Mi Sugar Baby

La verdad es que esos tales dos meses salieron fue de la imaginación de Cinzia y Nohelis. Jamás Patricia ha opinado acerca de la fecha, pues ella es la que menos quiere tener una boda. Ella solo quiere ser libre y un matrimonio para ella es sinónimo de cárcel.

—¿Dos meses? —Axel inmediatamente miró a Patricia y esta agachó la mirada; ahí comprendió que ella no ha dicho nada de fechas.

—Sí, hijo. Es un tiempo más que suficiente para que se organice todo. —Cinzia dio su opinión.

—Está bien, ¿qué tal el 24 de agosto? —Axel lo dijo no más para quitárselas de encima. Fue una fecha al azar sin imaginarse que esa fecha se le quedó grabada en la mente, pues es la fecha de cumpleaños de Angélica que leyó de su currículo.

—Pero cae un domingo. —Rápidamente Nohelis miró en su celular la fecha e hizo la observación.

—Yo quiero ese día y punto. Si no es más, me retiro. Hoy tengo mucho trabajo en el emporio, pues mañana debo viajar a Milán a primera hora. —Axel se levantó de la silla y, sin despedirse, salió del comedor.

Todos estaban asombrados ante la actitud de Axel, y Cinzia rápidamente lo excusó.

—Hay que entenderlo, esta estresado por la semana de la moda de Milán. Es la primera en que va a estar solo como CEO de Darko Luxure, y quiere que todo le salga perfecto. —Todos aceptaron la explicación de Cinzia y pasaron a la sala a tomar el café.

Axel, al llegar al emporio, fue directamente al taller de confecciones para revisar la costura del último vestido de la colección. Marisolio estaba desde esa mañana al pie del cañón, batallando con las modelos, haciéndoles los últimos retoques a los vestidos que ya tenían listos el fin de semana.

—Quieta sopenca. Mira que la chuzo y después dice que fue un accidente laboral. Pareces con beriberi. —Marisolio peleaba con Mariela, una de las modelos que él mismo escogió.

Luego de que organizó el vestido: “amanecer de pasión”, pasó al vestido: “mediodía de nostalgia”.

—¡Auch, me chuzaste! —gritó Milcaris, la otra modelo. —¡Por favor, ponga más cuidado!

—¿Me estás diciendo que ponga más cuidado? ¿A mí? ¿A mí? ¡Si la bruta eres tú! Quién te manda a sumir barriga y cuándo voy a poner el alfiler botas el aire, tonta. Después le saco las tripas. —Marisolio regañaba a la atrevida.

Terminaron y pasó a la otra modelo con el diseño: “ocaso de entrega” y esta vez la modelo Ana tenía unos senos tan grandes que Marisolio a duras penas acomodó las pechugas en el diseño del corset.

—Ay, me apretás mucho. ¡aflojalo que me ahogo! —Marisolio estaba que volaba de la rabia que tenía; le provocaba agarrar el alfiler y espicharle las siliconas que tenía en las tetas.

—Brzzz, ay Dios mío, ¡dame paciencia y en las nalgas resistencia! —En ese momento alcanzó a ver a Axel y salió corriendo hacia él. —¡Axelito, Axelito! ¡Renunció! Estas brujas me van a sacar canas verdes; mira que son bien fastidiosas. Se creen los ángeles de Victoria's Secret y a duras penas llegan a ser las gallinas de los secretos de Victoria.

Axel mira a Marisolio y, al escuchar la palabra ángeles, él se imagina a Angelica en su vestido: “Noche de Lujuria”.

—Marisolio te recuerdo que tu mismo fuiste el que las escogiste. Así que, ¡te aguantas! —Marisolio se pone a llorar.

—Bua, bua, bua. No me las aguanto, no me las soporto. ¡Las odio a todas, brujas feas! —Axel se sobaba la sien, estaba tan estresado que no soportaba ni los berrinches de Marisolio.

—¡Cállate, Andreino Marisolio! Necesito que estés sereno y yo necesito tranquilidad. Esta noche debe de quedar todo listo. —Axel regañó a Marisolio y este inmediatamente se calmó. Lo debe hacer, Axel tiene razón y todo debe quedar terminado esta misma noche. —¿Qué modelo va a usar Noche de Lujuria?

—Lo va a usar Jerlys. —Marisolio, ya más calmado, le respondió.

—Entonces que el último lo use Lety. —Axel le dio la orden a Marisolio y se fue nuevamente a supervisar la confección del último vestido.

Aún no tenía nombre y su mente estaba en blanco; no sabía cómo bautizar su raro diseño, como le decía Marisolio. Las horas, el día, el tiempo y no sabía aún cómo llamarlo.

Mañana debía viajar; Milán lo esperaba y de ahí se definen muchas cosas de su carrera. «¿Su nombre será grande o su carrera tendrá algún tropiezo?» Pensaba Axel, preocupado.

Mañana todo cambiará para él, y deberá seguir adelante sin su musa. Mañana es para siempre...

Sus ojos se abrieron y se devolvió a donde Marisolio.

—¡Marisolio, lo tengo! —Axel estaba eufórico y eso asustó a Marisolio.

—Ay Axelito, ¿qué tienes? ¿Qué pasó? ¿Dónde te duele? ¡Una ambulancia! —Todos los que estaban en ese momento en el taller corrieron a socorrer al jefe.

—Idiota, no tengo nada malo. Tengo es el nombre del vestido. —Marisolio por fin puede respirar tranquilo y el personal también.

—Tranquilos, fue una falsa alarma, un simulacro. ¡Que no panda el cúnico! —Marisolio los calma y se queda esperando que Axel hable. —¿Y cuál es el nombre?

—“Mañana es para siempre” ¿Qué tal? —Axel da el nombre y a Marisolio no le cuadra que un vestido tan feo tenga un nombre tan bonito.

—El nombre está muy puppy, pero el vestido aún no me gusta. —Axel se sonríe, sabe que el vestido va a ser el más hermoso, claro que después de su obra maestra: “Noche de lujuria”.

Todo el equipo de trabajo siguió en las tareas encomendadas y Marisolio le puso la “noche de lujuria” a Jerlys. Esta chica es más llevadera, es como un jardín primaveral y se dejó guiar por el gusto y las mañas de Marisolio.

—Mmmm, no sé. Algo no me cuadra. Ese vestido es demasiado hermoso para ti que eres, mmm... equis. Pero bueno, Axelito aceptó que lo modelaras tú y él es el que manda. Y el que manda manda aunque mal mande. Ay, me enredé. —Marisolio no dejaba de ser como una piedra chiquita que se le mete a uno en el zapato cuando va de afán a una entrevista de trabajo.

—Trataré de hacerlo lo mejor que pueda. Gracias por la oportunidad. —Jerlys trataba con toda la calma del mundo a Marisolio.

—Lamba, que eso es gratis, mamita... Listo, quítate todo con cuidado, no se vaya a chuzar por boba. ¡La siguiente! —Marisolio llamó a Lety y se fue a buscar a Axel a ver si el esperpento de vestido ya estaba terminado.

Cuando llegó a la zona de las costureras, sus ojos se fueron a un vestido dramático, pero hermoso.

—¡Oh, por Dios! —Marisolio se llevó las manos a la boca.

—Te presento “Mañana es para siempre”. ¿Qué te pareció? —Axel le preguntó a Marisolio al presentarle su caótica creación.

—¡Divino! Y yo que no le tenía fe a ese bicho. —Marisolio lo tomó y fue a donde estaba Leticia.

—Mira, flacucha afortunada. Yo que pensaba que el vestido era feo y que iba a ser apenas para ti. Pero tendrás el privilegio de ponerte algo bonito. —Marisolio tira su veneno a Lety.