Cazada Por Mi Prometido

Evelyn se veía muy cansada cuando abrió la puerta, pasé al interior de su departamento y logré captar un aroma a cloro y desinfectante, eso quería decir que Evelyn estaba terminando de limpiar.

—Bienvenida, si hubiese sabido que venía hubiese limpiado más tarde –Dijo un poco apenada– ¿Qué la trae por aquí señorita Diana?

—Bueno, verás Evelyn, regresaré mañana a casa, sé que es repentino, pero debemos adelantar el viaje, sé que no nos conocemos y a tus ojos luzco sospechosa, sin embargo, mis deseos de ayudarte son sinceros.

Evelyn me miró un poco preocupada y guardo silencio, al parecer estaba pensando muy seriamente en mis palabras.

—… Bueno, no creo tener otra oportunidad tan buena para obtener un trabajo –Dijo un poco resentida– creo que, vista la situación, irme con usted es la mejor solución.

Sentí un poco de pena al ver el rostro de Evelyn, era más que obvio que la vida había sido muy dura con ella, suspiré y la miré dulcemente.

—Sabes… no debes ser tan formal Evelyn, sé que soy mayor que tú, pero la diferencia de edad no es mucha, solo dime Diana.

—No quiero sonar grosera –Dijo honestamente mientras me miraba con cariño y tristeza, era una mezcla muy extraña de sentimientos– pero usted es una persona con mucho dinero, la última vez que alguien con dinero fue tan amable las cosas no terminaron muy bien…

—No sé que clase de experiencias hayas tomado en el transcurso de tu vida, pero yo no soy como las personas que conociste en el pasado, sé que tengo dinero, pero eso no me hace superior a ti, soy una desconocida para ti, sin embargo, quiero que me consideres una amiga.

—Sí…

—Bien, prepara tus maletas, mañana a primera hora tomaremos un aviso.

Salí del departamento de Evelyn y miré mi reloj, hoy sería la firma del contrato con la empresa de Félix, el único detalle incómodo sería la presencia de Fabián, el padre de Félix, era más que obvio que a ese hombre le desagradaba mi presencia.

Al pensar en tal evento no pude evitar recordar los sucesos de la mañana, al parecer Félix ocultaba una personalidad muy interesante, incluso logró hacerme sentir nerviosa, debo admirar su capacidad de seducir.

Pero debía medir mis palabras, sentimientos y acciones, debía tomar medidas contra Alexander, su comportamiento es preocupante e incluso desagradable y por ninguna razón debía dejar que Félix se involucrará en tal situación.

Volví un poco apresurada al hotel y tomé una ducha, comí en el restaurante del hotel y me dirigí hasta la empresa donde fui recibida rápidamente por el asistente de Félix, al entrar a la sala había un par de personas y justo frente a mí estaban Félix y Fabián.

—Bienvenida –Dijo Félix con una sonrisa a medio lado– puede sentarse.

Parecía hecho adrede, pues, solo había un asiento libre junto a Félix, asentí levemente y me senté junto a él, la reunión empezó de forma sencilla, los socios dijeron un par de puntos a tomar en cuenta mientras yo escuchaba atentamente, claro, eso hasta que sentí la mano de Félix sujetando y acariciando mis muslos.

—Espera –Susurre– quita tus manos.

Félix sonrió a medio lado y siguió acariciando mis piernas, lo peor del caso era que me estremecía con cada toque de Félix, estoy avergonzada de mi actitud adolescente en estos momentos.

—¿Qué opina señorita Diana? –Preguntó uno de los socios mientras me miraba– podemos cambiar algo si no le parece.

Estaba un poco desorientada, pero al menos había escuchado todo lo que habían dicho, sin embargo, Félix comenzó a subir cada vez más y más su mano, cosa me estaba inquietando, por lo que quité de forma ágil su mano y contesté.

—Por ahora todo me parece bien, conforme se desarrolle el proyecto se pueden hacer propuestas de ambas partes, claro, llegando a convenios y esto debe variar de la situación y si lo amerita.

—Bien –Dijo Fabián– solo hace falta firmar.

Félix firmó el contrato con un rostro inconforme y después lo firme yo, la última firma fue puesta por Fabián y de esa forma se cerró el trato, cuando terminó la reunión fui interceptada en la salida por Félix.

—¿No debes trabajar?

—Sí, pero mi objetivo se está yendo de mi vista y quiero darle una pequeña despedida.

—¿Soy tu objetivo? –Dije con un tono burlesco mientras reía– suena muy serio.

—Sí lo eres, eres una mujer hermosa y muy exigente.

Félix me jalo hasta el estacionamiento y casi me obliga a entrar en la parte del copiloto, reí por su intento desesperado de llamar mi atención y este me miró inconforme.

—¿A dónde se supone que me llevaras?

—¿Llevarte? Solo vine hasta el auto para besarte sin ser vistos.

—¿Besarme…?

No había terminado de hablar cuando fui besada por Félix, sus labios eran cálidos y suaves, inconscientemente termine aferrada a él mientas buscaba acortar la distancia entre ambos.

Me separé del beso en medio de jadeos y Félix sonreía satisfecho mientras recuperaba el aire.

—¿Realmente debes volver tan rápido? –Dijo un poco decepcionado– quisiera poder ir contigo enseguida, pero para hacerlo debo adelantar mi trabajo.

—Deberías dejar de besarme –Dije avergonzada– además yo no te di permiso.

—¿Cuál sería el chiste de pedirte un beso? Me dirás que no. Además, si tú no hubieses correspondido habría dejado de molestarte, pero al parecer te atraigo como tú a mí.

Este hombre es demasiado descarado, es la primera vez que me toca lidiar con algo así, lo peor es que encuentro su personalidad muy encantadora, suspiré y Sonreí.

—Besas bien, pero no es suficiente para convencerme, debes esforzarte mucho más para sí quiera ser tomado en cuenta por mí.

—¿Quién dijo que encontrar diamantes era fácil? Cuando te niegas incluso a mis halagos crees que me alejas, pero te aseguro todo lo contrario.

Esta vez yo fui quien beso a Félix, es un hombre atractivo y no voy a arrepentirme por hacerlo, es la primera vez que soy cortejada de tal forma.

—Nos vemos después…

Salí del auto y me dirigí hasta donde estaba mi chófer, la sonrisa en mi rostro no quería borrarse, mucho menos al recordar el rostro sorprendido de Félix a causa del beso, realmente no lo esperaba.