TE ENSEÑARÉ A AMAR

Maximiliano se despidió de su padre con un beso en la frente y caminó hasta su habitación.

Él se dio una ducha rápida, para acostarse a dormir.

Aunque se sentía como un tonto. ¿Por qué no le preguntó a su padre, por la chica? ¿Será que su madre, no pudo convencerla de quedarse? ¿Será que la chica se escapó de nuevo?

—¡Maldita sea! ¿Qué demonios me importa esa mocosa? ¿Por qué no se sale de mi cabeza? No puedo dejar de pensar en sus ojos llenos de lágrimas, su voz temblorosa y ronca y su cuerpo sensual, moviéndose como si fuese la dueña del mundo. —susurraba Maximiliano.

Mientras se miraba al espejo, de pronto sintió su cuerpo reaccionar y se negó a creerlo.

Entonces tomó un vaso y una botella de whisky y se acercó a la terraza de su habitación. Se sentía asfixiado. Necesitaba respirar aire fresco.

Mientras que Malena, estaba terminando de cenar. Le agradeció a Julieth que le permitiera cenar en su habitación. Aunque en realidad, no tenía apetito.

Nada más de pensar que en este momento. Fabián estaría consumando su matrimonio. Solo de imaginárselo en la cama con su esposa. Se le hacía un nudo en el pecho.

Entonces, ella decidió salir de su habitación y bajar en silencio hasta el jardín. Tal vez un paseo nocturno, le ayude a conciliar el sueño.

Entonces se levantó y con la excusa de bajar los platos, salió de su habitación.

Malena se encontró con la señora de la cocina y la señora amablemente la saludó.

—¿Eres la nueva niñera?

Malena le sonrió y le respondió:

—Si, mucho gusto. Mi nombre es Malena. Estoy a sus órdenes.

—Mi nombre es Yumira, pero todos me dicen Yumi. ¿Quieres un té? Te ayudará a dormir mejor.

—Si por favor. Me gustaría salir al jardín. ¿Usted cree que se pueda?

—Si, claro. Solo necesitas permiso, para salir de la casa y siempre debes hacerlo acompañada del chófer.

—Ah ok. Gracias —Malena tomó la taza de té y se la llevó hacia el jardín.

Ella se sentó recostada en la puerta, para tomarse el té

Maximiliano por su parte, bajó por un vaso de agua. Él llegó al refrigerador y prefirió abrir una cerveza, se sirvió un poco y fijó su mirada en la puerta que estaba abierta.

Eso es extraño a esta hora. Entonces caminó en esa dirección y sus pasos se detuvieron cuando pudo ver a la chica sentada en una de las sillas del jardín. Él se escondió para no ser visto. Pero se deleitó con la figura de la chica. Su cabello era despeinado por la suave brisa y su cuerpo se estremecía al sentir el frío de la noche. Pero como no iba a sentir frío, si Malena tenía un short corto y mostraba sus lindas piernas bronceadas.

Maximiliano estaba detallando, cada línea de su rostro. Él podía observar que no había lágrimas en sus ojos, ni tristeza en sus expresiones. Más bien su semblante era relajado.

Malena miró hacia todos lados, buscando el origen de esa mirada penetrante. Ella se sintió observada. Entonces, prefirió regresar a su habitación.

Maximiliano, prácticamente corrió hacia adentro, pero no logró llegar a su habitación. Entonces se vio obligado a esconderse debajo de la escalera.

Desde ahí vio a la chica, entrar a la cocina. Lavar la taza y ponerla en su lugar. Después subió a su habitación y cerró la puerta.

Malena cerró con seguro por dentro y cargó un pequeño sillón para atravesarlo detrás de la puerta.

Después se lanzó en su cama y se hizo una oración de agradecimiento a Dios por esta nueva oportunidad y después se obligó a dormirse.

Por su parte, Maximiliano subió a hurtadillas y entró en su cuarto. Él no lo podía explicar, pero su sonrisa de tonto había regresado.

Max no puede negar que sintió una gran emoción al verla ahí sentada, tan linda y relajada. Está era una faceta muy diferente a la que había conocido antes. Y definitivamente así le encantaba más.

Maximiliano cayó en cuenta en el problema en el que se estaba metiendo. Él no podía pensar ni ilusionarse con una mujer que amaba a otro y que aunque ya no pueda estar con su amado. Por la intensidad de ese amor. Tardará mucho tiempo en sanar.

Maximiliano perdió otra vez su sonrisa. Él aún estaba a tiempo de salvarse, solo debía poner distancia entre él y esa mujer. Su madre se irá en dos días, así que él se inventará un viaje y regresará cuando la chica se haya ido.

Si, eso hará. Esa era una buena opción, para cuidarse de ilusiones tontas y sin futuro.

Maximiliano se acostó a dormir y aunque, cierta imagen no salía de su cabeza. El sueño lo venció.

Pero al día siguiente, se levantó en la madrugada y conversó con su padre que ya estaba despierto. Le dio un abrazo y se despidió antes de salir con una valija, hacia el aeropuerto.

Su ausencia se notó, durante el desayuno. Pero eso no afectaría los planes de Julieth, ella conocía al tonto de su hijo y huir cuando se sentía amenazado, era su especialidad. Lo que le evidenciaba que la chica no le era indiferente, como él quería hacerle creer.

Julieth atrajo a Malena hacia la mesa y la hizo sentarse en ella. Esto era nuevo y todos los empleados estaban sorprendidos.

La presencia de la niñera en la mesa, era solo para ayudar a la niña a comer. Y eso ocurría cuando la niña tomaba sola los alimentos. De resto, el familiar que esté en la mesa se encarga de guiarla.

Pero Julieth estaba imponiendo nuevas normas y nadie tenía el valor de contradecirla.

También fue una sorpresa, que se le asignará una de las habitaciones de arriba.

La niñera tiene su habitación, en el piso de abajo, con los demás empleados y debe estar atenta al monitor, para subir inmediatamente cuando algo ocurra.

Pero está nueva niñera, estaba gozando de extraños privilegios, que no estaban siendo autorizados por el señor de la casa y todos sabían que esto no terminaría nada bien, para la chica.