ERROR: Rojo Carmesí

—Valeria Nuñez, usted va a firmar este trato conmigo.-Rouse la animó, seguía con el bolígrafo extendido.

Valeria lo miraba como si le estuviera entregando alguna arma mortal.

—Usted dijo que lo haria.-Se encogió de hombros.

—Eso no es verdad.

Valeria Nuñez se levantó de la mesa moviendo la un poco. Damián vio como aprovecho ese sobresalto para tumbar su cartera al suelo que la señora de inmediato se agachó a alcanzarla.

Rouse con rapidez le deslizó el celular a Damián. El lo miró y dudo un segundo.

—hazlo.—Susurro la chica de rojo.

Valeria Nuñez levantó la vista, para la suerte de ellos ya habia insertado el chip.

—Valeria, siéntese.—Habló Rouse con tono condescendiente.

La mujer se veía agitada, estaba a punto de entrar en pánico. Miraba a los ojos tranquilos y rojos de Rouse. Damián comenzaba sentir algo de pena por la mujer, esa pena seria mas si no fuera complice de asesinato.

—Me tengo que ir.—Enuncio ella casi en un susurro.

—No, no es cierto.—Espetó Rouse.—Su esposo no está en la ciudad y ahora no tiene a su hijo, su asistente personal se está encargando de sus cosas ¿O me equivoco?—Hizo esa pregunta en un susurro demasiado tranquilo.

La señora no respondio a se y se sentó tambaleándose, miraba a Rouse a los ojos esperando que dijera algo más.

—Bien.

—¿Si firmo me dejara ir?—Cuestiona Valeria, y traga saliva.

—¡Por supuesto!—Rouse se llevó una mano a su mentón.—Aunque no entiendo por qué ahora ha tomado esa actitud. Hace un rato había dicho que estaría encantada de hacer un trato conmigo.

—No lo recuerdo.—Murmuró ella.

—Ha bebido mucho. No estamos en las mejores condiciones pero yo he bebido menos que usted así que sigo algo consiente.

Damián sintió un tic en su ojo derecho, hasta el se sentia estresado y asfixiado de escuchar esa voz. Valeria Nuñez comenzó a rascarse el cuello y a sudar.

—Sabe, ya no quiero discutir. Páseme ese papel.—Dijo la señora y Rouse se lo entregó.

Rouse miro a Damián durante unos segundos completos mientras Valeria firmaba.

El se sintió realmente incómodo, esperaba que la alagara, eso era pero se rehusaba por completo. Ella no era Erica, no le gustaba ni un poco por más maquillaje y ropa extravagante que usara no era ella.

—Me gusta tu moño, Isaac.—Le dijo pero Damián miro hacia otro lado.

—Gracias.

—¿Tu corte de cabello es nuevo?

—No.

Le dirijo la mirada a Rouse, ya no usaba la sonrisa usaba la misma mirada que le aplicó cuando le dijo que no saldría.

—Lindo vestido.—Murmuro entre dientes y sus ojos se iluminaron como los diamantes que traía en sus aretes.

—Gracias.—Le agradeció en voz baja.

—Listo.—Interrumpio Valeria Nuñez.

—Un placer hacer negocios con alguien como tu. Alguien que entiende los verdaderos sacrificios.

A Damián se le revienta revolvió el estómago.

—¿Verdaderos sacrificios?—Pregunto entre dientes y Valeria se levantó de la mesa.

—No se que están insinuando...

—¡Nada!—Rouse se levantó y le coloco una mano en el hombro de la señora.—Oh Dios no era mi intención ofenderla.

—¿Permite que sus empleados opinen cuando vienen a sus reuniones?—Miró a Damián de reojo.

Y Damián vio como John se acercaba a la señora por detrás y le quitó el collar del cuello como si le hubiera quitado una pelusa en su cabello. Damián trago saliva, había visto a muchos ladrones por medio de camaras quitarla cosas a las personas sin que ellas se dieran cuenta pero nada tan limpio como había hecho aquel chico.

—Tiene mucho que aprender.—Velaria quitó la mano de Rouse de su hombro. Miro su celular en la mesa y lo tomó guardandolo en su cartera.

—Tal vez si me rodeo de alguien como usted pueda aprender.—Ahora Rouse fingía, fingía tan bien ser una chica buena que si no la conociera se lo hubiera creído.

—Quizas.—Dijo Valeria y paso por un lado de Rouse chocando su hombro.

La chica elegante cerro sus ojos con fuerza. Se giro para mirar a Damián que se mantenía firme en su lugar. Se estiró los guantes más arriba.

Abrió la boca para decir algo pero luego cerró la boca.

Eso, eso.

Había arruinado su misión y la había dejado sin palabras.

Tenía que seguir haciendo estos arruinar sus misiones, era su punto débil.

Rouse caminó hasta la salida con el sonido de sus tacones haciendo eco en el lugar, aunque habían más sonidos, las personas riendo, copas chocando en un brindis, botellas de champán siendo destapadas Damián solo escuchó el sonido de sus tacones.

Decidió salir del trance y la siguió.

.........

—Vamonos.

Rouse dijo con fuerza abrió la puerta de atrás y se quitó los tacones.

—Denisa, serás la conductora de Victoria hoy.

Denisa enarco las cejas, su señal de "te lo dije" y una advertencia de que Rouse tendría un sermón. El sermón lo tendría ella, su plan tuvo un error un error que casi les cuesta años de trabajo.

Denisa abrió la otra puerta y salió. John que estaba en el asiento del copiloto protestó:

—Si no va a manejar Damián yo quiero hacerlo.

—Tu sigues castigado.—Rouse lo miro entrecerrando los ojos y una voz amenazadora.

Miró hacia atrás donde se encontraba Damián parado justamente en la salida del callejón. Rouse sintió un hueco en el estómago. No eran mariposas, eran náuseas, era ese sentimiento, ese mal presentimiento que te avisaba que las cosas estaban realmente mal.

Pero todo estaba bien.

Todo. Bien.

Tenía que estarlo, debía estarlo.

Rouse sonrio y le lanzo un beso volador. Se lanzó en ella siento trasero recostandose y colocando sus pies en el vidrio.

—Maneja rápido y procura no arrollar a Damián.—Ordeno y Denisa sin preguntar siguio sus órdenes.

.........

Suspiró y se lanzó dramáticamente en su sillón.

—Damian por poco arruina el plan.—Murmura y coloca un cojín en su cabeza. Luego lo toma y lo lanza en dirección a Denisa.—¡Y TODO ES TU CULPA!

Seguido de su grito Denisa esquivo el cojín y se escuchó un vidrio roto. John corrió a donde estaban las chicas.

—Rouse ¿Puedes avisar cuando vas a gritar por favor?—traía puesto un delantal de cocina y guantes.

—¿Mi culpa?—Pregunto Denisa ofendida ignorando a john.—Tu eres a la que le gusta recoger a hackers de la calle.

—No es de la calle.—Rouse se sienta y piensa entrecerrando los ojos.—Lo bueno es que sigo siendo buena para la persuasión, Valeria se creyó casi todo así que tengo que dejar de divertirme manipulandola para decirle que ya se todo.—Niega con la cabeza.—Ahora tengo toda la semana libre.—Su voz sonó casi como un puchero.

Era la reina del melodrama.

—Que bueno, mi mamá me dijo que quería que pasara el fin de semana con ella.—Dijo Denisa entre un suspiro.

—¿En serio? Que linda, saludala de mi parte.

Rouse cambio su mueca a una sonrisa de oreja a oreja en un segundo. Miró a John esperando que el dijera sus planes.

—Mi Abu horneara galletas.—Responde por fin.

—Dile que pasaré a buscar algunas, son realmente adictivas.—Rouse se sentó en el reposabrazos del sillón y comenzó a mover sus piernas como si fuera una niña pequeña.

—¿Y tú qué piensas hacer con tu semana libre, Rouse?—Pregunta Denisa con sus brazos cruzados y una sonrisa que a pensas puede distinguir.

Rouse sonrío.

—Recuerden que sigo teniendo secretos.