Valeria, una mujer que, tras una ruptura dolorosa, busca redescubrir su confianza y deseos más profundos. Al mudarse a una nueva ciudad para empezar de nuevo, encuentra a Mateo, un hombre enigmático y apasionado que se convierte en su vecino.
A primera vista, Mateo parece ser el tipo de hombre que desafía todas las normas y expectativas. Su vida está llena de secretos, y su atracción hacia Valeria es intensa e innegable. A medida que su relación evoluciona, Valeria debe confrontar sus propios miedos y deseos reprimidos mientras explora una conexión que desafía sus límites y redefine su comprensión del amor y la pasión.
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Capitulo 1: Un Nuevo Comienzo
Valeria miró a su alrededor mientras desempacaba las últimas cajas en su nuevo apartamento, un lugar que aún olía a pintura fresca y a promesas de un futuro incierto. La mudanza había sido un desafío, pero era el precio que pagaba por un nuevo comienzo. Después de la dolorosa ruptura con su exnovio, necesitaba distancia y un cambio de escenario que le permitiera redescubrirse.
El apartamento era pequeño pero acogedor, con grandes ventanales que ofrecían vistas a una ciudad vibrante que le prometía nuevas experiencias. Cada rincón tenía el potencial de convertirse en un espacio que reflejara su verdadera esencia, algo que había perdido en su relación anterior.
Mientras organizaba sus libros en una estantería, un ruido en el pasillo la hizo detenerse. Unos golpes en la puerta la sorprendieron. Era temprano para visitas y no esperaba a nadie. Se acercó cautelosamente y abrió la puerta para encontrarse con un hombre alto y atractivo, con una sonrisa amigable y una caja en las manos.
—Hola, soy Mateo, tu vecino de al lado —dijo, extendiendo la mano—. Noté que te mudaste hoy y pensé en ofrecerte una pequeña bienvenida. ¿Necesitas ayuda con algo?
Valeria lo observó con curiosidad. Mateo tenía un aire despreocupado, pero sus ojos mostraban una intensidad que la hizo sentir una mezcla de interés y cautela.
—Hola, soy Valeria —dijo, aceptando la mano con una sonrisa tímida—. Gracias por la oferta, pero creo que ya tengo todo bajo control.
Mateo asintió y dejó la caja en el suelo, mirándola con una mezcla de simpatía y aprecio.
—Bueno, si cambias de opinión, estaré justo al lado. Solo tienes que decirlo.
Agradecida pero consciente de la necesidad de establecer límites, Valeria se despidió de Mateo, no sin antes notar la manera en que su mirada se había detenido en ella un poco más de lo necesario. Cerró la puerta y se permitió un momento de reflexión. Este era el comienzo de algo nuevo, y aunque era incierto, sentía una chispa de esperanza.
Esa noche, mientras se acomodaba en su cama con una copa de vino y los primeros capítulos de un libro que había estado esperando leer, Valeria no podía evitar pensar en Mateo. ¿Qué desafíos y sorpresas le depararía esta nueva etapa de su vida?
Se recostó, sintiendo una mezcla de nerviosismo y emoción. El futuro era una hoja en blanco y, por una vez, estaba decidida a escribir su propia historia.
Al día siguiente, Valeria despertó con el suave sonido de los pájaros y los rayos del sol filtrándose por las cortinas. Se estiró, sintiendo una renovada energía que no había experimentado en mucho tiempo. Decidió explorar su nuevo vecindario, ansiosa por familiarizarse con su entorno.
Después de una ducha rápida y un desayuno ligero, salió del apartamento y se dirigió hacia el ascensor. Mientras esperaba, la puerta del apartamento de al lado se abrió y Mateo salió, cerrando la puerta detrás de él.
—¡Buenos días! —dijo él con una sonrisa—. Parece que estamos sincronizados. ¿Tienes planes para hoy?
Valeria se sorprendió por la coincidencia, pero trató de disimularlo con una sonrisa.
—Buenos días, Mateo. Solo voy a dar un paseo por el vecindario y conocer un poco más la zona.
—Perfecto —respondió él—. Si te parece bien, puedo acompañarte. Conozco algunos lugares interesantes que quizás te gusten.
Valeria vaciló por un momento. La idea de pasar tiempo con Mateo la intrigaba, pero también la hacía sentir un poco vulnerable. Finalmente, decidió que no había nada de malo en aceptar su oferta.
—Claro, ¿por qué no? —respondió.
Ambos salieron del edificio y comenzaron a caminar por las calles llenas de vida. Mateo la llevó a un café local, un lugar pequeño y acogedor con un ambiente relajado. Se sentaron en una mesa junto a la ventana, y Mateo pidió dos cafés.
—Así que, Valeria, ¿qué te trajo a esta ciudad? —preguntó Mateo, genuinamente interesado.
Valeria tomó un sorbo de su café antes de responder.
—Necesitaba un cambio. Pasé por una ruptura difícil y pensé que un nuevo lugar me ayudaría a comenzar de nuevo, a encontrarme a mí misma.
Mateo asintió, comprendiendo.
—Lo entiendo. A veces, un cambio de escenario es justo lo que necesitamos para sanar y crecer. Yo también me mudé aquí hace unos años por razones similares.
La conversación fluyó con naturalidad, y Valeria se sorprendió de lo fácil que era hablar con Mateo. Descubrió que compartían intereses similares en música, libros y cine. A medida que pasaban las horas, Valeria se dio cuenta de que había algo en Mateo que la atraía, algo más allá de su apariencia y su amabilidad.
Cuando regresaron a sus apartamentos, Valeria se sintió más ligera, como si una parte del peso que llevaba se hubiera desvanecido. Mateo se despidió con una sonrisa y un "nos vemos luego", dejándola con una sensación de anticipación.
Esa noche, mientras se preparaba para dormir, Valeria reflexionó sobre el día. Su corazón latía un poco más rápido al pensar en Mateo, y aunque sabía que debía ser cautelosa, no podía evitar sentir una chispa de emoción por lo que el futuro podría depararle.