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AFABLE

AFABLE

Status: Terminada
Genre:Romance / Completas / Mafia / Traiciones y engaños / Romance entre patrón y sirvienta / Diferencia de edad / Jefe en problemas / Secuestro y encarcelamiento / Enfermizo
Popularitas:30.6k
Nilai: 5
nombre de autor: Irwin Saudade

Janet tiene un futuro prometedor, pero su padre la fastidia a que ya debe casarse. Como ella se niega rotundamente, la obliga a aceptar un trabajo en la ciudad. Así es como termina cuidando de un hombre ciego llamado Nicolás. Este hombre es hijo de un mafioso.

Será que, el haber ido en contra de los deseos de su familia, ¿Podría significar el inicio de su felicidad?

NovelToon tiene autorización de Irwin Saudade para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

PORQUE TE QUIERO

Había pasado una semana desde que vine al pueblo y las cosas parecían haberse estabilizado. El llorar también es una virtud. Te limpia el alma y purifica, ya sea dolor o felicidad. ¡Llorar no es un defecto!

Durante todo este tiempo que paso, me puse a leer el libro que Nicolás me había regalado. Las Flores que me Diste me enseño que debe ser uno mismo quien se debe dar el valor que merece en esta sociedad. Sin importar el pasado, los problemas, el dolor y el sufrimiento; aun a pesar de todo eso, la esperanza es lo que debe mantenernos intactos.

Que es cierto que hay varias cosas que desconozco aun, pues apenas tengo dieciocho años, pero la vida se trata de eso. De vivir etapas, aprender de lo malo y dar lo mejor que somos en cada situación de nuestra vida que se nos llegue a presentar. ¡De mí depende el no amargarme la vida por un pasado que se me oculto!

Y quiero ser feliz porque me lo merezco. ¡Porque estoy viva! Y estoy un poco, no poco, “un mucho enamorada”.

—¿Qué falta abuelita? —Pregunté.

—Una bola de masa. Déjame hacer estas tortillas, ve a…

—No se preocupe. Mejor yo hago las tortillas que faltan. Usted debería sentarse. Ya está la mesa lista. Mi mamá está sirviendo, solo falta que nos sentemos a comer.

—Ay hija. Trabajaste mucho estos días. No quiero que te humees.

—No se preocupe.

Todos llegaron a la mesa. Mi abuelita hizo una comida para que pudiéramos convivir como familia y esta vez, se sentía muy diferente. No me sentía extraña. ¡Nada de eso! En realidad, era como si en mi corazón, las cosas que antes no solía valorar ahora representarán algo muy importante. Recordé aquella vez que Nicolas meditaba frente a su ventana y me dijo que el estar sin poder ver, le había permitido valorar lo que antes no valoraba.

Tome una bola de masa, la machuque en la tortilladora y saqué la tortilla directo al comal.

—¿Quién hizo el guisado? —Preguntó uno de mis tíos.

—Lo hizo Janet —respondió mi abuelita.

—¡Está delicioso! Pues hija, ya te puedes casar. Si quieres, yo te pongo los anillos.

Su oferta me pareció muy agradable.

—¡Gracias, tío! Pero, aún no tengo con quien.

Y justo cuando termine de hablar, alguien toco el portón. Yo seguí aplastando bolas de masa, uno de mis primos fue abrir la puerta para averiguar quién era. No paso mucho tiempo cuando él regreso.

—Janet. ¡Te buscan! —Mi primo parecía sorprendido.

—¿Quién me busca? —Alcé la vista y me sorprendió mucho verlo allí.

¿Qué estaba haciendo aquí? Sostenía un ramo de flores y vestía con un traje. Usaba gafas negras.

Escuché un barullo entre mi familia y en mi corazón, más bien, en todo mi ser, la emoción aumento al mil por ciento.

—Ahora si ya te puedes casar, ¡ya llego el novio! —mi tío estaba súper emocionado.

Sonreí ampliamente, lo vi acercarse hasta mí.

—Mejor quédate allí, no quiero que te humees mucho. ¡Tu traje se va a apestar!

—Es solo un traje —su voz, ese tono tan fuerte y masculino, me sentí derretida emocionalmente por él.

—Si, pero el humo te va a irritar los ojos. Mejor siéntate, te invito a comer.

—Siéntate hijo, hace mucho que no te veía —pronunció mi abuela.

—Doña Mari. ¡Buenas tardes! —Saludó él y se sentó al lado de ella.

Recordé que ambos si se conocían.

Terminé de hacer las tortillas y me encargué de servirle un plato de comida. ¿Por qué había decidido venir? ¿Por qué no me aviso? Después de todo, solíamos hablar por teléfono todos los días, justo antes de dormir.

—¿Esta es toda tu familia? —Pareció interesado en descubrir.

—Sí.

Le presente a cada uno de los que estaban sentados alrededor de la mesa.

—¿Y tú eres el novio de Janet? —Mi tío Manuel, él que me ofreció los anillos de boda, estaba siendo demasiado intenso.

—Sí. Yo soy su novio —la respuesta de Nicolás me sorprendió muchísimo.

—¿Y por qué no nos habías contado Janet? —Preguntó mi tía.

Era evidente que ellos eran los chismosos de la familia.

—Déjenlos comer, por favor —ordeno mi abuelita.

...🌼🌼🌼...

Decidí llevarlo a caminar. Subimos a ver la puesta de sol en el cerrito, justo detrás de la secundaria.

—Tu familia es grande.

—Sí. Algo así.

El viento corría ligero, nos habíamos sentado sobre el pastizal.

—¿Como están tus ojos? La verdad es que no esperaba verte por aquí. No me avisaste que vendrías.

—¡Estoy bien! Yo quería darte la sorpresa.

—Pues si me sorprendiste. ¡Gracias por las flores!

—No agradezcas. Tú eres una chica que se merece esos detalles.

Sonreí. Este hombre siempre tenía las palabras adecuadas para hacerme sentir chiflada.

—Así que al fin pude conocer a tu padre.

—Sí. Ya lo pudiste conocer.

Hubo un breve silencio.

—¿Y tú como estas? Aunque hemos hablado constantemente, me he dado cuenta porque te conozco, que hay algo que te preocupa.

—¿Algo que me preocupa?

—Sí. El tono de tu voz por las noches es algo melancólico.

Me dio gusto saber que él ya me conocía bastante como para poder identificar mi tristeza. Decidí que podría ser sincera con él. Después de todo, había confianza.

—Pues la verdad es que si he sentido tristeza estos días.

—¿Sucedió algo?

Asentí. Este era el momento de hablar con él sobre mi revolución de sentimientos.

—Sí. Sucedió algo intenso.

—¿Quieres contarme?

—Descubrí que mis padres, no son mis verdaderos padres. No tengo la misma sangre que ellos. ¡Eso es algo que jamás espere escuchar!

Hicimos contacto visual, sus ojos comenzaron a brillar con ternura.

—Eso es algo inesperado y muy intenso.

—Pues sí. Lo es. Y aunque ya ha pasado una semana, siento extraño en mi corazón. Llegan muchas preguntas y eso me saca un poco de quicio.

—¿Qué es lo que no te deja dormir?

—Tu tío dijo que investigaría sobre mis padres y creo que me angustia el hecho de pensar que ellos nunca me extrañaron.

—Todo va a estar bien. Me encargare de ayudarte.

—¡Muchas gracias!

Contarle lo que me sucedía, se sintió bien.

—Creo que yo también debería confesarte algo —el tono de su voz me sorprendió.

—¿Que me quieres decir?

Me tomo de la mano, me regalo una sonrisa y entonces, se animó a hablar.

—Yo ya estaba enterado de esta situación que me comentas.

—¡¿Cómo?! ¿Ya sabias que yo no era hija de mis padres?

—Así es.

—¿Tu tío te dijo?

—No, en realidad fue mi padre. Después de que te llevé las flores el primer día que nos conocimos, él me conto tu verdad.

¡Eso era más sorprendente que todo lo que me había sucedido!

—Entonces, todo este tiempo, ¿tú ya sabias la verdad?

—Sí.

—¿Y por qué no me dijiste nada?

Su mano me acariciaba con ternura la mano. Sus dedos estaban tibios.

—Porque tu abuelita me pidió que no lo hiciera. Ella y yo acordamos decirte la verdad cuando fuera el momento adecuado, pero, se nos adelantó el plan cuando sufrió el accidente. Por esa razón estamos aquí.

¿Eso era cierto? Jamás espere escuchar que Nicolás tenía comunicación constante con mi abuelita.

—Bueno, eso suena interesante.

—Mi tío ha estado investigando sobre tu verdadera familia. Pronto te dará noticias.

Suspire. De momento, no tenía idea de que más cosas podría decirle. Suspire una vez más.

—¿Tú realmente me quieres? ¿O sientes algo más que un simple querer cuando me ves? —No me dio miedo preguntarle.

—¡Yo te quiero!

—¿Que sentiste por mí la primera vez que me viste?

Era mi momento de averiguar un poco más sobre los sentimientos de Nicolás, el hijo de un narcotraficante.

—Me aceleraste el pulso y todos mis pensamientos se centraron en ti.

Me gusto su respuesta, sonreí. Quería hacerle saber sobre lo que yo sentía por él.

—Seré sincera contigo. La primera vez que yo te vi, no sentí nada. Aunque en la graduación me disté mi reconocimiento por aprovechamiento y estrechamos nuestras manos, no sentí nada —hice una pausa para poder mirar sus ojos, él estaba atento a mí —. Pero esa tarde, cuando fuiste a mi casa para entregarme el ramo de flores, me hiciste sentir chiveada y soñada. ¡Nunca me habían regalado flores! Y tú fuiste ese hombre que me alboroto la hormona de estar enamorada o interesada en un chico. Después intenté buscarte o averiguar quién rayos eras, no encontré nada y ese sentimiento, bueno, mi hormona enamorada se durmió. Casi cuatro años después, tu reapareces en mi vida como un hombre invidente y me obligan a cuidarte. Poco a poco, la confianza ha crecido entre nosotros y cuando me dijiste quien eras, la hormona de estar enamorada despertó otra vez. ¿Por qué? Eso es porque me gustas. Sé que cuando fuimos a La Victoria, justo antes de desmayarme, me pediste que fuera tu novia, ya lo recordé. Ahora me estás diciendo que siempre supiste una verdad que yo no imaginaba y el saber la verdad, me ha derrumbado un poco de cierto modo. ¡Pero decidí que quiero seguir adelante! Entonces tengo muchas preguntas y una de las más importantes tiene que ver contigo. ¿Por qué un hombre cómo tú quiere a alguien como yo en su vida? Eres narco, ingeniero, guapo y engreído en algunas ocasiones. ¿Por qué buscar cariño en mí? Solo soy una chica de pueblo que justo ahora no sabe qué onda con su familia o su origen.

Me sentí desahogada, más libre y feliz de poder expresarle todo eso.

—Gracias por ser sincera conmigo. ¿Recuerdas que te conté por qué decidí operarme los ojos?

—Dijiste que querías dejar de usar lentes.

Asintió.

—En parte sí, pero, te oculte algo.

—¿Me ocultaste algo?

—Sí. Creo que la razón principal por la que me opere fuiste tú.

—¿Yo? ¿Cómo que por mí te operaste?

Noté una sonrisa ligera en sus labios.

—Cuando mi papá me conto sobre ti la verdad que ahora sabes, me causaste mucha intriga. Año con año solía venir de visita al pueblo cuando mi padre aún estaba con vida y aprovechaba para poder observarte de lejos. Quería acercarme a ti, poder hablarte y tenía muchas ganas de poder decirte la verdad. Pero, también tenía miedo de como podrías reaccionar si yo te decía lo que sabia, por eso me mantuve alejado. Antes de morir, mi padre me pidió que te dijera la verdad y cuando planeaba hacerlo, me encontré con tu abuela. Pregunté por ti y entonces platicamos. Aquella noche pactamos el plan de contarte cuando fuera el tiempo oportuno. Mientras yo esperaba a que llegara ese momento, decidí experimentar como seria tratar de vivir sin saber la verdad de algo importante. Por eso, opte por operarme los ojos. Yo sabía que mientras me alistara para la operación, me quedaría ciego por un tiempo y después de estar operado también perdería la vista. Esto lo hice para tratar de entender los posibles sentimientos que puedes estar teniendo justo ahora. Tratas de negar el presente. Intentas imaginar que nada es cierto y con la mente fabricas muchas posibles situaciones que no te hagan olvidar la realidad a la que estabas acostumbrado. ¡Eso es algo que yo solía hacer cuando no podía ver! ¿Recuerdas la vez que te vende los ojos?

—Sí. Me acuerdo que era un poco angustioso el no poder mirar y me costó al principio aceptar tu ayuda.

—Pues ahora, tal vez necesites aceptar la ayuda de forma completa.

Todo lo que me estaba confesando me hizo pensar en que tal vez tenía mucha razón y sí, también me impacto escuchar esos detalles. ¿Solía ir a verme de lejos? ¿Ocultar el secreto? ¿Querer decirme? ¿Hacer un plan con mi abuela? ¿Acaso eso no es un sentimiento al que podría llamar amor? ¡Nicolas siempre quiso ayudarme! Y lo sigue haciendo justo ahora.

—Supongo que tienes razón.

—No estás sola y aunque es cierto que tal vez esto no estaba en el plan original, porque todo se nos adelantó con lo del accidente de tu abuelita, yo quiero hacerte saber que me importas mucho.

Sus palabras me impactaron muchísimo. ¿Decidió operarse para tratar de entender mis sentimientos de ahora mismo? ¿Mi abuelita era su cómplice de años? ¿Por qué habían tomado la decisión de ayudarme hasta que fuera el momento oportuno?

—Tú me quieres mucho, ¿verdad?

Su sonrisa me dio ánimo.

—¡Te quiero más de lo que te imaginas! Por eso estoy contigo en este momento.

—¡Pues gracias! Nunca imagine que tú estuvieras al tanto de mi situación y valoro mucho que quisieras decirme la verdad desde hace mucho tiempo.

Confirmó con una sonrisa.

—Las flores que te di esta última graduación que paso, eran la señal de que pronto ibas a florecer de una forma nueva. Podría decir que justo ahora, estas floreciendo con la esperanza de encontrar una realidad que te haga feliz. ¡Y quiero ayudarte! Me he dado cuenta de que el amor no es ciego. Tú me has ayudado a darme cuenta de ello. Aunque tengamos ojos o no podamos ver, lo que importa es sentirse bien y agradecer por las cosas que tenemos.

¡Esto era una sorpresa! Conocer el sentir de Nicolás me hizo sentir mucho mejor. ¿A dónde estaba esa hormona que acababa de despertarse adentro de mí? ¡Estaba enamorada! Y más que eso. ¡También sentía amor por él!

—Estoy considerando pedirte algo que nunca te había pedido.

Arrugo su entrecejo, sonreí de forma pícara.

—¿Que necesitas? Pídemelo.

—¿Te puedo besar? —Mis palabras tenían mucha seguridad.

—¡Que atrevida me saliste!

—Me nació pedirte eso porque quiero responder a la propuesta que me hiciste el día que me llevaste a conocer La Victoria.

Moví mis cejas al ver sus ojos enfocados en mis pupilas.

—¡Esta bien! Puedes besarme.

Su respuesta me hizo feliz. Me puse de pie, se sorprendió por lo que estaba haciendo y rápidamente me senté en sus piernas. ¡Más cerca que nunca! Sus gafas eran lo único que no me permitía disfrutar completamente de sus pupilas.

—Nunca he besado a alguien.

—¿Seré tu primer beso?

—Y más que eso.

Puse mis manos sobre sus mejillas. El contacto con sus vellos me hizo estremecer. ¡Su barba me encantaba! Y poder tocarlo así, esto era un placer enorme.

—Me gusta mucho tu barba.

Mi corazón estaba algo acelerado a causa de lo que mi deseo quería. ¡Besuquearme con Nicolas!

—¡Lo sé!

Comencé a acercar nuestros labios y cuando restaba casi nada de cercanía, cerré los ojos. ¡Nuestros labios se tocaron! Besarlo era magnifico.

Sentí muy bonito en toda mi alma.

...🌼🌼🌼...

Eran las seis de la tarde cuando volví a casa de mis padres. Papá no estaba, había salido con Gil a traer pastura para las vacas y mamá, ella estaba preparando un atole de nuez.

—¿Quieres que vaya por pan? —Le pregunté.

—Sí. Está bien. ¿Cómo estás Janet?

—Estoy bien ma. ¿Y tú?

Hicimos contacto visual.

—Hija. ¿Ese muchacho de verdad es tu novio?

Su pregunta me hizo sonreír. Me acorde de lo que sucedió esta tarde. ¡Nos besamos por primera vez!

—Sí. Creo que si es mi novio.

—¿Es un buen muchacho?

—Lo es. Este tiempo que he estado cuidando de él, me he dado cuenta de que es muy gentil y agradecido. De vez en cuando se pone engreído, pero ya se cómo sobrellevarlo.

Ella me escuchaba con atención. Meneaba adentro del jarro con una cuchara de madera.

—Me da gusto saber que lo conoces. ¡Quiero que seas feliz!

—¡Gracias por tus buenos deseos!

Asintió.

—Iré a traer el pan, pero antes, iré a mi habitación.

Que, en realidad, mi habitación era mi cama vieja y un pequeño mueble donde guardaba mi ropa. ¡Entonces lo vi! Y muchas emociones me atravesaron en ese momento.

Sobre la cubierta de mi mesita de noche, el segundo ramo de flores que él me regaló ahora estaba completamente marchito y seco. Todavía, antes de haberse ido, había una que otra flor con vida. ¿Flores que morían? Supongo que físicamente nada es eterno, pero los motivos y los recuerdos, siempre duran una eternidad.

Monty estaba afuera, durmiendo en la rama de un árbol.

Salí de la casa en dirección a la panadería.

Me puse los audífonos y comenzó a sonar No Ordinary de Labrinht, una canción que Nico me recomendó esta tarde. Fue nuestro soundtrack mientras nos besamos durante más de media hora. ¡Me ruborice de solo recordar!

Cuando llegué a la panadería, el aroma me despertó el apetito.

—Janet, ¿eres tú? —El chico que atendía preguntó.

Cuando miré sus ojos, lo reconocí.

—¡Hola José! ¿Cómo estás?

—Todo bien. ¿Tú cómo has estado? Hace tiempo que no te veo.

Nosotros habíamos sido compañeros en la secundaria.

—Sí. Ya tiene rato que no nos vemos. Que padre que ahora atiendes la panadería de tu padre.

—Alguien debía hacerse cargo del negocio familiar y me tocó a mí.

Elegí mi pan. Tres conchas. Y cuerno. Una pierna. Dos cocodrilos. Un mil hojas. Una empanada. Y un colorado. ¡Papá había invitado el pan! Esta semana no se había emborrachado y eso me daba gusto por él.

—¿Cuánto te debo? —Pregunté a José.

—No es nada. Yo te lo invito.

—¡¿Cómo crees?! No José, te lo voy a pagar. ¿Cuánto es?

—Por el pueblo se dice que aún sigues soltera y que fuiste a la ciudad para buscar marido. ¿Encontraste algo?

—En realidad no es como todos en el pueblo dicen. Yo no…

—¿Aún estás soltera? Porque yo también estoy libre. Si tú quieres, podemos…

—¡Yo soy su novio! —Exclamó con voz fuerte.

José parecía estar impactado de ver a Nicolás y yo también estaba sorprendida por verlo aquí.

—¿Eres de la ciudad?

—Así es. ¿Estás interesado en Janet?

—Yo…

—Conserva el cambio —Nicolás dejó un billete de doscientos pesos sobre el mostrador.

Tomó mi mano rápidamente y salimos de allí. ¡Que sorpresa! Me sentí súper chiveada por la escena que acabábamos de hacer en la panadería. Nicolás saco su lado engreído.

—¿De dónde saliste? —Pregunté porque no esperaba verlo aquí.

—Te vi cuando ibas saliendo de tu casa.

—¿Me viste?

—Me encontré a tu papá y a tu hermano y entonces estábamos platicando cuando te vimos salir. Decidí seguirte.

—¡Que intenso!

—Es que me gustas.

Sonrió ampliamente.

—¡Lo sé! A mí también me gustas.

Entrelazo nuestros dedos.

—¿Te puedo besar? —Preguntó él.

Su petición me encantó.

—Puedes besarme.

En medio de la calle, bajo la luz de la luna y las lámparas viejas. ¡De noche romantizando una salida por el pan!

—¡Te quiero mucho! —Y unió nuestros labios.

El besar y confirmar que sentía algo por Nicolás me hizo pensar en las múltiples cosas que ahora debían cambiar en mi forma de tratarlo y que, de ahora en adelante, debía meterme a la cabeza que éramos novios.

—¡Gracias por ser tan buena conmigo! —Pronunció muy cerca de mis labios.

...🌼🌼🌼...

Son las diez de la mañana y estoy tocando la puerta de la casa de Nicolás. La ama de llaves abre y me deja pasar.

—Están desayunando en la cocina —esta vez, el tono de su voz no era déspota como la primera vez que vine.

—¡Muchas gracias!

Sobre la mesa había platos servidos con cereal y leche. Pan, sándwiches de jamón y jugo de naranja.

—¡Buenos días! Provecho —salude.

—Toma asiento Janet. ¿Descansaste bien? —Nicolás estaba preocupado por mí.

—Sí. ¿Tú descansaste bien?

¿Cómo deberíamos tratarnos ahora qué somos novios?

—Desayuna con nosotros —me invito su tía.

Me senté al lado de Nico y solo quise servirme un vaso de jugo. Evidentemente ya había desayunado, hasta hice tortillas esta mañana.

—¿Cómo te has sentido Janet? —Preguntó Gabriel.

—Muy bien.

—Sobre lo que me pediste. He averiguado algo —siguió refiriéndome él.

—¿Qué es lo que descubrió?

Al terminar el desayuno, fuimos a su despacho. Me senté frente al escritorio y Gabriel me dio un folder. Dentro, había unas fotografías de los que aparentemente eran mis padres y cuando vi a la mujer, sentí que me estaba mirando a mí misma. ¡Éramos idénticas! Bueno, yo más apiñonada de piel y ella muy blanca.

—¿Dónde viven ellos?

—En San Luis Potosí.

—Eso está lejos de aquí.

—Así es. Pero no te preocupes. Descubrí que tu abuelo sigue en Puebla.

—¿Mi abuelo?

—Observa la siguiente imagen.

Cuando vi el rostro de aquel hombre, rápidamente volví al momento en que desperté de mi desmayo aquel día. ¿De verdad? ¿Esto estaba pasando?

—Él es… —no fui capaz de terminar la frase, estaba muy impactada.

—Tu abuelo se llama Raymundo de la Vega Hernández.

¡Era él! ¡No había duda! Hasta el nombre coincidía.

—¡Lo conozco! —Exclame sin miedo.

—¿Conoces a tu abuelo? —Preguntó Nicolás.

Asentí.

—Él es el hombre que se ofreció a pagar mis gastos médicos por lo de mi desmayo. ¿Te acuerdas? —Le mostré la fotografía.

También se impactó al verlo.

—Es cierto.

—¿Y tendrá los datos de contacto? —Pregunté a Gabriel.

—No. No pude conseguir esa información, pero, se dónde vive. Allí está su dirección.

1
Nancy Hernandez
es bueno, pero se que puede ser mucho mejor
Irma Ordonez
muy hermoso me encanto y espero los demas gracias y muchas felicidades
Irma Ordonez
Excelente
Vero Gomez
Léanla vale mucho la pena se enamoraran.
Vero Gomez
Me encantó llore mucho, fue algo adictivo y fácil de leer pero me quede con querer más felicidades 💐👏👍
Anonymous
hermosa novela 💖 donde estan las otras dos partes que dijiste que tenías el libro
Maria Teresa Ledesma
Me encantó, 👏👏👏
Rosa María Fernandez
muy linda historia me encantó te felicito 😍
Anita Maria Fernandez Campos
/Facepalm/ me he reído como nunca con tu novela, aunque no conozco muchas palabras que aquí en Chile no se usan la disfruto en cada capítulo😉
Lucia Feliciano Falcao
Hay un lapso de tres años en la novela, que pasó con el mafioso y el hijo,?🤔🤔🤔
Lucia Feliciano Falcao
Espero Janet que no estés cavando tu tumba, y dé prioridad a tus estudios 🤔🤔🤔.
Lucia Feliciano Falcao
Las coincidencias de un pueblo pequeño, creo que el cuando sepa que Janet no quiere casarse, los padres harán un complot y el fingirá que es ciego para así tenerla cerca y conquistarla ☺️😊☺️.
Bella Maldonado Beltran
que diablo paso aqui, el padre es mafioso ademas es un maldito sin sentimientos. que no mueran ,merecen estar juntos y ser felices
Bella Maldonado Beltran
yanet si aceptas a nicolas que sea por amor no por su dinero ,no lo hagas sufrir .y tenga una mala imagen de ti .
Bella Maldonado Beltran
por fin yanet te distes cuenta quien es nicolas.
Bella Maldonado Beltran
no me equivoque en mi comentario anterior sí es nicolas el de los claveles
Bella Maldonado Beltran
nicolas date cuenta yanet te quiere solo quiere el bien para ti ,a pasar que aun no sabe que tu eres el chico de los claves.
Bella Maldonado Beltran
nicolas date cuenta yanet te quiere solo quiere el bien para ti ,a pasar que aun no sabe que tu eres el chico de los claves.
Bella Maldonado Beltran
es muy bonita la novela, ya se quien es nicolas es el chico de los claveles de la graduación el que usaba lentes poto de botella .por eso los padres llevaron a que ella lo cuudará .
Bella Maldonado Beltran
yo igual creo que el recupero la vista ,pero le gusta estar con ella ,y srguro se van a enamorar .
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