NovelToon NovelToon
Un Nuevo Amor

Un Nuevo Amor

Status: En proceso
Genre:Madre soltera / Mi novio es un famoso / Capitán deportivo
Popularitas:4.8k
Nilai: 5
nombre de autor: Angela Cardona

A veces, el amor llega justo cuando uno ha dejado de esperarlo.
Después de una historia marcada por el engaño y la humillación, Ángela ha aprendido a sobrevivir entre silencios y rutinas. En el elegante hotel donde trabaja, todo parece tener un orden perfecto… hasta que conoce a David Silva, un futbolista reconocido que esconde tras su sonrisa el vacío de una vida que perdió sentido.

Ella busca olvidar.
Él intenta no rendirse.
Y en medio del ruido del mundo, descubren un espacio solo suyo, donde el tiempo se detiene y los corazones se atreven a sentir otra vez.

Pero no todos los amores son bienvenidos.
Entre la diferencia de edades, los juicios y los secretos, su historia se convierte en un susurro prohibido que amenaza con romperles el alma.

Porque hay amores que nacen donde no deberían…

NovelToon tiene autorización de Angela Cardona para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

por fin un beso...

Eran las seis de la mañana cuando David abrió los ojos.

El amanecer apenas clareaba detrás de las cortinas del hotel, y lo primero que hizo fue tomar su teléfono.

Nada.

Ni una sola respuesta al mensaje que había enviado la noche anterior.

Suspiró, miró el techo por unos segundos y se pasó una mano por el rostro. No podía detenerse en eso: el día sería largo, exigente, decisivo.

Se levantó, fue directo a la ducha y abrió el agua fría. El chorro lo despertó por completo. Cerró los ojos, dejando que el agua resbalara por su rostro mientras su mente repasaba las jugadas, oraba en silencio y se concentraba en la final. Sabía que no podía permitirse distracciones, aunque una de ellas —con nombre y sonrisa— se metía sin permiso en sus pensamientos.

Después de unos minutos salió, se vistió con su ropa deportiva y empacó cuidadosamente su maleta: uniforme, guayos, botella de agua, y ese amuleto que su hijo le había regalado hacía años. Antes de salir de la habitación, tomó el celular y escribió:

> “Buenos días, hermosa. Hoy voy a estar muy ocupado, no creo tener tiempo para escribir más tarde. Por favor no faltes al partido, te espero. En serio espero verte. Que tengas un día tan hermoso como tú.”

Guardó el teléfono en el bolsillo y se marchó rumbo al salón principal del hotel, donde el equipo ya lo esperaba.

---

Horas más tarde, Ángela despertó.

Se sentía descansada, liviana, como hacía tiempo no se sentía. Se estiró en la cama, tomó su celular para mirar la hora y vio una notificación. Al abrir el mensaje, su corazón dio un salto.

Era David.

Leyó el texto lentamente, y un suspiro se escapó de sus labios.

—No puede ser… —murmuró sonriendo apenas.

Era increíble lo que él generaba en ella. No entendía cómo había llegado tan lejos, cómo alguien como él podía hacerla sentir así.

Dejó el teléfono sobre la cama y se dirigió a la cocina para preparar su desayuno. Mientras el aroma del café llenaba el ambiente, fue repasando mentalmente todo lo que debía hacer antes de ir al estadio. Quería tener todo listo, no solo por el partido, sino porque en el fondo sabía que lo vería.

En la sala, su familia ya estaba reunida: sus padres, sus hermanos, cuñados y sobrinos. Todos hablaban emocionados.

—¡Angela ! —le dijo su madre con una sonrisa—. ¿Cómo te sientes sabiendo que vas a ver la final del equipo que tanto amas?

—Debe ser increíble trabajar tan cerca de ellos —añadió su hermano.

Ángela sonrió con calma y respondió con naturalidad:

—Sí, la verdad es que es emocionante… —y bebió un sorbo de café.

Pero en su mente pensó: si tan solo supieran en la locura que estoy metida...

Minutos después, realizó una videollamada con sus hijos. Les dijo que los amaba, que mañana volverían a verse y que disfrutaran el día. Ver sus sonrisas siempre le daba fuerzas.

---

Mientras tanto, David estaba reunido con todo el equipo. Uno de los directivos del club, de pie frente a ellos, dio una instrucción clara:

—Muchachos, cada jugador debe pedir las boletas para los familiares que los acompañarán. Tienen derecho a estar cerca del banco, e incluso dentro de la cancha si ganamos.

David levantó la mano:

—Yo necesito dos. Una para mi hijo mayor y otra para una persona muy especial.

Su compañero Andrés, con una sonrisa pícara, comentó:

—¿Solo dos, capitán? ¿Y tus padres?

—No están en el país —respondió David tranquilo—. Y Diana solo me dio permiso para traer a mi hijo mayor.

Andrés lo miró y le dio una palmada en el hombro.

—Calma, amigo. Todo llega. Ya podrás tener a tus hijos contigo. Es cuestión de tiempo… y sanar.

David asintió, agradecido, y el compañero insistió curioso:

—¿Y la otra boleta? ¿Quién es esa persona especial?

David sonrió, esquivando la mirada.

—Deje el chisme, hermano. Ya sabrá.

Ambos rieron y la charla continuó.

Más tarde, cuando tuvo un momento libre, llamó a su hijo Jero.

—Hijo, necesito que llegues temprano al estadio. Te darán tu entrada VIP. Quiero presentarte a alguien muy especial.

Del otro lado, el niño respondió con entusiasmo:

—¡Claro, papá! Como tú digas.

---

En casa, Ángela se preparaba para salir. Eligió la camisa del equipo, un poco holgada; no le gustaban las prendas muy ajustadas. Se puso un jean cómodo, zapatillas deportivas y dejó su largo cabello suelto, con suaves ondas. Apenas un toque de gloss, rubor, algo de iluminador y pestañas encrespadas. Natural, sencilla… hermosa sin notarlo.

A las tres de la tarde, se despidió de su familia y llamó a su amiga Daniela.

—Vamos ya para el estadio —le dijo—. Todos los del hotel nos reunimos allá.

Tomaron un taxi rumbo al estadio, conversando emocionadas.

Mientras tanto, David y el equipo subían al bus. Los ánimos estaban arriba; las oraciones, las risas y la tensión se mezclaban. Todos sabían que ese partido podía cambiarlo todo.

El bus llegó y el recibimiento fue apoteósico: tambores, banderas, cánticos, humo azul. David sintió la piel erizarse. Entraron al camerino: su camiseta colgada con su apellido brillaba bajo las luces. Cerró los ojos, respiró hondo y se prometió dejarlo todo.

---

En las tribunas, Ángela y Daniela esperaban para ingresar junto al resto de empleados del hotel. Charlaban, reían y tomaban fotos.

—¡Qué emoción! —decía Daniela—. Ojalá ganemos.

Ángela sonrió, pero por dentro estaba nerviosa. No por el marcador… sino por David.

¿Podría verlo entre tanta gente?

Cuando por fin entraron y ocuparon sus lugares, se dieron cuenta de que estaban lejos del campo, pero en buena ubicación.

De pronto, un hombre con el logo del club se acercó a ella.

—¿Señorita Ángela Velásquez?

—Sí, soy yo, señor. ¿Ocurre algo?

—Solo necesitamos su firma para constatar la asistencia de los empleados del hotel. ¿Podría acompañarme un momento?

A regañadientes, Ángela aceptó.

Pero a medida que avanzaban, notó que se dirigían hacia la zona VIP, muy cerca de la cancha. El hombre habló con otro empleado y este dijo en voz baja:

—Listo, ya está la otra entrada del “capi”.

Ángela frunció el ceño.

—¿Perdón? ¿Qué entrada? Creo que hay un error…

—No, señorita —le interrumpió amablemente el empleado—. Es para usted. Esta acreditación es de familiares de jugadores.

—Debe haber un malentendido… —intentó decir, pero justo en ese momento llegó un joven sonriente.

—Hola —dijo—, mucho gusto, Jero. Ahora entiendo a quién se refería mi papá esta mañana.

Ángela, todavía en shock, respondió:

—Mucho gusto, Ángela… qué pena, yo no sabía nada de esto.

—Tranquila —contestó el chico—. Disfrutemos la final, no se ve todos los días.

---

Los jugadores salieron al campo. El estadio rugía.

David buscó con la mirada entre el público… hasta encontrarla. Ella estaba ahí, junto a su hijo.

Sus ojos se cruzaron apenas unos segundos, pero bastó.

El pitazo inicial sonó. El rival marcó primero, y el ambiente se tensó. El tiempo corría, las jugadas iban y venían, los gritos llenaban el aire. Faltaban diez minutos cuando David, tras un pase largo, controló el balón, esquivó a un defensa y lanzó un disparo que estremeció la red.

¡Gol!

El estadio estalló.

David corrió hacia la tribuna donde estaban Jero y Ángela, los señaló y les envió un beso.

Minutos después, Ruiz marcó el segundo. El silbato final sonó, y la euforia fue total.

David buscó a su hijo entre la multitud.

Lo abrazó fuerte, ambos llorando de alegría. Luego, casi sin pensarlo, se acercó a Ángela y, aprovechando el caos, la besó en los labios.

El tiempo se detuvo.

El contacto fue breve, pero intenso. El roce de sus labios, el calor de su respiración, la electricidad del momento… un beso fugaz, pero lleno de ternura y deseo contenido.

Ángela retrocedió un paso, mirándolo con sorpresa.

Él, con una sonrisa tranquila, le tomó la mano y los llevó a ambos al centro del campo.

Ella no reclamó. Solo se dejó llevar, envuelta en la magia del momento.

La premiación fue un espectáculo: David levantó la copa, el estadio rugía, y Ángela observaba desde cerca, emocionada y sin comprender del todo lo que estaba viviendo.

Cuando él bajó del podio, se acercó a ella e intentó volver a besarla. Ella, tímida, se apartó un poco.

—Tranquila —susurró él—. No te preocupes.

Pasaron unos minutos entre risas, fotos y abrazos, hasta que Ángela se acercó a él.

—David, te felicito, de verdad. Pero tengo que irme…

—¿Tan pronto? —preguntó él sorprendido.

—Nadie de mi familia sabe que estoy aquí. Se preocuparían si no llego a la hora.

David la miró con una mezcla de picardía y ternura.

—Sabes que existen los teléfonos, ¿no? Puedes avisarles que llegarás tarde… o que quizá no llegues. —Le guiñó un ojo.

Ella sonrió, negando con la cabeza.

—No hay señal.

—Ven —dijo él, tomándola de la mano—. En los camerinos hay menos ruido. Ahí puedes llamar.

Mientras Jero se reunía con otros niños, Ángela llamó a su madre.

—Mami, tranquila. Puede que llegue tarde, voy a quedarme un rato con mis compañeros.

Su madre, feliz, la bendijo y le dijo que disfrutara.

Al colgar, David se acercó de nuevo.

Ella recibió otra llamada, esta vez de Daniela.

—Amiga , ¿dónde estás? Me tienes preocupada.

—Tranquila, luego te explico. Todo bien.

Colgó, y David la llevó a un rincón más apartado.

La miró fijamente, acarició su rostro con ternura y, sin decir palabra, se acercó despacio.

Sus labios se encontraron en un beso suave, profundo, lleno de emociones contenidas. No hubo prisa, ni necesidad de explicaciones. Solo el silencio, el latido compartido y la certeza de que algo entre ellos acababa de empezar.

Cuando se separaron, ambos sonrieron, sabiendo que nada volvería a ser igual.

1
Ana Cachon
Excelente historia, me encanta!!
GALYGAM
exelente
vianca mar
estoy enamorada del capi ❤🤭
Ana Gonzalez
más capitulos 🙏
Angela Cardona
Aprovecho este espacio para agradecer a todas las personas que se han tomado el tiempo de leer mi novela y dejarme un “me gusta”. 💕
Su apoyo me motiva muchísimo a seguir escribiendo y avanzando con esta historia. ¡Gracias de corazón por acompañarme en este camino! ✨
vianca mar
me encanta
vianca mar
me encanta es una historia muy atrapante y diferente.
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play