¿EL PECADO ES EL ÚNICO CAMINO? UN AMOR PROHIBIDO NACIDO DE UNA MALDICIÓN...
Aiden, un hombre al borde de los cuarenta, huye con su sobrina y se convierte en el "conserje" de la mafia, limpiando escenas del crimen. Ambos esconden un oscuro secreto: son Shadowborn, seres mitad vivos y mitad muertos, destinados a procrear con sus propios sobrinos-tíos y así perpetuar una ancestral maldición. Aiden lucha contra el amor prohibido que su sobrina, de manera enfermiza, le profesa. Sin embargo, una amenaza los arrastra al "otro lado," un lugar donde un macabro juego podría otorgarles la libertad, pero a un precio que desafiará todos sus límites. ¿Será capaz Aiden acabar con la maldición? ¿Podrá liberar a su sobrina de aquel amor maldito entre ambos? ¿O vagarán en la oscuridad por toda la eternidad?
NovelToon tiene autorización de Guadalupe Nieves para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
CAPÍTULO 24
Aiden siguió escuchando los pasos, seguido por gruñidos como si se tratara de una combinación entre un humano y una bestia. Presintiendo la cercanía de aquella cosa que se acercaba, escuchó como la manija de la puerta del baño comenzaba a moverse.
Cuando finalmente el sonido se detuvo unos segundos, escuchó el rechinar de la puerta abriéndose y como un par de pies descalzos pisaba el frío de los azulejos. Una respiración pesada se hizo cada vez más fuerte, y aun en la oscuridad, sintió como un par de garras rodeaban y apretaban sin contemplación su cuello.
En un choque de adrenalina producida por el miedo y el deseo de sobrevivir, Aiden sintió como su corazón comenzaba a latir más rápido pese a toda la sangre que estaba perdiendo. Cuando el aire comenzó a faltarle, producto a la asfixia.
A punto de ahogarse, aunque no podía ver del todo, notó que su otro yo no solo lo estaba asfixiando, sino que también lo había hundido en la tina. Cegado, hizo un esfuerzo para mover la mano que tenía fuera de la tina y tomar del cabello a la entidad.
Con toda la fuerza que le quedaba, lo arrastró hacia adentro de la bañera, provocando un forcejeo entre ambos por intentar salir mientras a su vez intentaban matarse. Aquello provocó que el rojo del agua se volviera brillante y Aiden se hundiera más, sintiendo como si se tratara de una piscina y no de una bañera.
Debía provocar que la otra parte de su alma se rindiera, doblegarla y obligarla que usara su sangre en el libro, como la tinta, para crear y sellar un contrato. Si quería ir en contra de los Valentine, debía ser capaz de entrar a voluntad al "Otro lado" y solo su otro yo podía hacerlo.
"Yo te amo...Te amo tanto, Aiden..."
"¿Si no le hacemos daño a nadie, por qué no intentar estar juntos?"
"¿Podrías esperarme hasta que sea una mujer adulta?"
"¡Quiero ser tu mujer! ¡Tu esposa!"
"¿Me amas?"
En aquellos instantes en que sentía que su vida estaba por acabarse, recordó los últimos momentos que estuvo con su sobrina y aquellas palabras que nacían del corazón de ella, mientras se entregaba a él en cuerpo y alma. Suplicándole muchas veces que ignorara lo prohibido de su amor y que le permitiera estar a su lado con su mujer.
La tristeza salió a flote, dejando en un segundo lugar el miedo que le tenía a su otro yo. En otras circunstancias, independiente de la diferencia de edad entre ellos, tal vez hubiera podido ceder ante aquel deseo, ya que él también quería estar con ella.
Pero el destino había sido un desgraciado con ellos, uniéndolos con un lazo de sangre que no solo hacía taboo cualquier relación entre ambos, sino que volvía aquellos sentimientos de amor y felicidad, en unos de desdicha y opresión.
"Lo lamento, Rose..."
"Juro vengar tu muerte... juro que los Valentine pagarán todo, así sea que deba sumergirme en la oscuridad"
Abriendo finalmente sus ojos, pese a lo borroso que se veía bajo el agua, pudo ver que su otro yo estaba bajo él. La voluntad y su deseo por venganza hizo que su fuerza primara por encima de aquel ser. Frunciendo sus dientes a más no poder, aumentó su agarre provocando que su otro yo empezara moverse con lentitud.
Observando como los ojos de Aiden se tornaban de un rojo carmesí, similar a las llamas del mismo infierno, su Otro yo soltó su cuello, dando la clara señal que se rendía. Cayendo finalmente inconsciente, ante la fuerza de la parte viva de su alma.
.
.
.
.
Observando con tristeza el álbum de fotos que Rosemary le había dado, Aiden se encontraba sentado en el sofá, cobijado por la leve luz rojiza de las velas malditas. En frente suyo, rodeado por más velas y bajo un pentagrama, se encontraba su Otro yo.
Después de haberlo sometido, lo sacó con esfuerzo de la tina, sellando en la restricción que las velas malditas le daban. Dándole tiempo para vendar las heridas en sus muñecas y cambiarse. Sintiéndose mareado, no tuvo de otra más que esperar a que despertara.
Cuando el reloj de la sala de estar marcó las tres de la madrugada, sintió una descarga de energía recorrer su cuerpo. La hora de las brujas había comenzado y tanto ellas, como los demás entes oscuros, se hacían más fuertes. Sin embargo, debido al pentagrama, su contra parte no podía liberarse.
—¿Vas a seguir sin decir nada?—preguntó Aiden—necesito hablar contigo.
Su otro yo, quien había despertado hacía minutos, se había quedado inmóvil, viendo con sus cuencas vacías y sangrantes, el techo del apartamento. No tenía mucha energía, desde el ritual de invocación hasta el ritual de sumisión y sellado, había sentido por primera vez en su existencia unos grilletes que la impedían moverse como quería.
—¿Qué es lo que quieres?—preguntó su otro yo—¿Por qué me hiciste creer que te querías morir?
Su voz no solo era más gruesa que la de Aiden, sino que también tenía un tono de voz que evocaba un terror a cualquier que la escuchaba. Si no fuera porque ya sabía cómo era su parte muerta, Aiden también hubiera corrido despavorido.
Era como ver a un ser humanoide y monstruoso, con sus mismos rasgos, en frente suyo. Como si de su gemelo malvado se tratara. Su cuerpo pálido, sus venas negras marcadas, sus dientes negros y sus cuencas vacías, acompañadas por lágrimas de sangre negra, aumentaba mucho más su apariencia espeluznante.
—Iré directo al grano—respondió Aiden—necesito que cumplas una serie de encargos en el "Otro lado".
—Así que vas en serio con tu deseo de venganza—dijo sentándose—¿Por qué debería ayudarte? ¿Qué gano yo?
—Mi cuerpo—dijo sin rodeos.
Su Otro yo se quedó pensativo, analizando la propuesta que le estaba haciendo su contra parte. Como Shadowborn, el alma de Aiden había sido dividida en dos; no obstante, solo la parte viva de este podía usar su cuerpo.
Pero, si la parte del alma viva se suicidaba o se iba antes del tiempo, su otro yo podía apoderarse de su cuerpo. Aquello era lo que más quería, deseaba poder disfrutar de aquello que se le fue prohibido nada más por ser el lado muerto de aquel mixto.