malinterpretó… 

— ¿Qué? ¿No estás buscando a tu enamorado?

— No. Estoy en busca de un Hechicero…

— Aquí no hay mucho de esos, seguro lo encontrarás pronto ~

— Eso espero.

— ¡Dios mío! ¡Mira la hora, debo volver! — Se sorprendió la mujer. La anciana se levantó del asiento y le arrebató la canasta al peli verde, para finalmente despedirse de los jóvenes.

— Félix, se un buen muchacho, ve y ayuda a la jovencita a encontrar a quien busca, debo volver rápidamente a la tienda ¿de acuerdo?

— Está bien — dijo luego de un suspiro el peli verde.

— ¡Oh, no hace falta sabes, puedo hacerlo por mi cuenta! — se inquietó la albina.

— Pero ¿no es urgente para ti encontrar a esa persona? — Insistió el mayor.

— Tienes razón pero…

— Deja de hacerte la de rogar ¿si? — Hizo una mueca el mayor 

— Dime ¿siquiera sabes el apellido de esa persona que buscas? — Interrogó el peli verde.

— Sip… Espera lo tengo anotado por aquí — La albina busco entre sus cosas una pequeña libreta.

Félix solo la miro en silencio.

— ¡Aquí está! — Se emocionó la menor.

— Su nombre es Hanz Nebel.

El joven se quedó quieto por un momento al escuchar ese nombre, pero luego se giró para contestarle a Juliette. 

— Está bien, sígueme te guiaré hacia el…