Cristell obtiene una pasantía en una empresa de renombre. ¡Una oportunidad única! Sobre todo porque el CEO le da un puesto demasiado cercano a su corazón y así, ella descubre que su jefe se encuentra enamorado de una secretaria dulce. ¿Quién es esa señorita afortunada?
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CONMIGO
Escribo. Me falta poco para terminar un memo, me acomodo mis anteojos y doy un sorbo a mi té. ¡Tres de la tarde! Escribo la última palabra, pongo el punto final y…
—¡Buenas tardes! —Su saludo es fresco, su voz es muy agradable y me observa con atención—. ¿Se encuentra Massimo?
Andrea Licona espera una respuesta.
—¡Lo siento! El señor Ferrazzi salió. ¿Tiene cita con él?
—No, no tengo cita. Pasé a saludarlo.
¿Por qué saludar a un hombre que no tiene interés por ti?
—Sí gustas, puedo comunicarte con él.
No responde, sus ojos están clavados en mí. Su sonrisa deja de ser cálida y su mirada se torna examinadora. ¿Por qué me observa así?
—¿Cuánto tiempo llevas trabajando aquí?
—Cumplí un mes.
—¿Siento que te he visto en otro lugar? —Su ceja se enarca, se pone pensativa y…
—Quizá…
—¡Tú eres su novia! —Exclama con sorpresa y pena—. ¡Eres la novia de Massimo!
Me pongo nerviosa, su voz es tan fuerte que hace que algunos compañeros de la oficina voltean a mirarnos.
—Cristell Corona, ¡mucho gusto! —Le ofrezco mi mano para saludarnos.
—No te reconocí. ¿Eres su secretaria también?
—Quieres ir a la cafetería —me atrevo a sugerir.
En la cafetería no hay nadie, elegimos una mesa pegada al balcón y el viento permite que no se sienta bochorno alguno.
—Estoy sorprendida —admite ella.
—¿Por qué?
—Bueno, siempre me pregunté cómo sería la novia de Massimo cuando él quisiera tener novia. Lo conozco desde que teníamos dieciséis años, siempre fue el galán de la escuela pero nunca salió con alguien de verdad.
—¿Tenía citas fugaces?
—No. En realidad él siempre fue muy recatado en esas cosas. Había días en los que yo me daba cuenta de que algo le pasaba, como si la pasara mal, pero siempre estaba interesado en ayudar a los demás.
¿Pasarla mal? ¿Desde hace cuánto que Massimo vive con VIH? Recuerdo que Massimo me confesó que solo tres personas en el mundo saben sobre su diagnóstico: su madre, el médico y yo.
—¿Es verdad que suele ser duro y frío con las personas ajenas a él?
—Sí. De hecho con sus empleados es muy tajante. Sus anteriores secretarías solían sufrir mucho. ¡Él era muy autoritario!
¿Y por qué conmigo no es así? ¿Por qué a mí me da su dulzura? ¡Que boba soy! Massimo me quiere en su vida para lograr su objetivo de vida.
—¿Tú le quieres? —No me da miedo preguntarle.
—Sí. Es mi amigo.
Su mirada irradia sinceridad y hay algo que de pronto, me causa curiosidad.
—En mi primer día trabajando aquí, supe que tú y él tendrían una cita con intenciones románticas. Te compro flores y él dijo que te gustaron. Pero a pesar de eso…
—Él no me quiere como yo desearía que me quisiera —admite—. Mi madre intentó arreglar esa cita con la madre de Massimo para ver si era posible que después de tantos años de conocernos podríamos terminar casados. ¡Todas quieren a un hombre como él! Tiene buena posición, es de una familia importante y es muy guapo. Aunque yo llegué a sentir algo por él, sé que él no me verá de esa forma y por eso me conformo con ser su amiga. ¡Él ha sido muy bueno conmigo! —una lágrima le escurre del ojo izquierdo, le ofrezco una servilleta.
Me atrevo a tomar su mano por encima de la mesa, sonrió con amabilidad y…
—¡Gracias por contarme esto!
—Espero que no te moleste que yo venga seguido a verlo o que tal vez…
—No me molesta. Yo sé y entiendo la relación que ustedes tienen. Entre él y yo hay confianza.
Sonríe tenuemente.
—Últimamente se esparció un escándalo entre nuestro círculo social en el que Massimo y yo nos vemos envueltos.
—¡Lo lamento! Sé que ustedes son figuras públicas.
—Y a veces me gustaría dejar de ser una figura pública, pero no puedo —intenta sonreír—. Como sea, se dice que yo me metí con Massimo y quedé embarazada de él. Pero todo eso es falso. Ese día…
Rubén, Andrea y Massimo se encontraban festejando su graduación de la universidad. Bebieron, bailaron, se divirtieron y cuando Massimo abandonó la casa, Andrea se quedó a solas con Rubén. Ellos se acostaron y en su momento de disfrute, sembraron semillas que les dieron fruto. Al mes de aquella fiesta, a ella no le bajó la regla, pensó que algo andaba mal pero quiso ser paciente, dos semanas después decidió comprar una prueba de embarazo y entonces confirmó aquella realidad. Fue a buscar a Rubén para hablar con él, pero este se negó a hacerse responsable y le pidió que nunca le volviera a hablar. ¡Rompió la amistad y el afecto que decía tener! ¿A quien acudiría ella? ¿Qué le diría a sus padres? ¿Qué se supone que debía hacer? Así que se armó de valor y fue con Massimo. Ella le contó todo, todos los detalles crueles que Rubén le dijo y conmovido por los hechos, Massimo le dijo que él la ayudaría. Que aunque no la amaba de forma romántica, por su amistad incondicional, él se convertiría en el padre de aquella criatura y así formarían una familia para que ella no perdiera la aprobación de sus padres. Planearon casarse lo más pronto posible, pero tres días antes de la boda civil, ella sufrió un aborto espontáneo. La sangre le escurrió por las piernas, le dolió el vientre, ella lloró como nunca y una vida murió aquel día.
—…después de eso tuve que contarles a mis padres y Massimo estuvo conmigo durante ese proceso. Hoy que ya pasaron varios años, Rubén se ha encargado de divulgar aquel rumor con la intención de perjudicarnos a Massimo a mí, pues Rubén no tiene el mismo éxito que tenemos nosotros. Le dije a Massimo que la boda ya no tenía por qué llevarse a cabo y así, el tiempo nos lleva al día de hoy.
¿Cuánto valor debe requerir para alguien el poder confesar aquellos pesares que no todo el mundo es capaz de entender?
—Gracias por contarme esto.
—Massimo es mi amigo y como te dije antes, lo quiero. Me da gusto verlo enamorado y por eso quise contarte esto porque yo también quiero ser tu amiga. ¡Se ve que eres muy buena persona! Irradias confianza y estoy segura de que por eso, Massimo te ha elegido a ti como su novia.
¿Por qué saludar a un hombre que no tiene interés por ti? Massimo si tiene interés en ella, pero no tiene el mismo interés que siente por mí. ¡A mí me ama! A ella la quiere como a una hermana.