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Me Case Con Mi Ex Esposo

Me Case Con Mi Ex Esposo

Status: En proceso
Genre:Casarse por embarazo / Malentendidos / Elección equivocada / Traiciones y engaños / Madre por contrato
Popularitas:8.1k
Nilai: 5
nombre de autor: Daricha0322

¿Qué pasa cuando la vida te roba todo, incluso el amor que creías eterno? ¿Y si el destino te obliga a reescribir una historia con el único hombre que te ha roto el corazón?

NovelToon tiene autorización de Daricha0322 para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

CAPITULO 18

La noche había caído sobre la mansión tras la emotiva confesión al Sr. Méndez. Martín se acostó eufórico con la idea de ser hermano mayor. Ana se retiró a la suite principal, agotada por la tensión del día, mientras Daniel se quedaba en el gran salón.

Daniel se dejó caer en el sofá, abrumado por el perdón de su padre y el milagro del nuevo bebé. Sobre la mesa de centro, una pila de revistas que él había comprado: "Padres Hoy," "Decoración de Habitaciones para Bebés," y folletos sobre maternidad de alto riesgo. Daniel, con una concentración total, estaba absorto en las páginas.

Daniel tomó una revista de decoración y se detuvo en una imagen de una cuna. Se imaginó al nuevo bebé allí. Su amor ya no era el orgullo posesivo del pasado, sino una devoción funcional y humilde. Su guerra ahora era por la vida y por la felicidad de Ana, demostrando que su valor radicaba en su capacidad de servir.

Daniel pasó las páginas con un celo casi religioso, absorto en la elección de colores y materiales, un nivel de detalle que el antiguo Presidente, centrado solo en los negocios, jamás habría tolerado.

En ese momento de profunda meditación, Ana apareció. Bajó descalza, envuelta en una bata de seda, buscando un vaso de agua, pero se detuvo abruptamente en el umbral del salón.

Ella vio la escena que protagonizaba Daniel: el hombre que controlaba una de las corporaciones más grandes del país, sentado solo, a la luz tenue de una lámpara, absorto en revistas de cunas y pañales. Vio cómo arrugaba la frente, sopesando las opciones de seguridad para bebés con la misma seriedad que evaluaba una fusión empresarial.

La imagen la conmovió hasta las lágrimas. El dolor que ella había sentido por su abandono se suavizó ante la abrumadora evidencia de su devoción. Ella se dio cuenta de que él estaba dedicando su energía total, su mente brillante y su tiempo precioso, a ellos. A ella y al bebé.

—Ha cambiado—, pensó Ana. —Ya no es el hombre que me exige; es el hombre que me suplica ser parte de mi vida.

Ana rompió el silencio, su voz suave y apenas audible. "Daniel, ¿qué haces?"

Daniel se sobresaltó y cerró la revista de golpe, sintiéndose expuesto. Se puso de pie de inmediato.

"Ana. Te traigo el agua. No, aún no duermo. Estaba... revisando algunos detalles para el cuarto del bebé. Ya sabes, logística," se excusó Daniel, tratando de sonar casual, pero con un rubor visible.

Ana se acercó a la mesa, su mirada fija en la pila de revistas. Su mano se posó sobre la portada de "Maternidad de Alto Riesgo."

"¿Música clásica para el bebé?" preguntó Ana, levantando una ceja, con un atisbo de sonrisa.

"La Doctora Herrera mencionó que ayuda al desarrollo cognitivo. Estoy investigando," respondió Daniel, su voz llena de una sinceridad desarmante.

Ana no pudo evitar que la sonrisa se ensanchara. Se acercó a él.

"El cuarto de Martín está bien. No tienes que leer esto, Daniel. Yo me encargaré," dijo Ana, pero sin reproche, sino con un tono de cansancio cariñoso.

Daniel negó con la cabeza, su mirada suave. "No. Yo me encargaré. Yo te cuidaré. Y este bebé es tanto mío como tuyo, Ana. Permíteme hacer esto. Permíteme ser tu compañero en esto."

En ese momento, Ana supo que el amor de Daniel ya no era una cadena. Ella sintió el último resquicio de su "acero" romperse, cediendo al hombre que se había ganado el derecho a estar allí.

"Está bien, Daniel," cedió Ana. "Pero si vas a leer eso, al menos léelo conmigo."

Ana tomó la revista y se sentó en el sofá, dejando espacio para él a su lado. Daniel se sentó, su corazón latiendo con una esperanza indescriptible. Por primera vez en meses, el hombre y la mujer que se amaban compartieron la misma intención y la misma cercanía.

Pasaron los meses. Daniel y Ana pasaron de compartir la revista en el salón a planificar juntos el cuarto del bebé. Su relación se convirtió en una danza íntima de servicio y gratitud. Daniel aprendió a medir el pulso emocional de Ana, a anticipar sus antojos y a protegerla de las presiones de la empresa. Ana, a su vez, se relajó ante su presencia, su 'acero' cediendo lentamente ante la prueba irrefutable de su amor. El "cuarto de invitados" se sentía más como una farsa que como una frontera.

Una tarde, a los seis meses de embarazo, mientras buscaban cunas y artículos de seguridad, visitaron una boutique de lujo. Daniel estaba absorto en los detalles técnicos de los asientos de seguridad.

Ana se encontró caminando hacia una sala de exhibición que imitaba una habitación de bebé terminada. Las paredes eran de un suave color neutro (crema y gris perla), y había una cuna de madera con un móvil de animales del bosque. La escena era de paz y promesa. Era la materialización del futuro que habían luchado por recuperar.

Daniel la encontró allí. Vio su rostro, lleno de una melancolía esperanzadora, y siguió su mirada.

Daniel se quedó inmóvil en el umbral. Por un momento, olvidó la empresa, el divorcio y el cáncer. Solo vio esa pequeña habitación: el primer hogar de su nuevo hijo. Un futuro que él casi había destruido con su ego.

La imagen lo golpeó con una conmoción abrumadora. Su garganta se cerró. Los ojos de Daniel, normalmente fríos y calculadores, se llenaron de una humedad que se negaba a convertirse en lágrimas. Daniel, el hombre de acero de las finanzas, era ahora el padre vulnerable ante el milagro.

Ana, al girarse, lo notó de inmediato. Vio la expresión de Daniel, descompuesta por la emoción, su mano temblando ligeramente mientras se apoyaba en el marco de la puerta.

"Daniel, ¿estás bien?" preguntó Ana, acercándose a él, la preocupación superando el resentimiento.

Daniel se aclaró la garganta, luchando por el control. "Sí, sí, por supuesto. Es solo... es que es tan real. Un nuevo bebé," susurró, y en ese momento, su voz se quebró.

Él no estaba llorando por la culpa; estaba llorando por el milagro que ella le estaba dando. Lloraba por la vida que había ganado y la fragilidad de ese futuro.

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ana
Que suerte q regreso, ojalá y esos malditos no se salgan con la suya y q Ana los destruya 💪🤞🤞
ana
Es un estúpido 🤦🏽‍♀️
Rosa Maria Gonzalez
muy bueno. me hizo caer una lágrima!
ana
Excelente te atrapa, muy pero muy bonita la historia tiene de todo. La super recomiendo
Maredys Marquez
son muy tontos 🙄🙄 no hay nada más bonito que ese tiempo con el recién nacido 🥰🥰 y juntos
Claudia Patricia Cruz Saa
Ana ciertamente Daniel te engaño, pero ése hombre te ama y te lo ha demostrado con hechos date una nueva oportunidad de recuperar tu familia ése rencor no te dejará nada bueno
neumidia ruiz
el amor lo puede todo ,Ana debe permitirse ser feliz si lo ama está tribulación debe hacerlos más fuerte y unidos , menos el maduro
ana
En las buenas y más en las malas
ana
De su parte lo veo egoísta xq la familia tiene q estar junta
ana
Me esta gustando gracias 🥰
Maredys Marquez
uuhhhmmm....🤔🤔 pero no me gusta la actitud de Ana demasiado yo puedo yo hago a veces hay que dejarce ayudar para eso es la pareja y el compañerismo los dos cometieron errores
Mary Ney
Es una realidad de una enfermedad muy bien narrada
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